¿Qué implicaría una concesión de las avenidas Simón Bolívar y Ruta Viva?
El Municipio de Quito espera concesionar las avenidas Simón Bolívar y Ruta Viva durante 30 años. La intención es mejorar el trazado y que reciban un mejor mantenimiento.
Un bus circula por la avenida Simón Bolívar de Quito, el 21 de octubre de 2023.
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El Municipio de Quito inició el proceso para la concesión de las avenidas Simón Bolívar y Ruta Viva, dos de las vías más importantes y también con mayores índices de accidentalidad de la ciudad.
El primer paso lo dio el 30 de octubre de 2023, durante la primera ronda de inversiones para el sector de movilidad. Ese día, el alcalde Pabel Muñoz expuso una serie de proyectos en los que el Municipio busca inversión privada, teniendo como prioridad a estas dos vías.
Según Muñoz, la concesión de las avenidas Simón Bolívar y Ruta Viva tiene un objetivo principal: que su administración recaiga en manos privadas para reducir el número de accidentes de tránsito con un buen mantenimiento a 30 años plazo.
En el caso del mantenimiento, la concesión implicaría un mejoramiento en el trazado vial (en la avenida Simón Bolívar), sobre todo en los puntos en los que se produce la mayoría de este tipo de siniestros.
En la avenida Simón Bolívar hay cinco puntos críticos:
Las empresas que obtengan la concesión tambien estarían obligadas a mejorar la señalética que hay a lo largo de las dos vías, y a instalar o dar mantenimiento fotorradares de velocidad en sitios estratégicos, con el apoyo de la Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT).
Actualmente, la Simón Bolívar cuenta con seis fotorradares, mientras que en la Ruta Viva hay dos.
El experto en movilidad, Álvaro Guzmán, agrega que la figura de concesión no es perfecta, pues tiene ventajas y desventajas para los conductores.
Entre los beneficios enumera:
- Acceso al servicio de grúa y ambulancia cuando sufren accidentes de tránsito o algún daño en el vehículo.
- Creación de espacios seguros para que los conductores puedan estacionarse para descansar
- Instalación de sistemas de videovigilancia.
Además, Guzmán dice que la concesión vial apunta a reducir los tiempos de viaje de los usuarios, pues el buen estado de las vías permite una circulación fluida.
Mientras que la principal desventaja es el pago de un peaje, cuya tarifa podría incrementarse año tras año. "Lo más importante es que en el contrato queden claras las obligaciones de cada parte para que no haya problemas en el largo plazo".
Peaje, el nudo crítico de la concesión
Los eventuales beneficios que ofrece la concesión de una vía están supeditados al presupuesto que se destine a su administración y mantenimiento.
El secretario de Movilidad de Quito, Álex Pérez, explica que una buena parte de ese presupuesto nace del cobro de un peaje, que es un elemento fundamental de la concesión.
Las empresas interesadas en administrar la Simón Bolívar y la Ruta Viva deberán presentar estudios que justifiquen la tarifa y la ubicación de los peajes.
Sin embargo, el alcalde Pabel Muñoz recuerda que en la Ruta Viva "siempre estuvo contemplado el pago de un peaje, pero no se lo implementó por razones políticas".
Aunque reconoce que, en algunas vías, el cobro de un peaje no arroja los resultados esperados. Es el caso de la avenida Oswaldo Guayasamín, en la que el Municipio cobra USD 0,40 a cada conductor que usa la vía.
"Yo le he halado las orejas a la Empresa de Obras Públicas porque ha venido cobrando peaje, pero no hemos tenido resultados de mejora", admite.
Se refiere a que esta vía es una de las cinco más peligrosas de la ciudad. Según la AMT, entre el 1 de enero y el 30 de septiembre de 2023 se han registrado 87 accidentes.
"Es por eso que en estos casos (concesión de vías), la inversión privada tiene sus atributos", dice Muñoz. El funcionario aspira a que la adjudicación de la Simón Bolívar y de la Ruta Viva se concrete hasta noviembre de 2024.
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