'La Jota', la avenida que casi no duerme en el sur de Quito
La avenida La Jota es el principal punto de encuentro de miles de personas que viven en el sur de Quito. El Metro ha incrementado el movimiento en esta popular zona.
Imagen de la calle La Jota, en Solanda, el 11 de abril de 2024.
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La conocen como la 'Quinta Avenida' del sur de Quito. La calle José María Alemán, bautizada como La Jota hace más de 30 años, es el corazón de Solanda, una de las parroquias más tradicionales de la capital.
Sus ocho cuadras de extensión atraviesan cuatro de los 16 barrios que conforman esta parroquia en la que viven alrededor de 75.000 personas.
Son las 20:30 del 11 de abril de 2024. El movimiento comercial es intenso. Decenas de personas y familias enteras caminan sobre el bulevar de esta avenida, que conecta las calles Solanda, en el sur, y Ajaví, en el norte.
Sus más de 500 establecimientos comerciales, lucen llenos de luces de colores y reproducen canciones de Bad Bunny, El Gran Combo y Gerardo Morán para llamar la atención de los vecinos y de los visitantes que llegan por primera vez.
A cada paso aparecen locales de comida, ropa, joyas, tatuajes, celulares y licorerías con descuentos y promociones que pocos lugares ofrecen en la ciudad.
Desde pantalones que se venden a USD 10 las tres prendas. Hasta zapatos de USD 20, pasando por tatuajes de USD 10. Eso sí, en esta 'Quinta Avenida' no se ofrecen las marcas que se pueden encontrar en Nueva York. En La Jota hay indumentaria Avidas o Peebok.
Fausto Vega es uno de los comerciantes más antiguos de La Jota, pese a que solo tiene 38 años. Su madre, oriunda de Cotopaxi, llegó a Quito a mediados de los años 80 con la idea de vender jugo de caña.
En La Jota encontró el sitio ideal para establecer su negocio.
"Gracias a este negocio pude estudiar, ser un profesional y seguir con el negocio", dice Vega, quien es presidente de la Plaza Comercial y Cultural La Jota. Una asociación que reúne a los 103 comerciantes más antiguos de la zona.
La Plaza, ubicada en el extremo norte de la calle, se destaca por la venta de platos típicos de la Costa y de la Sierra.
"Si uno quiere un morocho o una buena parrillada a las 23:00, viene acá y lo encuentra", dice Lorena Tapia, moradora de Solanda.
Ella es fiel cliente del local que Esthela Salcedo tiene desde hace más 25 años. Su producto estrella es el morocho con empanadas de viento. Pero no es cualquier empanada. Sus 40 centímetros de largo las convierten en las más apetecidas (y voluminosas) de La Jota.
"Cada vaso de morocho con empanada cuesta USD 1,60 para que sea accesible a todas las personas", dice Javier Valencia, quien tuvo que hacerse cargo del negocio ante la avanzada edad de su madre.
A pocos metros de ahí, en una pequeña casa funciona uno de los locales de comida más famosos de esta calle: Las papas de La Jota.
Desde 1988, este local se ha especializado en la venta de salchipapas. Es uno de los pocos lugares en los que las personas hacen fila y esperan hasta 20 minutos para comer.
"Son ricas y tradicionales", comenta uno de sus clientes que espera la entrega de su pedido.
Como él, varios moradores se niegan a consumir los productos que se ofrecen en la Plaza Solanda. Un espacio que irrumpe el ambiente popular del sector, pues ahí se vende comida rápida de cadenas nacionales e internacionales.
En la parte más alta de esa plaza, una pantalla gigante proyecta spots publicitarios de marcas reconocidas. Emulando a la famosa 'Quinta Avenida' de Nueva York.
La Jota se hunde
El Metro de Quito es el yin y yang de La Jota", dice José Calderón, dirigente y representante de Solanda en la Asamblea de Quito.
Reconoce que este medio de transporte ha impulsado el desarrollo económico del sector. Pero también ha provocado el hundimiento de varias casas y locales que se ubican en La Jota y sus alrededores.
"Lo malo es que las autoridades no han hecho nada por ayudar a las personas que perdieron sus viviendas y a quienes están en ese mismo camino", se lamenta.
Recuerda que en Solanda hay cerca de 300 casas que se siguen hundiendo desde 2017, cuando empezó la construcción de este sistema de transporte.
La contraparte la expone Fausto Vega. Dice que el número de personas que llega a La Jota ha aumentado desde la inauguración del Metro, en diciembre en 2023.
"Antes llegaban entre 3.500 a 4.000 cada día. Ahora son unos 7.000. Y en feriados, el número puede duplicarse", asegura.
Y es que la estación Solanda se encuentra sobre la calle Jota, a pocos pasos de la intersección con la avenida Ajaví.
"Tenemos que mejorar en el tema de marketing y atención al cliente y con eso seguramente ganaremos más visitantes", señala.
Son las 22:00, algunos locales empiezan a cerrar. Dos hombres caminan con dos salchipapas en las manos. "No hay otras como las de La Jota", repiten satisfechos.
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