Juan Carlos Zevallos, de técnico a político en el Ministerio de Salud
El ministro de Salud ha tenido que enfrentar varias crisis paralelas y ha respaldado las decisiones que el gobierno del presidente Moreno ha tomado al respecto.
El 26 de junio de 2020, el ministro de Salud, Juan Carlos Zevallos visitó la Comunidad Amaru Mesa del cantón Francisco de Orellana en la Amazonia.
@DrJuanCZevallos
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Juan Carlos Zevallos llegó al despacho del Ministerio de Salud Pública (MSP) el 21 de marzo de 2020, tras la renuncia de Catalina Andramuño, al inicio de la crisis sanitaria más fuerte en la historia del país.
Sus primeras dos acciones fueron desmentir a su predecesora sobre la supuesta falta de recursos para enfrentar la pandemia de Covid-19 y mover la sede del Ministerio a Guayaquil, entonces epicentro de la emergencia.
Seis meses después, el médico epidemiólogo de 62 años, que fue recibido con alta expectativa, es uno de los personajes criticados del gabinete presidencial y ha desempeñado papeles polémicos en otras crisis paralelas del Ejecutivo:
- La corrupción durante la emergencia sanitaria.
- La falta de pago a los médicos posgradistas.
- Los carnés de discapacidad falsos.
- El veto total al Código de Salud.
En la Asamblea Nacional han requerido su presencia en numerosas ocasiones para que responda por estos temas y el manejo de la misma pandemia, en lo que respecta a la gestión del Ministerio.
Sin embargo, el funcionario no siempre asistió, bajo el argumento de estar atendiendo la crisis sanitaria.
Zevallos, el ministro técnico
La llegada de Zevallos al gabinete del Ejecutivo fue celebrada desde varios sectores, por su perfil técnico: epidemiólogo, cardiólogo, académico. Y sus primeros pasos también, pese a ser él mismo población de riesgo por rango etario, el ministro se dedicó a recorrer hospitales y verificar insumos.
Dentro del Comité de Operaciones de Emergencia (COE) nacional, por su especialidad, presidió la mesa técnica para elaborar las normas para el control de la propagación del Covid-19.
Él mismo estuvo en contacto con los proveedores de pruebas de detección y en constante acercamiento con organismos multilaterales y países amigos para la adquisición de insumos y cooperación internacional.
Junto con el exvicepresidente Otto Sonnenholzner recorrió decenas de hospitales del país, mientras se incrementaban camas de atención y equipos. Así como también estuvo con otras autoridades recibiendo donaciones y adquisiciones de insumos médicos que llegaban del extranjero.
De lo técnico a lo político
Como alto funcionario del Gobierno, Zevallos trabaja para y con el presidente Lenín Moreno y, por ende, es parte de sus decisiones de políticas públicas. Por lo tanto, tiene que enfrentar las consecuencias de estas en su área de trabajo: Salud.
Es así que el Ministro de Salud apareció sentado en una rueda de prensa junto al expresidente del Directorio del IESS, Paúl Granda, tras el escándalo de corrupción por el intento de comprar mascarillas con sobreprecio. Tres semanas después Granda dejó el puesto.
Con el paso de las semanas, Zevallos quedó en la mitad de una ola de corrupción administrativa nunca antes vista. Anunció medidas correctivas e investigaciones en varias cadenas de televisión.
Los temas variaban desde la compra de insumos y equipos médicos, por todo el país, hasta el cobro de dinero para entregar información sobre los cadáveres de víctimas de Covid-19.
Pero, mientras Zevallos recorría las ciudades y hospitales, y pedía calma a la población a través de cadenas nacionales, las denuncias de los funcionarios de la salud por falta de insumos de protección se multiplicaban.
El Ministro y el gobierno siempre lo negaron, dijeron que no había denuncias formales.
Zevallos también negó que hicieran falta camas en los hospitales, en varias entrevistas televisivas, pese a las constantes denuncias de familiares de pacientes que no podían ingresar al sistema de salud público, porque los hospitales estaban saturados.
A la crisis sanitaria se sumó entonces la económica. Una vez que el Estado se quedó sin recursos, el Ministerio de Finanzas empezó a decidir a dónde enviar lo poco que estaba disponible.
Entonces, empezó el problema con el personal de salud, especialmente con los médicos posgradistas.
El problema entre la Ley Humanitaria, que otorgaba salarios y estabilidad laboral a aquellos médicos, y la falta de recursos para cubrir esas asignaciones, dejó al Ministerio de Salud atorado frente a los reclamos del personal sanitario, que con el paso de los meses llegaron a las calles.
La Asamblea Nacional intentó intervenir, pero Zevallos prefirió enviar a otros funcionarios para que intervengan en su lugar. El problema no fue zanjado ni por Finanzas ni por Salud, fue el Ministerio de Gobierno el que llegó a un acuerdo con los médicos posgradistas.
En medio de todo esto, el Ministro también era convocado al Legislativo para responder por el escándalo de corrupción por la red de emisión de falsos carnés de discapacidad, para obtener beneficios.
Los asambleístas no quedaron satisfechos con la información que Salud entregó sobre el tema y con las nuevas inasistencias del Ministro, incluso empezaron a hablar de un posible juicio político por incumplimiento de funciones.
Y fue el mismo Zevallos quien anunció en una entrevista, que en un control interno, detectaron más de 3.000 carnés ilegales, emitidos durante la pandemia. Pero las medidas tomadas por el Ejecutivo perjudicaron a los beneficiarios reales de la medida, lo que inició una nueva ola de críticas y denuncias.
La última polémica en el escenario político que envolvió al ministro Zevallos fue la objeción total al proyecto de Código Orgánico de Salud (COS), por parte del Ejecutivo.
No fue el presidente Moreno quien dio la cara a esta decisión de último minuto. Ya que no se había previsto hacerlo, como lo confirmaron fuentes del gobierno a PRIMICIAS.
Zevallos se sentó en el Salón Azul de Carondelet para dar las razones técnicas de por qué, a ojos del Ejecutivo, debía impedirse que la ley se apruebe, pese a llevar ocho años en trámite.
La decisión fue celebrada por los grupos conservadores, que la tarde previa a la notificación del veto estuvieron protestando en el Centro Histórico.
Mientras que los grupos de mujeres y de derechos humanos lamentaron la medida, al igual que los legisladores, ya que bloquea el debate por un año entero, pasándole el costo político al siguiente gobierno.
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