Paola Pabón: "Paros y manifestaciones no es lo que la gente quiere"
La prefecta de Pichincha, Paola Pabón, habla de los resultados electorales y de la necesidad de que el Gobierno Central ejerza su liderazgo y cambie de rumbo en lo social y lo económico.
La prefecta de Pichincha, Paola Pabón, en una entrevista con Primicias, el 10 de febrero de 2023.
PRIMICIAS
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Después de los resultados electorales, la prefecta reelecta de Pichincha, Paola Pabón, insiste en la necesidad de que el presidente Guillermo Lasso cambie de rumbo en los ejes sociales y económicos de su gestión.
Y sostiene que, por eso, la Revolución Ciudadana tuvo un crecimiento en el respaldo popular, por la prioridad que han dado sus autoridades a la atención social de la ciudadanía. Según Pabón, administrar la victoria electoral será la prioridad del correísmo.
Sin embargo, la Prefecta advierte que la inestabilidad y la ingobernabilidad no le hacen bien al país y dice que la ciudadanía de la provincia tampoco quiere más paros y movilizaciones, por los graves daños económicos que producen.
En entrevista con PRIMICIAS, Paola Pabón, cuenta su visión del escenario político y habla del futuro de su gestión:
En este nuevo periodo, ¿cuál será su papel político, como Prefecta de Pichincha y como militante de la Revolución Ciudadana?
Los roles son distintos. Si tengo que priorizar el de la Prefectura versus el de la militancia, siempre será el de la Prefectura, porque ahí hay un voto de confianza.
Más allá de las diferencias, incluso políticas e ideológicas, que podamos tener con distintos sectores, siempre vamos a priorizar a nuestra gente. Uno de los ejemplos fue el caso del aluvión en La Gasca.
Fue una prueba de fuego. Sin ser nuestra competencia, estuvimos ahí con nuestra maquinaria, fuimos los primeros en llegar y los últimos en salir. Tuvimos que sentarnos con un Municipio con el cual no teníamos mucha relación y con el Presidente de la República, porque así tiene que ser.
Es importante que coloquemos los intereses de la gente por sobre las disputas políticas.
Siempre vamos a defender los intereses de la provincia.
¿Defenderlos de qué?
Hemos tenido que levantar la voz, por ejemplo, cuando en 2020 no nos entregaban recursos por el modelo de equidad territorial, durante seis meses. A Manabí le debían cuatro meses y a Pichincha seis.
¿Cree que esas son acciones direccionadas por un tema político?
Totalmente. Ahí hay una confusión y esperamos que el Gobierno pueda leer estos resultados electorales, hay un llamado de atención fuerte y tiene que hacer cambios de fondo, no de forma. Y cambiar el gabinete político es de forma.
Desde la experiencia, un frente político solo pone la cara respecto de lo estructural. Y no hemos visto el más mínimo interés de hacer un quiebre en lo social y en lo económico, que es lo determinante en este momento.
Estos resultados tienen que ser tomados en su justa medida por los distintos actores políticos. Nosotros, con profunda humildad, tenemos que administrar bien este triunfo y lo hemos discutido con nuestras autoridades electas.
Tenemos que tener administraciones eficientes y cercanas a la gente, que es lo que la ciudadanía demanda, por eso nos ha votado.
¿Cómo llevará entonces la relación con este Ejecutivo durante los próximos dos años?
Parecería que es una premisa lógica, desde la responsabilidad que tiene cada nivel de gobierno. Pero si tienes un gobierno ausente, eso hace que los que estamos más cerca de la gente tengamos que asumir esa demanda en el tema económico, social, de educación.
Por eso es tan importante la reacción del Gobierno Nacional, por ejemplo, el liderazgo en el tema de seguridad es su responsabilidad.
Si no hay un liderazgo adecuado, ¿cómo podemos responder y articularnos los gobiernos locales?
