Desde detective hasta viajes con 'La Tri': la historia del taxista más antiguo de Quito
Teófilo Almache es taxista desde 1966. En sus 58 años frente al volante ha vivido de todo y hasta fue chofer de los jugadores de la selección de fútbol. Fue invitado a tres mundiales.
Teófilo Almache junto a su taxi, el 18 de noviembre de 2024 en Quito.
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Teófilo Benigno Almache Umaquinga ha dedicado 58 años de su vida a lo que él llama el oficio más lindo del mundo: el taxismo.
Las casi seis décadas en esta actividad lo convierten en el taxista más antiguo de Quito, según registros de la Unión de Taxis de Pichincha.
En 1966, con solo 18 años, empezó a trabajar en la cooperativa Belisario Quevedo, de la que ahora es su presidente y socio más antiguo.
Lo hizo como "lechucero". Un término con el que los taxistas conocían a quienes trabajaban durante las noches y madrugadas.
A sus 76 años aún recuerda que fue "lechucero" durante seis años y que compró su primer taxi cuando cumplió 23. Un Mitsubishi Colt que despertó la envidia entre sus compañeros, pues todos los pasajeros querían subirse en su auto, dice.
Jueves 18 de abril de 2024. Son las 08:00 y Teófilo Almache llega puntual para recorrer la ciudad junto con un equipo de PRIMICIAS a bordo de su Toyota Corolla 2006, que está próximo a sumar 900.000 kilómetros de recorrido.
Viste una camisa blanca con rayas negras, pantalón de casimir, chompa negra, una boina y zapatos del mismo color.
"Trabajar en un taxi es como ir en una oficina. Hay que estar bien vestido para atender a los clientes".
Teófilo Almache
Mientras conduce en el pesado tráfico que soporta la ciudad por los últimos cortes de luz, Almache agradece el momento en el que decidió ser taxista.
"Me ha dado cosas buenas, experiencias dolorosas, anécdotas y hasta la posibilidad de viajar a Europa, Asia y países de la región con la selección ecuatoriana de fútbol".
Pero, sin dudar, asegura que su mayor alegría es haber podido pagar los estudios de sus cuatro hijos para que "ahora sean profesionales de bien".
Taxista de la selección
Teófilo Almache es uno de los pocos ecuatorianos que ha acudido a tres de los cuatro mundiales en los que ha participado la selección de fútbol.
Su vínculo con la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF) estuvo predestinado, dice con una sonrisa, pues ocurrió cuando menos se lo imaginaba.
"Estaba por el antiguo aeropuerto y un señor me pidió que lo lleve a su casa. En el camino supe que era Francisco Acosta, directivo de la FEF de este entonces", recuerda.
Almache cree que sus conocimientos sobre fútbol llamaron la atención de Acosta, quien le pidió su número de teléfono.
Tras ganarse su confianza, el exdirectivo de la Federación le propuso ser taxista de los jugadores y otras autoridades.
Fue así como conoció a Álex Aguinaga, Iván Hurtado, Jaime Iván Kaviedes, José Francisco Cevallos, Carlos Tenorio y otras glorias del fútbol ecuatoriano.
"Aguinaga, Edison Méndez y Hurtado son las mejores personas que conocí durante los 23 años como taxista de la selección. Siempre educados y amables", dice.
Precisamente, los tres exjugadores lo invitaron a ser parte de la delegación que viajó a los mundiales Corea-Japón 2022, Alemania 2006 y Brasil 2014.
"Son recuerdos que nunca se olvidan. Imagínese conocer países y estadios que solo veía en la televisión. De los que tengo más recuerdos son La Bombonera y el Santiago Bernabéu", comenta.
En la intersección de las calles Orellana y Diego de Almagro, en el centro norte de Quito, relata que el primer partido que acompañó a la selección fue el 19 de julio de 2000, cuando Ecuador perdió 2-0 con Argentina, en Buenos Aires.
El último, el 6 de septiembre de 2013, en la derrota 1-0 de Ecuador ante Colombia.
"Perdí en el debut y en la despedida, y aun así fuimos a los mundiales", ríe.
Aunque estos momentos fueron los más importantes, la relación de Almache con el fútbol empezó mucho antes.
En la década de los 80 fue árbitro profesional. El amor por este deporte lo llevó a formarse para estar, de alguna manera, en las canchas.
Pese a que Almache no tiene fotografías de esos momentos, su hija Jenny ha podido recopilar algunas: son recuerdos que se convierten en un tesoro, dice.
Anécdotas frente al volante
Desde que empezó como taxista en 1966, Teófilo Almache ha recorrido Quito y otras ciudades de Ecuador a bordo de ocho taxis. Ellos también fueron "testigos" de las anécdotas que vivió en estos 58 años.
"Hay muchas. Seguro se me olvidan algunas, pero hay tres o cuatro que recuerdo", comenta a la espera de que el semáforo cambie a verde en el sector de El Trébol, al suroriente de la capital.
La que siempre cuenta en sus charlas con los clientes es la historia del único robo que ha sufrido como taxista. Fue en 1984. Tres hombres lo apuñalaron y golpearon mientras conducía por las calles aledañas al estadio Olímpico Atahualpa.
Gracias a uno de sus compañeros que se encontraba por el sector llegó al hospital para ser atendido de urgencia. Para su fortuna, la chompa que llevaba puesto impidió que el cuchillo le perfore el pulmón izquierdo.
"Pero también hay historias que ahora resultan chistosas", dice. Como aquellas en las que ha tenido que asumir el rol de 'detective'.
"Hay hombres y mujeres que creen que sus parejas les son infieles. Me piden que les siga y, la mayoría de veces, confirman sus sospechas".
Recuerda que han sido varias horas de persecución en las que "hay que esperar mucho y hasta aguantar las lágrimas de los engañados".
Y cómo olvida, agrega, las carreras interminables a Machala, Guayaquil y la Amazonía, que podían tardar hasta 18 horas.
"Las carreteras eran malas hace 20 o 30 años. Había tramos en los que no se podía pasar o debía circular a baja velocidad. Era terrible", recuerda.
Sobre la calle La Coruña, en el norte de Quito, Teófilo Almache termina el recorrido con PRIMICIAS porque recuerda que tiene que dirigir una reunión de la cooperativa Belisario Quevedo.
Con tristeza anuncia que el 31 de diciembre de 2025 dejará el taxismo. Ese día cumplirá 59 años en este oficio y su taxi llegaría al millón de kilómetros de recorrido.
"Ya es hora de descasar", dice.
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