The 'Noboa Way': la política de seguridad del Presidente tiene sus resultados y críticas
Acorralado por la violencia narco, el gobierno de Daniel Noboa emprendió una 'guerra' contras las bandas, pero que genera también preocupación por las afectaciones a los derechos humanos.
El presidente Daniel Noboa entregando chalecos a policías en Quito, el 22 de enero de 2024.
EFE
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La fuga de una cárcel de Guayaquil del narcotraficante Adolfo Macías o alias 'Fito', al momento sancionado por EE.UU., dio pie a una fuerte ofensiva de organizaciones criminales en calles y cárceles que dejó al menos 20 muertos. La ola de violencia en Ecuador fue exactamente hace un mes, el 9 de enero.
Ante lo ocurrido, la respuesta inmediata del presidente Daniel Noboa fue ordenar un estado de excepción por 60 días para movilizar a los militares, pero esto atizó aún más la violencia con secuestros de uniformados y guardias penitenciarios, explosiones, ataques a estaciones policiales y hasta la toma armada de un canal de televisión en Guayaquil en plena transmisión.
Horas después, Noboa decretó el estado de "conflicto armado interno" y ordenó a los militares "neutralizar" a 22 organizaciones narcotraficantes a las que tildó de "terroristas" y beligerantes.
¿Qué ha ocurrido desde entonces? En un mes de 'guerra' contra el narco, policías y militares han detenido a más de 6.600 personas y de este total, solo 241 son presuntos terroristas.
Pero en medio de estas detenciones, que recuerdan a la tan aplaudida 'mano dura' de Nayib Bukele en El Salvador, el medio estadounidense The New York Times expone dos aristas del plan de seguridad de Noboa.
Por un lado, las intervenciones en las calles han "reducido la violencia y brindado un sentido precario de seguridad a lugares como Guayaquil, una ciudad de 2,7 millones de habitantes y puerto clave para el narcotráfico, impulsando la aprobación del gobierno a 76%" en una encuesta reciente".
Aunque desde la otra orilla, también hay críticas por los supuestos abusos de militares y policías. "Lo que está incrementando son casos de graves violaciones a derechos humanos", afirma un experto citado por el medio, Fernando Bastias, del Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos de Guayaquil.
Como referencia, el periódico, en su versión en inglés y en español, hace alusión a videos en redes sociales, donde jóvenes en las calles reciben golpes y "un adolescente obligado a restregarse un tatuaje del cuerpo hasta que le sangra el pecho".
Ecuador no es El Salvador
En el artículo periodístico, otro experto citado, un profesor de la Universidad de Cornell, Gustavo Flores-Macías, indica que Ecuador bien puede ser llamado como "un segundo laboratorio para las políticas de Bukele".
"La gente está tan desesperada que se compra la necesidad de estas políticas de mano dura para bajar la delincuencia", dice Flores-Macías.
Y agrega que el costo de esta política de rudeza representará un alto costo para las libertades civiles.
Una de las urgencias de Noboa es la construcción de dos nuevas megacárceles, al estilo de las prisiones en El Salvador, pero de las que se sabe muy poco.
Consultado sobre estas 'comparaciones' con el presidente millennial de El Salvador, Noboa respondió con un video en su cuenta de TikTok, una red social que utiliza para dar anuncios de gobierno antes que en medios oficiales.
"Yo creo en el modo ecuatoriano, creo en el Noboa way", dice el mandatario ecuatoriano.
Precisamente, sobre el país centroamericano, donde Bukele acaba de ser reelecto, el investigador del centro Chatham House, Christopher Sabatini, advierte que Ecuador lucha contra un enemigo diferente.
“El Salvador nunca fue importante para el narcotráfico. (...) Sencillamente es demasiado pequeño", dijo Sabatini al diario.
Mientras que Ecuador es un territorio clave para la logística, transporte y comercio de cocaína, y donde las bandas criminales tienen aliados en los carteles mexicanos y hasta en la mafia albansesa.
Así, en medio de la crisis de seguridad, donde antes había cuerpos colgados de puentes o botados en la calles de Durán, hoy los operativos de los militares y las detenciones son aplaudidas por la mayoría de ciudadanos.
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