La eterna crisis de comunicación del Gobierno de Guillermo Lasso
En menos de dos años, la Secretaría de Comunicación entró a la lista de los despachos más inestables del Ejecutivo. El mismo presidente Guillermo Lasso aceptó que esa es una de las áreas en las que falla su Gobierno.
Guillermo Lasso, presidente de Ecuador, arriba a Quito desde Estados Unidos, el 21 de diciembre de 2022.
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Ninguno de los tres funcionarios que han pasado por el despacho de la Secretaría de Comunicación de la Presidencia de la República, ha podido implantar una estrategia de comunicación que resulte efectiva para el Gobierno.
Lo evidente, tras las tres renuncias, son los desencuentros con el presidente Guillermo Lasso y su círculo cercano:
- Eduardo Bonilla llegó al poder con el Mandatario y ocupó el puesto durante 13 meses, dejó la cartera de Estado en medio del paro nacional de junio de 2022.
- Leonardo Laso estuvo apenas cuatro meses en el cargo y salió porque no se 'alineaba' con el pensamiento gubernamental, advirtió que el referendo constitucional fracasaría (cómo, finalmente, sucedió).
- Y Andrés Seminario se mantuvo en la Secretaría por cinco meses. Renunció después de una entrevista en la que el presidente Lasso aceptó que el Gobierno ha fallado en la comunicación.
Estos secretarios de Comunicación no lograron que el Mandatario y su círculo cercano sigan sus recomendaciones y sus guías en el área. Y los breves papeles de los consejeros de comunicación estratégica y del vocero presidencial también fueron inútiles.
Solo Bonilla, quien sigue formando parte de Ecuador Libre, el tanque de pensamiento de Creo, salió sin criticar lo sucedido puertas adentro de Carondelet.
Laso fuera del círculo cercano
Por ejemplo, cuando el Ejecutivo decidió lanzar su propuesta de "consulta ciudadana", el secretario Laso quedó fuera de esa planificación. Pese a que esa debía ser la mayor campaña comunicacional del Gobierno en ese momento.
La tarea se la dejaron al subsecretario de acción estratégica, Juan Mateo Zúñiga, quien fue el jefe de campaña presidencial del candidato de la ID, Xavier Hervas, y quien después fue fichado por Lasso.
Después de su salida, Laso contó que tampoco pudo ejecutar las dos campañas de comunicación que había preparado y que se dieron de baja una vez que la Secretaría cambió de riendas.
Pero tras la derrota electoral, en Carondelet sucedió lo que Laso había recomendado al Jefe de Estado: la salida de Iván Correa, Francisco Jiménez y Aparicio Caicedo. A quienes acusó de no sintonizar con la realidad que enfrenta el Gobierno.
Seminario tampoco cuajó
Como cada nuevo secretario de Comunicación, Seminario anunció ajustes en la comunicación gubernamental. Y aclaró que “Twitter no es Ecuador“ y anticipó que se realizarían las cadenas nacionales necesarias y se retomarían las entrevistas presidenciales.
Sin embargo, esto no llegó a cambiar del todo. El Ejecutivo continuó siendo reactivo a lo que se exponía en redes sociales y los mensajes presidenciales y entrevistas añadieron más polémicas que aciertos.
Uno de ellos fue el mensaje de respuesta a la decisión de la Corte Constitucional, sobre la solicitud de juicio político. La postura del Mandatario al hablar sobre su honra durante 19 minutos resultó en más críticas que respaldos a su gestión.
Después vino el anuncio del decreto sobre el porte de armas y, finalmente, una entrevista dominical, todas terminaron levantando olas de críticas contra el Mandatario, especialmente en redes sociales.
Por eso, tras su abrupta salida, Seminario también expuso algunos de sus argumentos sobre la gestión del presidente Lasso. Uno de ellos es que las expresiones públicas de enojo del Mandatario eran percibidas como conflictos e inestabilidad.
"Cuando el gobierno no comunica, crea desconfianza en las instituciones, permite la propagación de teorías conspirativas y limita la participación ciudadana", escribió Seminario y criticó que "el gobierno cree que es el héroe de su propia historia".
El reto de Reyes
Ahora, la Secretaría de Comunicación queda en manos de Wendy Reyes, quien aceptó lo difícil de su posición por la profunda crisis que atraviesa el Gobierno, entre los reclamos sociales y el intento de juicio político en la Asamblea.
Fue posesionada el 5 de abril, y ha mantenido perfil bajo en sus primera semana en funciones.
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