Seguridad: el discurso de 'mano dura' usado como bandera política
Miembros de la Policía durante el operativo Destello Quiteño 2, en la capital, el 6 de febrero de 2020.
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Las autoridades y actores políticos saben que sus acciones pueden marcar el año preelectoral, la ruta hacia Carondelet, sus propias reelecciones o las de sus aliados.
Aunque Gobierno y oposición hablen de "hacer lo correcto", las próximas elecciones presidenciales nublan el ambiente político. Y la creciente inseguridad es una de las grandes preocupaciones ciudadanas a la que muchos apuntan.
Las mismas cifras oficiales desnudan un incremento en las muertes violentas en el país: 2019 cerró con un 18,77% más que en 2019. Lo mismo sucedió con los robos.
El miedo en la población también crece y, en su discurso, el Gobierno ha intentado buscar responsables externos: los migrantes, la "sensación de inseguridad", posibles distorsiones en las mediciones.
Sin embargo, el aumento de la inseguridad va ligado a factores sociales, como la pobreza, la desigualdad y el desempleo.
Y la suma de todos los factores influye en el contexto en el que trabajan los agentes de seguridad, que son fuerzas legalmente "no deliberantes" y responden a las autoridades.
Según María Fernanda Noboa, experta en seguridad y docente universitaria, el discurso de combatir la delincuencia y la inseguridad con 'mano dura' tiene réditos políticos más inmediatos, especialmente en tiempo electoral, que atacar de raíz el problema con políticas de prevención.
Prevenir es anticiparse a las amenazas, dice la catedrática. Y cuestiona qué pasa con los sistemas de inteligencia que "no han actuado, ni han tenido profesionalismo y se han politizado".
Noboa también destaca que se debe diferenciar los tipos de discursos, los contextos en que se pronuncian y quién los da. Ya que hay discursos que funcionan de diferente manera y en distintos niveles: redes sociales, círculos políticos, académicos.
El uso de la fuerza
El presidente Lenín Moreno y la ministra de Gobierno, María Paula Romo, mantienen una firme postura de respaldo a la Policía Nacional, incluso en polémicos casos criticados por uso excesivo de la fuerza.
El Gobierno hace homenajes y eventos de respaldo y acompañamiento a los policías cuestionados, investigados o sancionados. También a aquellos que han sido víctimas de violencia por cumplir con su labor.
El pasado viernes, la alcaldesa de Guayaquil, Cynthia Viteri, estuvo en el centro de la polémica por el discurso que dedicó a los uniformados, en un evento conjunto con el Ministerio de Gobierno.
La sucesora de Jaime Nebot, líder del PSC y posible candidato presidencial, pidió a los policías que "no les tiemble el pulso". Y ofreció las armas que sean necesarias para que los uniformados "sigan enfrentando la muerte día a día".
"La próxima vez que vean a un delincuente apuntándole la cabeza a una mujer embarazada, como sucedió con Diana, disparen señores, disparen. Disparen porque solo en medio segundo existe la diferencia", dijo la Alcaldesa.
Aunque sin llegar a esa posición, el líder de Creo y candidato presidencial, Guillermo Lasso también ha cuestionado la actuación de los uniformados ya que "cuando realmente hace falta auxilio, la policía no se atreve a disparar".
Un actor político que también ha tomado una línea radical de discurso es Andrés Páez, quién también se prevé compita para llegar a Carondelet. El exdiputado y binomio de Lasso en 2017 es partidario del porte de armas: "porque en la actualidad nuestro país está en manos de la delincuencia, por lo tanto es necesario que el ciudadano aprenda a defenderse".
Un discurso de seguridad que renace
El discurso de 'mano dura' no es nuevo en el país, se repite cada cierto tiempo, recuerda Farith Simon, especialista en derechos humanos. Y apunta que la seguridad es un tema "políticamente rentable, porque tiene su respuesta automática en mucha gente que siente miedo".
Pero en el contexto actual, apunta el también catedrático, hay un problema evidente de delincuencia organizada. No de aquella que es fruto directo de la pobreza. Y parecería que hay una respuesta endeble por parte del Estado.
Es ahí cuando el miedo se instala y hay gente que saca provecho (...) Es una cosecha política.
Farith Simon, especialista en derechos humanos
A Simon no le sorprenden las declaraciones de la Alcaldesa de Guayaquil porque, dice, tiene un pasado de irrespeto y abuso de los derechos, discursivo y de actuación. Recuerda que Viteri es autora de la figura de la antigua 'detención en firme'.
Hay tres posiciones, explica Simon, en el uso de la fuerza. La primera, es el uso legítimo en determinadas circunstancias ante una amenaza violenta. La segunda, es la del 'gatillo fácil', cuando se les dice a los agentes que disparen y da pie a usos no justificados de la fuerza.
Y la tercera, que viene desde el sector que defiende los derechos humanos, sobre la desconfianza en el Estado y la falta de garantías, "porque la historia nos dice que se han producido abusos", sostiene Simon y recuerda el caso de 'los hermanos Restrepo' y el caso 'Fybeca', después conocido como 'las Dolores'.
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