Verónica Abad, la inesperada 'rival interna' que el Gobierno creó e intenta alejar
La vicepresidenta Verónica Abad denuncia un atropellamiento por parte de la administración de Daniel Noboa y habla de presiones para que renuncie.
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La novelesca relación entre el presidente Daniel Noboa y su vicepresidenta, Verónica Abad, tiene un nuevo capítulo y ratifica que no existe confianza entre ellos, que les incomodan las actuaciones del otro. Esto, mientras pretenden que pueden seguir trabajando así.
Sin embargo, Abad ya no toma en cuenta la 'orden' de la Cancillería de guardar silencio. Y ha decidido responder a los dos últimos anuncios de medidas en su contra, aunque no vengan del Gobierno ecuatoriano, y acusar a Noboa de atropellarla y perseguirla políticamente.
La primera embestida contra Abad llegó desde Juan Guarderas, vocal del Consejo de Participación (CPCCS), quien anunció una demanda electoral en su contra por una supuesta campaña anticipada cuando aspiraba a ser alcaldesa de Cuenca, en las seccionales de 2023.
Esto implica una infracción grave, que en su máxima sanción incluiría la destitución. Pero, el consejero ha sido duramente cuestionado por su selección de los demandados y por haberse tomado más de 18 meses en interponer su denuncia.
Abad arremetió contra Guarderas, en una entrevista con La Hora, y dijo que "cae en la ridiculez". Además, afirmó que el consejero "visita constantemente Carondelet", por lo que señaló al Gobierno como el responsable detrás de esa demanda, aunque Guarderas lo ha negado.
Incluso, según la Mandataria, el presidente Daniel Noboa le habría hecho llegar mensajes, a través de terceros, para presionarla a que renuncie. Contó que la Secretaría Jurídica le pidió con insistencia su informe de gestión de abril, para "medir" su desempeño.
Abad acusó también al Jefe de Estado de estar detrás de la "desinformación" digital alrededor de la suspensión de su visa estadounidense, por una supuesta corrupción, vinculada a su hijo, que es investigado por un presunto tráfico de influencias.
Abad confirmó que recibió la notificación del Consulado en Guayaquil, pero sin explicar las razones de por qué se tomó la medida. Aclaró que no es de su interés apelar la decisión, aunque advirtió que "no debió haber salido de la nada".
Este 'round' de acusaciones se da después de unas semanas de relativa 'calma' entre ambos, entre inicios de febrero y mediados de marzo. Pero todo explotó cuando Francisco Barreiro, hijo de Abad, fue detenido.
Barreiro fue enviado a La Roca, una cárcel de máxima seguridad. Y esto provocó un torbellino político en Ecuador, por lo que en los pasillos de la Asamblea Nacional incluso se empezó a hablar de un posible juicio político, en caso de que se confirmara la acusación fiscal.
La detención también dejó en entredicho la permanencia de Abad en Tel Aviv, donde es embajadora por la paz desde mediados de diciembre de 2023. Sin embargo, si decidía regresar para acompañar a su hijo, Abad podría ser acusada de abandono del cargo.
Esto no sucedió y Abad ratificó que no renunciará. Cuando la Vicepresidenta rompió el silencio, el 24 de marzo de 2024, anunció que acudirá al Sistema Interamericano de Derechos Humanos, para denunciar una supuesta persecución en su contra y de su familia desde el gobierno de Daniel Noboa.
Esa supuesta persecución tendría el objetivo insistente de que renuncie a su cargo, para que Noboa pueda poner a alguien de su confianza en el puesto. Alguien a quien encargarle la Presidencia cuando empiece la campaña electoral de 2025.
El recuento de las discordias
En medio de una dinámica marcada por la inexistencia de comunicación, el binomio está por cumplir seis meses en el poder y solamente se han visto una vez desde la posesión, el 23 de noviembre de 2023: esa misma tarde, durante la firma de los primeros decretos del Mandatario.
La discordia fue evidente incluso desde la campaña, antes de la segunda vuelta. Con la sorpresiva noticia de que Noboa consiguió pasar al balotaje, su compañera de fórmula se convirtió en un peso para el entonces candidato, por sus polémicas declaraciones, y lo siguió siendo una vez electos.
El recuento de las acciones que reflejan el deseo del Presidente de mantener a Abad lejos es extenso: no estuvo en la recepción de resultados de la segunda vuelta, ni en el primer almuerzo en Carondelet o en la foto oficial del Gobierno.
Solo en su segundo día de mandato, Noboa la desterró a 12.000 km de distancia, a Israel, y se encargó de reducir la estructura de la Vicepresidencia en Quito. Pero no fue suficiente, le restó personal de seguridad, personal de trabajo y le prohibió dar declaraciones públicas.
Ya desde entonces parecía que las decisiones de Carondelet estaban destinadas a despechar a la vicepresidenta Abad, para que dé un paso al costado. No obstante, pese a cierta resistencia inicial, Abad aceptó todos los cambios y órdenes ejecutivas.
Los llamados públicos de Abad al diálogo fueron ignorados y Noboa dispuso que sea la Cancillería quien se encargue de la relación, con quien apenas semanas antes había compartido papeleta con él.
Abad reclama ahora que el presidente Noboa en todo este tiempo ni siquiera le ha aclarado cuál es el detalle u objetivo de su misión diplomática de paz en Israel, en medio de un complejo conflicto armado internacional, que ni la ONU ha podido amortiguar.
Sin embargo, sí tiene que cumplir con su informe mensual de gestión, para evitar una destitución por incumplimiento de funciones. PRIMICIAS ha solicitado en tres ocasiones una copia de los documentos a la Cancillería, pero la entidad ha preferido guardar silencio.
Tampoco hay una versión oficial de por qué la tensa y distante relación. Pero el presidente Daniel Noboa sí se ha encargado de eliminar cualquier rastro digital de Abad en sus cuentas de redes sociales.
Mientras que, en cada episodio, el Gobierno mantiene su tradición de dejarle espacio a las especulaciones, antes de responder con un escueto comunicado o un video de TikTok, que en esta ocasión todavía no han llegado.
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