Comerciantes informales arriesgan sus vidas en las vías más peligrosas de Quito
El Municipio de Quito anuncia que, en los últimos días de 2023, intensificará los operativos para evitar que los comerciantes informales se instalen en vías peligrosas.
Un comerciante vende mangos sobre la Ruta Viva de Quito, el 14 de diciembre de 2023.
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Cada mañana, desde hace dos años, Aníbal Rondón instala un parasol de colores sobre la orilla de la Ruta Viva, una de las vías más peligrosas de Quito.
Lo hace para vender todo tipo de frutas, sobre todo mangos. Es el fruto más apetecido en diciembre por algunos de los más de 60.000 conductores que circulan cada día por esa vía a velocidades sobre los 100 kilómetros por hora (km/h).
Vestido con un buzo y pantalón negros, y un sombrero que lo protege del intenso sol que castiga la ciudad, este comerciante venezolano admite que trabajar en esta vía significa poner en riesgo su vida.
"Siempre estoy con un ojo en las frutas y con otro en la carretera. Hay personas que manejan muy rápido y a uno le da miedo", dice mientras un fuerte viento producido por la velocidad de un camión lo sacude.
Rondón agrega, sin embargo, que el riesgo vale la pena, pues en un buen día puede vender hasta USD 100.
Este es, quizá, el principal motivo por el que decenas de personas se han volcado a vender todo tipo de productos en la Ruta Viva, y en otras vías peligrosas de Quito, como la avenida Simón Bolívar, la Galo Plaza Lasso y la Pamericana Norte, pese al peligro latente que representa esta actividad.
A solo 300 metros del lugar en el que Rondón vende mangos, hay 10 pequeñas cajas de la misma fruta. Sentada junto a ellas, Luisa Pérez espanta las moscas que se quieren posar en su mercadería.
"Sí es peligroso vender aquí. Pero dígame: qué hacemos si no hay trabajo. Hay que aprovechar estas fechas porque la gente gasta más", dice con una sonrisa.
Esa misma sonrisa es la que esboza Julio Andrade al vender cinco helados a una familia que viaja por la avenida Simón Bolívar, en el cruce con la autopista General Rumiñahui. "La primera venta del día. No está mal y Diosito me ha de ayudar a vender todo", dice esperanzado.
Andrade, al igual que la mayoría de comerciantes informales, admite que recorrer avenidas de alta circulación vehicular es jugar con la muerte. Pero también dice que es la única opción para llevar el pan a casa.
Datos de la Agencia Metropolitana de Tránsito muestran que, entre el 1 de enero y el 14 de diciembre de 2023, se produjeron 310 accidentes de tránsito en las avenidas Simón Bolívar y Galo Plaza Lasso, además de la Ruta Viva.
Estos siniestros dejaron 53 fallecidos y 287 heridos.
"Nos quitan la mercadería"
Sobre el final de la Ruta Viva, en el tramo que une esa vía con el aeropuerto Mariscal Sucre, María Aguansaca está sentada en una carpa improvisada junto a su hija de dos años.
Recuerda que apenas se inauguró la terminal aérea, hace 10 años, llegó con su esposo para vender frutillas, uvillas, mandarinas y aguacates.
En este tiempo, la pareja se ha enfrentado con funcionarios de la Agencia Metropolitana de Control (AMC) para evitar el decomiso de su mercadería. La mayoría de ocasiones, sin éxito.
"Varias veces nos han quitado las frutas. Llegan en camionetas y no dan chance a nada. Se llevan todo, destruyen la carpa y hasta pisan las frutas", se queja.
Incluso, dice que "una vez los funcionarios del Municipio nos pidieron los datos personales para ayudarnos a sacar un supuesto permiso para vender, pero realmente fue para multarnos".
Estas quejas se extienden a los comerciantes que se apostan en la avenida Simón Bolívar, la Galo Plaza Lasso y la Panamerica Norte, otras vías de Quito con alta presencia de vendedores ambulantes.
Uno de ellos es Luis Gómez. Este hombre de 38 años vende helados en el sur de la avenida Simón Bolívar. Mientras camina con temor por el parterre, dice que "los funcionarios del Municipio no dejan trabajar en paz. Siempre molestan y nos quieren quitar la mercadería".
Calcula que ha perdido unos USD 80 por el decomiso de los productos en los últimos dos meses.
Operativos en vías de Quito
La Agencia Metropolitana de Control (AMC) asegura que la mayoría de vendedores que se ubica en la Ruta Viva, en la avenida Simón Bolívar y en la avenida Galo Plaza Lasso no cuentan con permisos para realizar una actividad económica.
El director de Inspección de la entidad, Pablo Vásquez, detalla que en los operativos que se han ejecutado se observa que "los comerciantes no cuentan con medidas de seguridad y venden los productos sin cumplir normas de higiene porque las vías no son el lugar óptimo para este tipo de actividad"
Sobre el decomiso de la mercadería, el funcionario explica que "los vendedores informales reciben dos advertencias. A la tercera se hace la retención de los productos y se aplica la sanción".
Según el Código Municipal, la multa por no contar con un permiso para realizar una actividad económica equivale al 50% del salario básico unificado (USD 225 en 2023). Mientras que por hacer mal uso del espacio público la sanción puede llegar hasta los USD 1.800.
Entre el 14 de mayo y el 30 de septiembre de 2023, la AMC ejecutó 102 operativos para controlar el comercio informal en vías de alta circulación vehicular. Solo en la Ruta Viva y la avenida Simón Bolívar, la dependencia municipal emitió 227 llamados de atención y realizó cuatro retenciones de mercadería.
Vásquez advierte que la AMC intensificará los operativos en lo que resta de 2023 para evitar que los comerciantes informales se conviertan en víctimas de accidentes de tránsito.
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