Mandos medios de las bandas criminales salen de Guayaquil
El desorden reina entre grupos de delincuencia organizada, tras el traslado de cabecillas en las cárceles, según el general Víctor Herrera, comandante de la zona 8. Además, el estado de excepción altera dinámicas de la violencia en Guayaquil.
Policía tira al suelo a sospechosos durante una operativo en Pascuales, al norte de Guayaquil.
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En Guayaquil -epicentro de la violencia criminal de Ecuador- los homicidios se han reducido en lo que va de 2024 en 34,66%, respecto al mismo periodo del año anterior, en medio del estado de excepción y de las acciones emprendidas contra las bandas criminales del país.
En toda la zona 8 (sumando a los cantones Durán y Samborondón), la disminución de crímenes es del 11%. Pero la reducción es mucho mayor si se toma como referencia la media semanal de asesinatos en todo el distrito metropolitano, antes del 9 de enero de 2024.
“Ahora tenemos un promedio de 22 muertes violentas semanales (en la zona 8), de 102 antes del estado de excepción. Hay una reducción del 80% si comparamos la media semanal”, dice el general Víctor Herrera, comandante de Policía de la zona 8.
Unas 50.000 familias extorsionadas y 5.000 desplazadas al noroeste de Guayaquil
En ese contexto, Herrera le confirmó a PRIMICIAS el desorden que reina entre los grupos de delincuencia organizada en la ciudad, tras la declaratoria de 22 bandas narcodelictivas del país como terroristas.
El oficial lo atribuye a la estrategia de control estricto en el complejo de cárceles de la ciudad, en medio del conflicto armado interno, y a las facilidades que otorga la excepción para realizar megaoperativos y allanamientos sin orden judicial.
Como resultado, “muchos objetivos de valor intermedio han abandonado la ciudad”, dice Herrera. Es decir, mandos medios de las bandas criminales, sin órdenes que seguir, salen de Guayaquil ante las operaciones conjuntas de la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas.
Control en las cárceles de Guayaquil
El general explica además que los cabecillas de las bandas en las cárceles, quienes utilizaban teléfonos móviles para dar disposiciones desde sus centros de mando en las prisiones, han sido trasladados e incomunicados en espacios de máxima seguridad.
“Ahora las cárceles están controladas y es importante mantener ese control en el trabajo que se hace en conjunto con el Bloque de Seguridad”, indicó el oficial.
Al menos 31 traslados de terroristas se ejecutaron en las cárceles en el primer mes de estado de excepción y las Fuerzas Armadas volvieron a habilitar la cárcel de máxima seguridad La Roca, en el complejo carcelario de Guayaquil.
El estado de excepción de 60 días, que rige hasta el 9 de marzo, podría ser extendido por 30 días más. Mientras, el Gobierno pretende que sea permanente el acompañamiento de la Fuerza Pública al Servicio de Atención a Privados de la Libertad (SNAI).
Cambian dinámicas de la violencia
El estado de excepción trastoca las dinámicas de la violencia en Guayaquil. Pascuales, por ejemplo, en el norte de la ciudad, asciende como uno de los distritos más violentos este año. Mientras, Nueva Prosperina, al noroeste, cae cinco puestos.
El distrito Pascuales, que incluye a esa parroquia urbana a las vecindades de la Penitenciaría del Litoral, a Bastión Popular 1 y 2, y a ciudadelas como Mucho Lote y Las Orquídeas, comenzó a ascender el año pasado como una de las zonas de más violencia en Guayaquil.
Este año, por momentos se ha llegado a ubicar incluso como la zona con más asesinatos, por encima del distrito Sur, disputado por la salida de drogas por los puertos marítimos.
Actualmente, Pascuales es el segundo distrito más violento (sin contar a la ciudad vecina de Durán, en la Zona 8, que rebasa este año a todos los distritos de Guayaquil).
Eso contrasta con la situación de Nueva Prosperina (noroeste) que hasta el año pasado concentró la mayor violencia en la urbe, al nivel de ciudades top en el mundo, y que ahora ocupa el sexto lugar.
Nuevas alianzas y viejas disputas
En Nueva Prosperina, el grupo criminal de Los Tiguerones retomó una alianza con Los Choneros, que incluye a sus brazos armados de Los Fatales y Las Águilas; lo que ha contribuido en parte a la pacificación de la zona.
Mientras en Pascuales esa misma alianza de Los Choneros se enfrenta a Los Lobos, que según fuentes policiales del sector, se apoderaron de un territorio clave: La cooperativa San Francisco, vecina al complejo carcelario de la ciudad (en el kilómetro 16,5 de la vía a Daule).
Estas bandas también se disputan el mercado para el microtráfico de drogas en la zona norte. En zonas del sur la lucha es por el tráfico internacional de cocaína. Y en Durán, que registra seis veces más crímenes pese al estado de excepción, confluyen los dos problemas.
Las grandes operaciones policiales se han concentrado en las últimas semanas en la zona 8 (que abarca a Guayaquil, Durán y Samborondón) en tres de los distritos tradicionalmente más conflictivos y priorizados: Durán, Nueva Prosperina y Sur. ¿Qué pasa con Pascuales?
“El delito es dinámico, cambia. Ahora estamos apuntando el trabajo justo a distritos como Pascuales y Sur. Semanalmente estamos haciendo dos intervenciones macro, con alrededor de 400 policías, aprovechando el decreto 111 para realizar allanamientos”, explicó Herrera.
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