¿No ha habido ninguna coordinación en materia de seguridad?
Hace más de un año nos convocaron para tratar el tema y fue para darnos una conferencia sobre seguridad.
En vez de decirnos: esto le pasa al país, municipio hágase cargo de esto, prefectura hágase cargo de esto, para esto hay recursos y para esto no, esta es la forma en la que vamos a enfrentar la inseguridad. Como sí se hizo en la pandemia.
Necesitas un liderazgo del Gobierno Nacional, eso es inevitable.
Y nosotros también tendremos que jugar nuestro rol.
El presidente Guillermo Lasso ha hecho un nuevo llamado a la unidad nacional, si los convocan para tratar temas de gestión, ¿asistirán?
Nos preocupa mucho la gestión del Presidente. Se reunió con las organizaciones de mujeres, a propósito del femicidio de María Belén Bernal, pero no se concretó nada y se incumplieron todas las promesas.
El Gobierno se sentó con el movimiento indígena, a propósito de la paralización de junio (de 2022, ndr). Pero la Conaie insiste en que no se han cumplido los acuerdos. Se sentaron con los gobiernos locales, para hablar de seguridad, y no respondieron.
Prefiero temas más efectivos. El Ministro del Interior me llamó el día de ayer (9 de febrero) a decirme: "me interesan Quito y Pichincha en el tema de seguridad, sentémonos la próxima semana". Nos va a tener ahí, nos vamos a sentar y vamos a avanzar.
El gerente del BEDE también me llamó para que avancemos en los proyectos importantes. Nos vamos a sentar, porque son temas ejecutivos que nos permiten avanzar.
Nos vamos a sentar las veces que sean necesarias. Yo no tuve ninguna dificultad cuando el presidente Lasso ganó e hice un tour por los ministerios. No tenemos lío en hacer ese esfuerzo.
¿Dieron resultado esos acercamientos?
Dio resultado con el BEDE y con el Ministerio de Economía. Pero en el tema de seguridad, la convocatoria que hizo el Presidente fue un fracaso.
¿Concuerda usted con los actores políticos que piden la salida del presidente Lasso? ¿Cree que conviene una muerte cruzada?
Es una respuesta difícil. Primero, porque ¿qué le espera a este país estos dos años? Esa es una angustia que tenemos. Sin liderazgo, sin recursos, sin atención, más pobreza, más crimen organizado. Mientras más ausencia del Estado, el crimen organizado más se toma este país.
Dos años pueden ser un punto sin retorno para Ecuador, esa es la angustia que tenemos.
Cualquiera de las salidas que tenga que tomarse, que sea democrática. Esa es mi postura. Porque la inestabilidad y la ingobernabilidad no resuelven los problemas de la gente.
En este momento, quien tiene la sartén por el mango es el Gobierno. Parecería que la carga cae en la oposición, pero no. Quien tiene la tarea de hacer ese cambio de conducción es el Gobierno. Y los problemas no se resuelven con el cambio del frente político.
Volviendo al tema electoral, los resultados de los candidatos, en general, tampoco demuestran un apoyo ciudadano masivo. Eso incluye a la Revolución Ciudadana, son triunfos con poco capital político.
En general, esa lectura se hace cuando los resultados favorecen a la Revolución Ciudadana. Uno no puede ser demócrata a medias. La democracia define la postura mayoritaria.
Pero también hay temas más prácticos que influyen, como el mayor número de candidatos. Por ejemplo, ahora el método de asignación de escaños para la conformación de los concejos también afecta. Se busca la dispersión.
El reto es cómo gobernamos para todos y todas. Y eso es lo que hay que hacer y pasa también por las condiciones de liderazgo y por colocar los temas de la gente por sobre los asuntos ideológicos y políticos.
Ya vivimos una experiencia bastante similar en la administración anterior del Municipio, que, posiblemente, tenía los mismos resultados con los que gané la Prefectura en 2019. Pero ¿por qué se mantuvo la institucionalidad de la Prefectura y no se mantuvo la del Distrito Metropolitano de Quito?
Un tema que preocupa a la ciudadanía de la provincia es la posibilidad latente de un nuevo paro nacional. ¿Cómo reaccionaría usted en caso de haber nuevas protestas?
Lo preocupante es que, si no se resuelven los problemas de fondo del país, Quito al ser la capital política siempre estará en el ojo del huracán. Por eso nuestro llamado al Gobierno Nacional.
¿Qué haría diferente yo? No dejaría que se utilice, como se utilizó en 2019, el nombre de la Prefectura. En el primer episodio, falsas acusaciones me costaron dos años de mi libertad afectada. Lo que no me pasó en junio de 2022, porque frente a cada acusación falsa puse una denuncia en Fiscalía.
Pero, sobre todo, la paralización y la manifestación no es lo que la gente quiere en este momento. La ciudadanía la está pasando mal. Ni siquiera me agobia la afectación a la infraestructura, finalmente eso se van superando. Lo que no se resuelve es que un negocio pase cerrado 15 días.
Hago un llamado al Gobierno Nacional y también a los distintos actores políticos y a las organizaciones sociales: tratemos de sumar esfuerzos para resolver los problemas de la gente y evitar un caos. En el caos no gana nadie, perdemos todos.
En el caos no gana nadie, perdemos todos.
¿Qué parte de su gestión calificaría como la más importante del periodo que está por cerrar?
Lo más importante es una planificación vial con una lógica diferente: producción y turismo, enfocadas en generar empleo. Y la vialidad es de las competencias más relevantes que tiene la Prefectura.
Haciendo una valoración del saldo de la campaña electoral yo tengo una gran satisfacción: haber colocado una agenda social en la provincia. Antes, de las prefecturas solamente se esperaba cemento y asfalto.
Nuestra lucha contra la violencia hacia las mujeres también fue uno de los hitos importantes de la gestión. Hasta el punto en que todos los candidatos tuvieron que colocar propuestas similares en su agenda.
El enfoque tan fuerte que le dimos a salud, implementamos nuevos servicios y colocamos una lógica de atención gratuita en los sectores más alejados de la provincia y en los más empobrecidos de la capital.
Haber trabajado el eje social, para mí, es una de las grandes ganancias de este primer periodo.
¿Cuáles son las obras o los proyectos que tienen que continuarse o concretarse en este siguiente periodo?
Vamos a seguir trabajando en el cuidado de la vida y de la salud. Creo que los resultados electorales hay que leerlos en esa clave.
¿Por qué el triunfo de la Revolución Ciudadana a escala nacional? ¿Por qué dos prefecturas logran la reelección (Manabí y Pichincha)? Ahí hay un reconocimiento a esta lógica de gestión de colocar lo humano y lo social como una prioridad.
Eso es lo que nos está demandando la ciudadanía. Yo recibí la Prefectura con 11 centros de salud calificados por el Ministerio de Salud y habría sido irresponsable no repotenciarlos, más aún si tienes una ausencia del Estado Central en la provisión del servicio.
Por eso, ampliar la cobertura de salud es una de las ofertas que tenemos que concretar.
¿Cómo?
En campaña hablamos de crear un seguro de salud para mujeres que no tienen seguridad social. Esta es una demanda que las mujeres nos han repetido muchísimo. Esa es una de las cosas más importantes.
También tenemos otro objetivo relacionado con la vida de las mujeres: vamos a tener los Warmi Pichincha en cada cantón. En Mejía lo vamos a inaugurar el 8 de marzo. Tenemos que seguir bajando el número de femicidios en la provincia. Y los temas de prevención con niños y adolescentes también son una prioridad.
Queda claro que el eje social será lo principal.
Es una prioridad porque es lo que más demanda la gente. Hay que tener empatía, más allá de las competencias que tengamos.
