El impacto del toque de queda lo "pagan" los empleados de bares y discotecas de Quito
Algunas discotecas de la Plaza Foch, en Quito, se mantienen cerradas por el toque de queda. Los bares-restaurantes tienen pérdidas.
Local nocturno XTrim Disco Club, en la Plaza Foch, el 18 de enero de 2024, tras varios días de cierre por el toque de queda.
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Son casi las 18:00 del jueves 18 de enero, y en el local Xtrim Disco Club, a una cuadra de la Plaza Foch, en Quito, las sillas y mesas están apiladas unas sobre otras. El lugar está casi a oscuras, apenas está iluminada la barra con una luz tenue.
No hay música ni ambiente de fiesta como otros jueves, en los que estarían listos para recibir a sus primeros clientes.
Al entrar, solo se ve a dos trabajadores, detrás de la barra, en labores de limpieza. Uno de los empleados se disculpa por el olor fuerte del lugar, debido a la fumigación que estaban realizando esa tarde.
Xtrim Disco Club es uno de los locales que no ha abierto sus puertas al público desde que se decretó el estado de excepción 8 de enero de 2024, con toque de queda, entre las 23:00 y las 05:00.
Sus dos socios decidieron cerrar por ahora y dedicarse a hacer trabajos de limpieza, reparaciones y remodelaciones en la discoteca, que en situaciones normales, abre de lunes a lunes, entre las 16:00 y las 03:30.
"No hacemos nada abriendo, nuestros clientes vienen en la noche. Preferimos aguantar, mientras el Gobierno controla la inseguridad, así tengamos pérdidas", dice Edilio González, socio de Xtrim Disco Club.
En la discoteca trabajan siete personas, pero, por ahora, solo se les está llamando de manera aleatoria si se les requiere para limpieza o dar apoyo en los trabajos que se están realizando.
Xtrim Club factura hasta USD 1.500 un viernes o sábado, pero ahora está en cero. González dice que al menos permanecerán un mes cerrado y quizás en febrero comiencen a abrir a medias, si se mantiene el toque de queda, decretado por 60 días.
Según la Cámara de Comercio de Quito, los bares y discotecas legales de la ciudad cerraron casi en un 100% en las noches, en los primeros 10 días del toque de queda. Como impacto colateral, las empresas de venta de licor han tenido pérdidas de 40%.
Menos trabajadores
Tropicana, otra discoteca de la Plaza Foch, reabrió el miércoles 17 de enero, tras más de una semana de cierre, por el anuncio de toque de queda. El miércoles apenas hubo 10 clientes y facturaron USD 54, cuando por lo regular facturan ese día USD 800.
El local ajustó su horario de aperturas y cierres. Por lo general, abría desde las 17:00 hasta las 04:00, pero ahora lo hace de 12:00 a 22:00.
Los trabajadores son los primeros afectados. En la operación regular, el local trabaja con 19 personas, pero con la disminución de clientela y toque de queda, solo hay ocho empleados, quienes van rotando.
Pero, al trabajar bajo factura por servicios profesionales, los días que no trabajan, no perciben ningún ingreso, explica Donovan Monroy, administrador de la discoteca.
Tropicana recibe los viernes hasta 400 clientes y los sábados alcanzan los 500, por sus fiestas temáticas. "Este fin de semana estaremos a prueba, porque nadie está para perder. Prefiero estar cerrado, si no nos da para mantenernos", comenta Monroy.
Bares impulsan ofertas
Aunque la afectación es menor, los bares-restaurantes de la ciudad también han tenido que adaptarse a las medidas restrictivas que impone el estado de excepción.
La cervecería Sabai, de la calle Whymper, en el centro norte de Quito, subió dos horas sus horarios de apertura; ahora abre entre las 13:00 y las 14:00, y cierra a las 23:30, todos los días. Antes del toque de queda, atendía hasta las 03:00, viernes y sábados.
"El impacto más fuerte fue para los empleados", dice Jessica Torres, supervisora del bar-restaurante, en el que trabajan 22 personas, siete fijos y otros 13 de manera eventual.
"Si antes llamábamos a tres empleados casuales, ahora solo llamamos a uno, el que sepa manejarse en distintas áreas", explica Torres.
Para atraer a los clientes, en Sabai lanzaron más promociones, en especial, entre jueves y sábado. Por la compra de un plato fuerte de USD 8, regalan una cerveza; también tienen 'tres por dos' en distintos cocteles, hasta las 19:00.
La cervecería factura USD 15.000 por semana, en promedio, en su local de la Whymper. Pero, en la segunda semana de enero apenas llegaron a cerca de USD 6.000, porque no abrieron dos días y comenzó el toque de queda, detalla Torres.
Además, redujeron a la mitad los pedidos de alimentos y bebidas a los proveedores.
Torres tiene esperanza de que la situación mejore, dice que en los últimos días ya ha visto un incremento de visitantes. "Quizás no lleguemos a las metas que teníamos, pero esperemos que no sea tan fuerte la pérdida", comenta.
En Katari, otro bar-restaurante de la calle Whymper, el consumo de los clientes ha bajado a la mitad, dice Daniela Triviño, anfitriona del local, que también ha ajustado sus horarios de atención.
"El consumo promedio por persona estaba entre USD 35 y 40, ahora está entre USD 15 y 20, porque se tienen que ir más temprano. Las visitas también han caído a la mitad. El impacto ha sido fuerte", añade Triviño.
Katari también ha ajustado sus horarios de atención, ahora cierra a las 21:45, de lunes a sábado. Este local emplea a 35 personas fijas, que por ahora se han mantenido.
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