El PSC: Autopsia de un ocaso político en Guayaquil
Los socialcristianos prefirieron el silencio después de la derrota en Guayaquil y Guayas ante la Revolución Ciudadana. Fuentes del PSC aceptan que la falta de renovación y rivalidades en el círculo íntimo de Jaime Nebot aceleraron la agonía de la organización más influyente de las últimas tres décadas.
Militantes socialcristianos, el día de las elecciones seccionales en el Centro de Convenciones de Guayaquil, el 5 de febrero de 2023.
API
Autor:
Actualizada:
Compartir:
Los teléfonos estuvieron apagados. Ninguno de los dirigentes del Partido Social Cristiano (PSC) estuvo disponible para analizar una derrota electoral que terminó con 31 años de hegemonía de uno de los partidos más influyentes de las últimas tres décadas.
Especialmente en Guayaquil, la joya de la corona del PSC, que se ufanaba de haber reconstruido una ciudad sepultada en la basura y en la corrupción institucional luego de dos bucaramatos.
Tras la resaca electoral, solo hubo parabienes en redes sociales. La alcaldesa Cynthia Viteri usó Instagram para agradecer a los guayaquileños "por haber resistido cuatro años, los más difíciles de la historia de la ciudad" y felicitar al alcalde electo, el correísta Aquiles Álvarez.
A él le recomendó que cuidara a sus "perritos y gatos" del centro de acogida y que ame a la ciudad. Pero cero autocrítica.
Y como lo digital aguanta todo, también saludaron a Álvarez el vicealcalde Josué Sánchez, así como el aspirante a concejal Jorge Acaiturri.
Solo la prefecta de Guayas, Susana González, anunció que ha instruido a su equipo para que levantara información que garantice una transición efectiva con su sucesora de la Revolución Ciudadana, Marcela Aguiñaga, que ya saltaba en un pie.
Pero Jaime Nebot, que no suele huir de las tempestades, prefirió el silencio hasta la tarde del 6 de febrero, cuando se pronunció en su canal de Youtube.
Sin embargo, la noche del 5 de febrero, el líder del PSC no ocultó su molestia.
Fuentes del partido cuentan que, una vez finalizada la jornada electoral, Nebot citó a sus candidatos en un salón del Centro de Convenciones y enumeró sus desaciertos, no solo en la campaña, sino en su administración. "Todo esto jodió al partido", habría dicho el líder.
El 'informe forense'
Es que Viteri tuvo varios traspiés en el Municipio. En plena pandemia, ordenó bloquear con camionetas de la ATM la pista de aterrizaje del aeropuerto José Joaquín de Olmedo para evitar el aterrizaje de un avión de Iberia con 11 tripulantes que llegaban de Madrid.
Aunque esta acción no tuvo repercusiones penales en la Fiscalía de Guayas, sí provocó críticas de sus detractores.
Los escándalos continuaron en 2021, cuando se reveló que la administración de Viteri había destinado USD 400.000 para el proyecto Letras Vivas, que consistía en pintar paredes de la ciudad con frases de autores relevantes.
De inmediato salió a la luz otro contrato firmado en 2019 para la aplicación de aromaterapias por USD 237.450, que luego fue suspendido.
A eso se agregaron 12 convenios por USD 19,7 millones para limpiar Guayaquil y el plan Óleos del Bicentenario por USD 445.000, que también finalizó por las críticas ciudadanas por el "despilfarro" de recursos en plena pandemia de Covid-19.
Tanto la Contraloría como la Fiscalía de Guayas iniciaron investigaciones sobre esas contrataciones, sin que hayan determinado responsabilidades hasta la actualidad.
Para Viteri, las críticas eran orquestadas por sus enemigos políticos, quienes, según ella, no soportaban que una mujer liderara el municipio.
Pero el círculo íntimo de Nebot no veía con buenos ojos la actitud de Viteri, quien incluso desplazó de la Alcaldía a gente cercana al líder socialcristiano.
En medio de esta tormenta política, Viteri se casó en 2022 con Juan Carlos Vásconez, un empresario que había sido contratista de la municipalidad guayaquileña dos años antes y persona cercana al correísmo en temas de comunicación.
Y como la desgracias no llegan solas, en marzo de 2022, la Unidad de Análisis Financiero y el Servicio de Rentas Internas investigaron a Joaquín Villamar Cabello, exesposo de Cynthia Viteri, por sus negocios inmobiliarios realizados en 2020, cuando aún estaban casados.
Se refiere a la compra de 80 solares en el sector de Daular, en Guayas, una zona de expansión de la ciudad hacia donde se prevé construir el nuevo aeropuerto de Guayaquil.
En un comunicado, Viteri dijo que, sin su consentimiento, “Villamar creó una compañía en la que registró como accionistas a sus dos últimos hijos, mayores de edad”, acto societario que fue revertido durante un proceso jurídico.
