Sin agua, ni luz: La pesadilla que viven más de 25.000 familias de las zonas altas de Quito
Según la Epmaps, más de 100 barrios de las zonas altas sufren por los cortes de luz, pues el agua llega mediante bombeo y las bombas son eléctricas.
Habitantes del barrio Pilsulí Alto, en el norte de Quito, colocan baldes frente a sus viviendas, el 24 de abril de 2024.
Jonathan Machado / Primicias
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Sentada en una pequeña silla en la puerta de su casa, María Montenegro teje una bufanda azul detrás de seis tanques y cubetas que permanecen vacíos desde el 21 de abril y a la espera de agua potable.
El 21 de abril fue la última vez que un tanquero de la Empresa de Agua Potable (Epmaps) llegó hasta el barrio Pisulí Alto, ubicado a 3.100 metros de altura en el norte de Quito.
Con los cortes de luz, más de 100 barrios de Quito cayeron en un espiral de carencias. Porque, para que el agua llegue a las zonas altas de la ciudad, es necesario bombearla desde zonas más bajas, pero esas bombas de la Epmaps funcionan con energía eléctrica.
Y no se trata solo de que haya luz eléctrica, sino que ya con las bombas funcionando, el agua tarda horas en llegar. Y poco después ocurre un nuevo corte de luz que vuelve todo a cero.
Por eso, junto a esta mujer de 57 años, decenas de moradores ocupan las veredas del barrio con todo tipo de recipientes, en señal de protesta por los cortes de agua y de luz. "Estamos sin luz y sin agua. ¿Cómo se puede vivir así", se queja María Montenegro.
Su vecino, Ismael Domínguez, cuenta que en las últimas tres semanas los platos y la ropa se han acumulado. Esta falta de servicios hizo que cambie su rutina diaria y cada noche, cuando regresa a casa, pasa por donde su hermana para bañarse y lavar el uniforme de su trabajo.
"Vamos tres semanas con problemas de luz y de agua. Los tanqueros llegan cada cinco o seis días y es insuficiente para todo lo que necesitamos", reclama.
A menos de dos kilómetros de ahí, los habitantes del barrio Tiwinza padecen el mismo viacrucis. Los problemas con el abastecimiento de agua -que normalmente sufre este barrio- se agravaron con los cortes de luz.
Mientras espera la llegada de un tanquero, Cristina González reclama que "sin agua no se puede hacer nada y es peor si los horarios de los cortes cambian a diario", dice.
Según la Empresa de Agua Potable, alrededor de 25.000 familias se quedan sin agua por los cortes de luz que sufre Quito. Esto ocurre porque estos barrios se abastecen de agua mediante el sistema de bombeo que funciona con electricidad.
La solución que ha encontrado el Municipio, hasta el momento, es que estos barrios se abastezcan de agua, a través de tanqueros. Una medida que resulta insuficiente por la cantidad de gente que se queda sin el servicio.
El conductor de un tanquero que abastece de agua a los barrios La Paz, Tiwinza y Pisulí Alto dice que solo cuatro de estos vehículos están destinados a entregar agua a las centenas de personas que viven en el sector.
Reconoce que no existen horarios fijos para la entrega de agua. "Tenemos que usar la bocina para alertar a las personas que estamos en el sector", dice.
Al menos no hay restricciones sobre la cantidad de agua. "Llenamos los recipientes que tenga cada familia". Aunque admite que "siempre falta agua para satisfacer las necesidades de todos".
Cortes de luz y agua en toda la ciudad
La Empresa de Agua Potable insiste en que los cortes de luz también provocan la suspensión del servicio de agua en Quito. Según la entidad, son más de 100 barrios afectados por la crisis energética que atraviesa el país.
Si bien la Epmaps señala que el restablecimiento de la luz activa inmediatamente el sistema de bombeo, los moradores de las zonas altas deben esperar varias horas o días para tener agua.
Uno de ellos es Andrés Valencia, quien vive en el barrio Miranda, ubicado en el valle de Los Chillos, en el suroriente de la capital.
"Hemos estado semanas con constantes cortes de agua. Hay que comprar a los tanqueros privados porque los del Municipio no llegan, pero la situación económica no aguanta", dice.
Ante esta realidad, Valencia optó por limitar el uso de agua en su familia. Los platos se lavan una vez al día y cada integrante puede utilizar una cubeta para bañarse.
El lavado de ropa también está limitado. "Cuando no hay otra solución, llevo la ropa a una lavandería. Aunque esto significa un gasto extra de USD 30 a USD 40", dice.
La preocupación en los habitantes de los barrios altos aumenta, pues el Gobierno dice que los apagones continuarán en los próximos días.
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