Voluntad de Dios, un sector abandonado aún en época de elecciones
Luz Villavicencio, de 62 años, coordina labores comunitarias en Voluntad de Dios, en Guayaquil, el 28 de enero de 2021.
Juan Manuel Yépez
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En cifras, Voluntad de Dios es una de las 50 cooperativas del noroeste de Guayaquil que forman parte del populoso sector de Monte Sinaí. Allí viven 350.000 personas, según datos del Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda.
La Agenda Zonal 8 de Senplades calcula que el 94% de sus habitantes vive en la pobreza y no tienen acceso a una vivienda apropiada para el alojamiento humano. Tampoco cuentan con servicios básicos, especialmente agua potable.
En el campo, la realidad de sus habitantes dista mucho de ser una voluntad divina. Es jueves 28 de enero de 2021 y las calles de tierra son solo recovecos llenos de agua empozada, donde se reproducen miles de mosquitos.
El hacinamiento es común. Más de tres personas viven en una sola habitación en casas hechas de madera o bloques, con letrinas o baños improvisados -en el mejor de los casos-.
Esto contribuye a la aparición de enfermedades gastrointestinales, principalmente en los niños.
El consumo y microtráfico de drogas, así como las pandillas y la violencia son parte de la cotidianidad. Por eso, los vecinos decidieron crear brigadas barriales para prevenir los delitos, ante la ausencia de la fuerza pública.
Las viviendas lucen desparramadas entre planicies y elevaciones, como una herencia del crecimiento desordenado producto de una historia de invasiones, que comenzó en 1.950 en enormes haciendas en litigio.
Luz Villavicencio, de 62 años, es una mujer azuaya que llegó a este sector desde Paute en 2004. No tuvo hijos, pero en Guayaquil le "regalaron" uno que asistía a la guardería que abrió en el sitio.
Su madre biológica era muy joven, dice Luz, y lo dejó en su casa a los dos meses de nacido. Ahora tiene 9 años y cursa el cuatro grado en la Unidad Educativa América, ubicada a "4 lagunas" de su vivienda mixta de cemento y madera.
Por la pandemia, tuvieron que comprar un celular y conseguir una línea prepago de internet para que el niño estudie desde la casa. "Pero la señal es mala, a veces hay y otras no", cuenta.
En la cooperativa "se hizo la luz" recién el año pasado, cuando el Gobierno ubicó postes de electricidad, pero el agua es un problema de nunca acabar. Luz invierte USD 0,75 por tanque, que puede durar uno o dos días.
De política, ni hablar. La memoria de Luz no registra los nombres de los candidatos presidenciales. Aunque sea un cliché en barrios con mejor suerte, ella sentencia:
"Cuando los políticos necesitan de uno, llegan y ofrecen todo, pero en realidad las cosas no cambian nunca"
Luz Villavicencio, líder comunitaria de Voluntad de Dios
La comerciante María Chuto llegó a Voluntad de Dios desde Chimborazo hace 16 años. Cuenta que la proliferación de mosquitos en las aguas empozadas provoca casos de dengue clásico, dengue hemorrágico y chikungunya.
Los pacientes reciben atención ambulatoria en dos brigadas médicas móviles destinadas para el Distrito 8, pero esto es insuficiente para el número de habitantes que no tienen acceso a la salud pública.
Promesas incumplidas
El proceso electoral del 7 de febrero de 2021 ha pasado desapercibido en los callejones de Voluntad de Dios, donde no hay afiches ni propaganda política, pese a que están empadronados en la circunscripción electoral 2, que elige cinco asambleístas.
El único rastro proselitista estaba a casi 20 kilómetros hacia la vía Perimetral, donde se ubica el Hospital Monte Sinaí.
Afuera, militantes del movimiento Unión por la Esperanza ubicaron una brigada médica para atender a los moradores.
La ironía es parte del paisaje de las 50 cooperativas que conforman Monte Sinaí, donde existen 6.000 votantes. En los mapas censales de Guayaquil, este sector pertenece a las parroquias urbanas, específicamente a la de Tarqui.
Pero el Municipio afirma que el área está fuera de sus límites, aunque sus habitantes sí participan en las elecciones seccionales.
Las demandas urgentes de María Moreno, presidenta del Comité El Tesorito -que tiene 330 miembros-, son dos: la reconstrucción de un puente destruido por el invierno en las manzanas 85, 86 y 87 y una campaña de fumigaciones para evitar el dengue.
Luz y las dos Marías quieren que esta vez la voluntad de Dios se manifieste en obras de desarrollo para la comunidad, luego de décadas de implorar servicios básicos a los políticos, tan ausentes como el agua.
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