Casos Gabela, Odebrecht y Quinsaloma tuvieron testigos protegidos
Los testimonios anticipados de testigos protegidos son clave en un proceso penal. Recientemente, la Fiscalía reveló su existencia en el caso Villavicencio.
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Un testigo protegido de la Fiscalía habría declarado que el correísmo estaría detrás del asesinato de Fernando Villavicencio, excandidato presidencial por Construye, según algunos de sus allegados. La aparición de esta persona en el caso ha causado polémica.
Por un lado, el correísmo ha puesto en duda la fidelidad de su declaración, ya que esta persona no estaba presa, ni formaba parte del proceso por asesinato antes de rendir su versión bajo juramento.
Mientras que la Fiscalía ha garantizado un debido proceso en la toma del testimonio. Advirtió, que nadie puede revelar la identidad del testigo protegido, porque podría ser encarcelado hasta por tres años.
Esto porque desde que dio su testimonio anticipado, esta persona forma parte del Sistema de Protección a Víctimas y Testigos (SPVT) que maneja la Fiscalía. Este programa le brinda protección para garantizar su participación en el proceso y salvaguardar su vida.
Dependiendo del nivel de riesgo, la Fiscalía otorga a sus testigos protegidos distintos tipos de cuidados. Estos van desde patrullaje hasta la protección permanente con agentes que se convierten en sus escoltas.
Cuatro casos con testigos protegidos
En los últimos años, al menos, cuatro casos de gran resonancia nacional han tenido testigos protegidos. Pero, en dos de estos, la fidelidad de su testimonio ha sido puesta en duda.
Caso González y otros
- En 2003, durante un asalto a una farmacia en Guayaquil, ocho personas fueron asesinadas y otras cuatro desaparecieron. Este caso se conoció inicialmente como Fybeca, pero luego fue rebautizado. En 2014, cinco personas fueron sentenciadas por asesinato. Pero dos años más tarde, uno de los desaparecidos fue hallado en Venezuela. Volvió al país y se convirtió en testigo protegido. En su testimonio anticipado, esta persona declaró que hubo policías que formaron parte de la planificación del asalto y también del operativo para contenerlo. Además, denunció que fue torturado junto a los otros desaparecidos, pero escapó. Su aparición y declaración sirvió para que 11 uniformados sean llamados a juicio. Esa diligencia está pendiente.
Caso Gabela
- Jorge Gabela, excomandante de la Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE), fue asesinado el 19 de diciembre de 2010, en Guayaquil. En 2012, cinco personas fueron sentenciadas por esa muerte, a atribuida a la delincuencia común. Una de las pruebas principales fue el testimonio de un testigo protegido. Esta persona relató que vio a los sentenciados en un local del centro de Guayaquil, planificando el crimen. Sin embargo, la pericia realizada por el experto argentino Roberto Meza reveló que ese testigo se contradijo en las tres versiones que dio. Y que su relato no coincide con las características del local mencionado. La familia de Gabela ha pedido durante años que se investigue el asesinato del exmilitar como retaliación del crimen organizado por su oposición a la compra de los helicópteros Dhruv.
Caso Quinsaloma
- El 4 de agosto de 2011, en Quinsaloma (Los Ríos), tres personas fueron asesinadas. Tras un proceso penal. El exasambleísta Galo Lara y su entonces pareja, Carolina Llanos, fueron sentenciados como autores intelectuales del crimen. Un testigo protegido de la Fiscalía declaró que una de las víctimas le contó que Lara y Llanos lo habrían amenazado de muerte. 10 años después, las sentencias de Lara y Llanos fueron revisadas por la Corte Nacional y su inocencia se ratificó. Meses después, en marzo de 2022, el entonces testigo protegido fue asesinado en Guayaquil.
Caso Odebrecht
- En diciembre de 2017, la Corte Nacional de Justicia sentenció al exvicepresidente Jorge Glas; su tío, Ricardo Rivera, y otras seis personas más por asociación ilícita. Este fue el capítulo ecuatoriano del escándalo mundial conocido como caso Odebrecht. Dentro de la prueba testimonial que la Fiscalía presentó en el juicio estuvo la declaración de un testigo protegido, quien habría sido la mano derecha de Rivera. Esta persona tenía acceso al teléfono y correo electrónico de Rivera. Reveló que Rivera y Glas tenían códigos secretos para comunicarse y registrar los movimientos irregulares.
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