"Búsquenlo y pregúntenle (a Villamar) lo que les dé la gana... No soy su madre", espetó Viteri a la opinión pública, lo que puso de cabeza a la cúpula socialcristiana, que ensayaba sin éxito una respuesta para reivindicar a la alcaldesa, que ya era su carta a la reelección.
La Aerovía también fue un dolor de cabeza para Viteri, por el fracaso del sistema como alternativa de transporte entre Guayaquil y Durán.
El consorcio Aerosuspendido Guayaquil, conformado por las empresas Poma SAS, de Francia, y la panameña Sofratesa, demandó al Municipio de Guayaquil por presuntos incumplimientos en el contrato.
Ahora la empresa pide una indemnización de USD 20 millones, que representan el 15% de lo invertido por el consorcio.
Rencillas y antipatías
La decisión de Nebot de impulsar la reelección de Viteri incomodó a un sector de la militancia que apostaba por la exvicealcaldesa Doménica Tabacchi. Pero ella no aceptó la postulación y se alejó de la política, en especial del PSC, partido al que nunca se afilió.
La parlamentaria andina Cristina Reyes reclamaba la candidatura a la Prefectura de Guayas, pero su líder ya había se había decidido por Susana González, quien ocupó el cargo tras la muerte de Carlos Luis Morales, en junio de 2020.
Esto indignó a Reyes, quien se fue del PSC por discrepancias con los militantes, en especial con Viteri, con quien tuvo un enfrentamiento en redes sociales.
“Cuando las discrepancias con algunos militantes de un partido son tan profundas, hay que renunciar a tiempo y con dignidad, para reducir la tensión y facilitar soluciones”.
Cristina Reyes
Otro 'damnificado' por las decisiones de Nebot fue el exconcejal Andrés Guschmer, que también quería llegar a la Prefectura de Guayas con el auspicio del PSC, pero terminó en el movimiento RETO.
“A todos los partidos tradicionales les cuesta aceptar que los tiempos cambian, que las generaciones evolucionan y que ellos deberían estar a tono con ese cambio. Por eso muchos partidos nacen y mueren con sus caudillos”, dijo Guschmer a PRIMICIAS en septiembre de 2022.
La falsa promesa de renovación desde la cantera socialcristiana hizo que el partido se dividiera entre los incondicionales a Nebot -o la vieja guardia- y la sangre nueva que apoyaba al PSC desde Madera de Guerrero, con Henry Cucalón a la cabeza.
El fin de una era
Así termina un proyecto de reconstrucción cívica que empezó a gestarse en 1992, cuando el líder histórico del PSC, el expresidente de la República, León Febres-Cordero, llegó a la Alcaldía de Guayaquil con el 62,2% de los votos.
Febres-Cordero heredó una ciudad llena de basura tras la polémica gestión de Elsa Bucaram, hermana de Abdalá, líder del Partido Roldosista Ecuatoriano (PRE).
El municipio era "un conventillo, una casa vetusta por dentro, pero sostenida por caña guadúa para que muchas paredes no se vinieran abajo", recuerda Liliana Febres-Cordero, en su libro 'León, mi padre'.
De inmediato, Febres-Cordero cerró la Alcaldía, "donde han robado la plata de una manera escandalosa", como afirmó el fallecido funcionario en un comunicado público.
Mientras esto sucedía, un enérgico Jaime Nebot lideraba la oposición como diputado al gobierno de Rodrigo Borja, lo que catapultó su carrera política hasta ser el candidato presidencial del PSC en 1996, pero perdió ante Abdalá Bucaram.
La denominada reconstrucción de Guayaquil, que involucró a importantes empresarios porteños, fue la obsesión de Febres-Cordero, quien lideró la construcción del Malecón 2000.
Su administración terminó en agosto de 2000, cuando Nebot tomó la posta con el 71,80% de la votación.
Así se gestaba un nuevo liderazgo que convirtió a Guayaquil en el bastión del PSC y que puso a temblar a gobiernos de turno con marchas pacíficas en la avenida Nueve de Octubre, durante los 19 años que duró su gestión, con una aceptación superior al 90%.
Con ese capital político, Viteri, que inició su carrera en 1997, sucedía a Nebot en las elecciones de 2019, en las cuales logró el 52,6% de votos. Su aspiración era continuar con la tradición socialcristiana de cumplir, por lo menos dos periodos, pero no pudo ser.
"Fue víctima de sus propios errores", comenta un alto dirigente del PSC, que pide que no lo identifiquen "porque suficientes problemas internos tenemos ya".
¿El partido volverá con más fuerza para presidenciales en 2025? Los socialcristianos creen que será muy difícil.
Compartir: