Municipio de Quito quiere 'impedir' que las personas se muden a los valles y zonas rurales
Quito se quedaría sin espacio para construir viviendas en los próximos 20 años si continúa el actual ritmo de crecimiento hacia los valles y zonas rurales.
Imagen del valle de Cumabyá, el 1 de junio de 2024.
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El crecimiento acelerado de la mancha urbana en Quito está provocando graves problemas. El más serio, quizá, es que la ciudad se quedaría sin espacio para la construcción de viviendas en los próximos 20 años.
El secretario de Hábitat y Ordenamiento Territorial, José Morales, dice que este "fenómeno se debe a que se siguen urbanizando los pocos sectores que aún disponen de suelos aptos para esta actividad".
Reconoce que esta tendencia es, hasta el momento, irreversible por la paradoja que enfrenta la ciudad.
"Mientras las zonas que cuentan con servicios básicos siguen vaciándose, las zonas que carecen de ellos se llenan de construcciones", dice el funcionario.
Ante esta situación, explica que el Municipio decidió "dificultar" y "complicar" la construcción de viviendas en los valles y zonas rurales. Sobre todo en Cumbayá, Tumbaco, Checa, Yaruqui y Puembo.
En las últimas reformas al Plan de Gestión y Uso de Suelo, aprobadas por el Concejo Metropolitano, se establecieron tres parámetros que apuntan a cumplir ese objetivo:
- Prohibir la división de terrenos y la construcción de edificaciones de más de tres pisos en esas parroquias.
- Ampliar las zonas de protección ecológica.
- Mantener el suelo para uso agrícola y comercial.
Con relación a la división de terrenos, Morales dice que, "de acuerdo a las zonas de cada parroquia, se ha prohibido la división de terrenos en lotes pequeños para evitar la construcción de un mayor número de viviendas".
Estas medidas se aprobaron tras llegada masiva de habitantes que han experimentado esas parroquias en los últimos 12 años.
Según el Censo de Población y Vivienda 2010, Checa tenía 8.980 habitantes; Yaruquí, 17.854; y Puembo, 13.593.
Mientras en Cumbayá tenía 31.463, y Tumbaco, 49.944.
Para 2022, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) contabilizó 11.492 moradores en Checa; 26.564 en Yaruquí; y 17.780 en Puembo.
En Cumbayá, en cambio, la población llegó 41.819 habitantes y en Tumbaco, a 79.109.
Estas cifras muestran un crecimiento demográfico que supera el 27% en los cinco casos. Aunque en Tumbaco llega al 58,4%.
Morales admite que impedir que las personas sigan optando por vivir en los valles no es una tarea fácil, y más aún si la actual oferta inmobiliaria se mantiene.
"Se necesita rehabilitación y centralidades"
Urbanistas y gremios vinculados al sector de la construcción concuerdan con el Municipio en que los problemas de la ciudad se profundizarán si se mantiene el actual ritmo de crecimiento.
Daniel Elmir, vocero de Constructores Positivos, enumera dos medidas con las que se puede evitar que la ciudad siga creciendo hacia los valles.
- Seguridad y rehabilitación urbana
- Desarrollo de centralidades
"Si las calles y las aceras están destruidas o si el comercio informal está en todas partes, al igual que la delincuencia, la gente seguirá yéndose a los valles", dice.
Agrega que es necesario que el Municipio acelere el desarrollo de nuevas centralidades alrededor de las estaciones del Metro.
"Hay que dar incentivos para volver atractiva a la ciudad frente al campo", insiste.
Se refiere, por ejemplo, a disminuir los trámites burocráticos para la construcción de bienes inmuebles y reducir impuestos que encarecen el costo de las unidades habitacionales.
"Si el suelo es más barato en las zonas rurales, los constructores seguirán yendo a esos lugares", advierte.
El secretario Morales aclara que el Municipio ya permite que en sectores de la avenida de Los Shyris se construyan edificios de hasta 36 pisos y ya no solo de 32. Mientras que en La Coruña se puedn levantar inmuebles de hasta 12 pisos, y en la avenida Amazonas, de hasta 24.
"Además, estamos eliminando y reduciendo la concesión onerosa de derechos para abaratar el costo de las viviendas", señala.
Elmir reconoce que se trata de una "buena iniciativa municipal", aunque explica que la metodología de la eliminación de la concesión onerosa de derechos aún no es clara.
Servicios básicos
Una de las consecuencias que deja la migración de la ciudad al campo es el alto costo que representa dotar de servicios básicos a esas zonas.
"Entregar servicios básicos en zonas consolidadas cuesta USD 366 por persona, mientras que en la ruralidad se incrementa a USD 1.277" , explica Morales.
El urbanista Álvaro Orbea agrega que la mejora del transporte público es una necesidad urgente que requiere la ciudad para competir con las parroquias rurales.
En este punto resalta la reorganización del transporte urbano y la extensión del recorrido del Metro hasta Calderón.
"De esta forma, la ciudad será más compacta, evitando que las personas destinen varias horas en trasladarse de un lugar a otro", resalta.
El alcalde Pabel Muñoz ha dicho que a finales de junio de 2024 decidirá si el Metro llegará hasta los barrios del extremo norte de la capital.
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