Segunda vuelta: la campaña sucia reinó en las redes sociales
La campaña sucia en contra de los candidatos a la Presidencia de la República se intensificó en los últimos días de la contienda electoral.
La campaña sucia se intensificó en la segunda vuelta presidencial.
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Los equipos de campaña y los simpatizantes del correísta Andrés Arauz y de Guillermo Lasso, líder de Creo, se acusan los unos a los otros de promover una campaña sucia. Aunque no se conozca oficialmente la autoría de los spots, jingles e imágenes que inundan las redes, de igual forma todos niegan tener participación en el asunto.
Pero, es un hecho evidente. A medida que se acerca el día de las votaciones, la campaña de descrédito y difamación crece. Y, en ambos casos, son los simpatizantes de cada candidato los que la comparten y viralizan.
El factor común es el presidente saliente Lenín Moreno. Tanto Arauz como Lasso insisten en desmarcarse de cualquier posible vínculo con su administración. Por lo que ahí es a donde apunta la mayor parte de 'campaña extraoficial'.
Ejemplos de campaña sucia se pueden encontrar bajo las mismas etiquetas que usan los candidatos presidenciales: #LaBancaOElPaís, #AndrésNoMientasOtraVez y #LassoEsMoreno.
En esta ocasión, la campaña ilegítima fue más allá del conocido uso de trolls y bots, para inundar las redes. Los mensajes son cada vez más subidos de tono y, generalmente, acusando a los candidatos de temas trillados.
Canciones, títeres, comics, animaciones, montajes, máscaras, logos falsificados y hasta sillas de ruedas, bastones y migrantes han sido utilizados para los fines de la campaña sucia en esta ocasión.
Además, Facebook informó que dio de baja 390 cuentas que se dedicaban a interferir en las elecciones ecuatorianas, desde España y Argentina. Sin embargo, los tres ejemplos planteados en el informe son de desinformación sobre Arauz. Aunque también varios de sus simpatizantes han denunciado el cierre de sus cuentas personales.
Campaña sucia, una mala estrategia
Para el catedrático Matías Abad la intensificación de la campaña sucia y de descrédito solo muestra la ausencia de una estrategia sostenida. Por lo que uno u otro equipo de campaña se ve en la dificultad de posicionar un mensaje estructurado en las últimas semanas de la contienda.
Y esto hace que el mensaje que lanzan se usa para reforzar o subrayar las debilidades del adversario. Sin embargo, este ataque, sin una estrategia puede resultar contraproducente.
Abad explica que para que la técnica funcione se requieren elementos nuevos de ataque, que generen interés en los votantes indecisos. Ya que recurrir a lo mismo de siempre solo cansa y aleja a los electores.
Por ejemplo, el catedrático señala como un error la insistencia en vincular a los candidatos con el feriado bancario y Venezuela y la desdolarización porque el hartazgo del votante indeciso genera resistencia a esos discursos.
Abad señala entonces que ese segmento que queda de indecisos, tal vez 15%, están hartos de la campaña sucia, por lo que hay dos opciones: que se inclinen por las propuestas de una posición más limpia y diferente o que se suban a la tendencia del que se posicione como posible ganador.
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