Hay que tener empatía, más allá de las competencias que tengamos.
¿Hasta dónde puede llegar la prefectura en esas áreas, dentro de sus competencias?
El tema social es una obligación, el Estado tiene que garantizar los derechos de las personas. Pero estábamos acostumbrados a mirar a los gobiernos locales solo desde el cemento.
La Ley de Erradicación de la Violencia contra la Mujer nos asigna competencias a los gobiernos provinciales. Por eso hemos planteado seguir con los Warmi Pichincha.
Y ahora tenemos una doble demanda: la comunidad LGBTIQ+ nos está pidiendo Warmis con enfoque especializado, porque no tienen otro servicio en la ciudad.
Si haríamos algo que no sea adecuado inmediatamente la Contraloría estaría aquí.
Pero, por ejemplo, aunque el tema de seguridad sí es una preocupación, no es nuestra competencia. En la ley se habla de que la Prefectura tiene que "coordinar" un plan provincial que, a la vez, es todo y es nada.
Entonces no se puede hacer nada.
¿Cómo decir 'no es mi competencia' si hay una crisis que vive el país? ¿Cómo no voy a meter recursos en eso? Para eso está la concurrencia, que permite la colaboración de otro nivel de gobierno. Pero sobre todo ahí es clave el liderazgo y la coordinación con las otras instituciones.
Nosotros estamos abiertos a colocar de los pocos recursos que tenemos. Si es lo que la ciudadanía demanda en este momento, hay que tener una sintonía con esa demanda.
Pero ahí viene el problema de los recursos. Para ponerlos en una actividad hay que sacarlos de otra.
Estos tres años y medio de gestión también me han servido para hacer lo que hacen las mujeres en la casa: con un presupuesto reducido y escueto logras que todos tus hijos puedan estar atendidos y servidos.
Además de las competencias (fomento de la producción, vialidad, la política agropecuaria, cultural, turística, el acompañamiento en lo social, salud, educación), tengo ocho cantones y 53 parroquias rurales, entonces son bastantes hijos. Y la idea es poder, en la justa medida, ir atendiendo esas necesidades.
Las cifras macroeconómicas no resuelven la situación de la gente, que realmente la está pasando mal.
En cuanto a la vialidad, ¿cuáles son las metas hasta 2027?
En proyectos de infraestructura importantes está el Bicentenario, que es el gran sueño. Es un proyecto de USD 200 millones, que también fue parte del plan de campaña de Pabel Muñoz (próximo Alcalde de Quito).
Se trata de la solución vial entre el valle de Los Chillos y Quito para los 72.000 vehículos privados y 600 unidades de transporte público que a diario ingresan en las mañanas y salen en las tardes.
Implica un puente desde Monjas hasta la Velasco Ibarra y un túnel desde la Velasco Ibarra hacia El Arbolito. Es un megaproyecto que vamos a impulsar desde el arranque del nuevo periodo.
¿Qué otros proyectos tendrán continuación?
También hemos empezado la rehabilitación de la vía Calacalí-Río Blanco, que fue uno de los temas pendientes de la administración anterior, porque no es una vía atractiva para la empresa privada. Pero el BEDE nos aprobó el proyecto en noviembre.
Además, es muy importante tener en cuenta que esa vía está en el Chocó Andino, que es una zona de biósfera y eso implica tener una perspectiva verde en la zona, para que pueda haber un desarrollo sostenible.
Seguimos con la 'vía a los nevados', en nuestra lógica turística, que va desde Mejía y desde Rumiñahui. Tenemos que hacer la segunda parte para las lagunas de Mojanda. Y hay que avanzar con la vía al nevado Cayambe.
En el noroccidente de Pichincha tenemos un gran déficit de construcción de puentes, por eso estamos construyendo ocho. Y tenemos propuestas también para la conexión Pichincha-Esmeraldas.
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