Comercio ambulante desafía los controles en el Centro Histórico de Quito
En la capital, solo 4.300 informales están regularizados. La reubicación de más de 12.000 aún está en definición.
Centro histórico
Ventas informales en el Centro Histórico de Quito.
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Desde hace una semana, el comercio ambulante tiene prohibido "estacionarse" en los exteriores de la estación de San Francisco del Metro de Quito, ubicada en el corazón del Centro Histórico y que es una de las preferidas por los viajeros.
En diciembre de 2023 y enero de 2024, esta estación fue el destino de alrededor de 11.200 viajeros en promedio cada día. Por hoy, la entrada a esta parada permanece custodiada por policías metropolitanos que lidian a diario con el comercio informal.
La disposición es que "ningún comerciante ambulante interrumpa el ingreso y la salida de quienes usan esta estación", dice uno de los dos agentes que la vigilan. Y aclara que hay relevos para que la estación no quede desprotegida.
"Ya nos han dicho que no podemos vender cerca de la parada, está prohibido o de lo contrario nos quitan nuestros productos", se queja una vendedora de agua que a las 15:05 del viernes 23 de febrero recorría la Plaza de San Francisco y de vez en cuando se acercaba a los usuarios que salían de la estación.
Ella cuenta que por el Metro y la afluencia de turistas al Centro Histórico, decidió moverse desde la Villa Flora (sur de Quito) a este lugar, desde mediados de enero. Le ha ido bien, cuenta, aunque prefiere no revelar su ganancia diaria. Pero dice no estar de acuerdo con las restricciones de los espacios para vender.
Pero hay comerciantes que desafían a los agentes y a miembros de la Agencia Metropolitana de Control (AMC) que también "hacen rondas" en el lugar junto con la Policía Nacional para alejar a los informales.
"Aparecen los de la AMC y los vendedores informales se van. Luego se van los de la AMC y regresan a vender muy cerca de la estación", dice Martha, propietaria de una cafetería y heladería cercana.
Para ella, no hay un control serio y suficiente a la informalidad. "Se necesita una reubicación urgente porque la informalidad se ha tomado el Centro Histórico y está alejando al turismo", afirma.
Como Martha, también se queja de la informalidad Irma, artesana integrante de la Asociación de Gestores Culturales del Quito de Pie, quien aglutina alrededor de 50 emprendedores que cuentan con un permiso municipal para ubicarse en parasoles blancos en la calle peatonal García Moreno de viernes a domingos.
Ella vende árboles tejidos con alambre y piedras y cuenta que este negocio, que le gusta al turista extranjero que recorre el Centro Histórico, le ha permitido vivir tranquila, "aunque competimos mucho con la informalidad, muchas veces hay peleas".
En esa calle entre la Bolívar y Sucre, el mismo viernes a las 15:20 había un total de 17 vendedores informales que ofertaban gorras, pulseras tejidas, lotería, cordones de zapatos y hasta "piedras de alumbre para todos los males".
Y a las 15:35, en los alrededores de la Plaza de San Francisco, 24 comerciantes autónomos, distribuidos en sus tres frentes, vendían desde plantillas para zapatos hasta agua y cigarrillos.
La informalidad en Quito desde el 2021 ha ido creciendo. La Agencia Metropolitana de Control (AMC), estima que en Quito existen más de 17.000 vendedores autónomos, de los cuales solo 4.300 están regularizados, estos han recibido el permiso único del comercio autónomo.
La reubicación de los más de 12.000 restantes aún está en definición.
Hace dos años, el trabajo ambulante en el Centro Histórico, era de unos 13.000 y los regularizados entre 900 y 1.000, según datos del Municipio de esa época.
Muchos de quienes se dedican al trabajo ambulante, viven en condiciones de pobreza, es decir, no alcanzan a ganar más de USD 90 al mes.
En el Ecuador, un total de 4,4 millones de personas laboran en el sector informal, de los cuales 246.812 están en Quito, lo que significa el 5,65%, según el INEC.
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