Rusia deja atrás la tensión con Ecuador y ahora ofrece ayuda a Noboa
Después de tres semanas de tensión diplomática, finalmente el capítulo de desencuentro con Rusia terminó. Ahora, el gobierno de Vladimir Putin desea desempolvar proyectos pendientes con Ecuador.
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En su afán de conseguir recursos para luchar contra la inseguridad, el presidente Daniel Noboa desencadenó un pulso político en el que Ecuador quedó atorado entre dos gigantes: Rusia y Estados Unidos.
Pero, finalmente, el ofrecimiento de enviar 'chatarra' militar rusa a Washington se desplomó. Y el mismo Primer Mandatario tuvo que buscar una excusa para retractarse y dar de baja esa transferencia, pese a que el objetivo de la transacción era claro desde un inicio.
La Casa Blanca lleva dos años buscando que los gobiernos latinoamericanos que poseen antiguos equipos militares soviéticos o rusos los donen a Ucrania para mantener la defensa contra la invasión rusa.
Sin embargo, después de tres semanas de tensión diplomática que complicaron comercialmente a Ecuador, el presidente Noboa afirmó que las intenciones de Estados Unidos fueron una sorpresa para su Gobierno y sostuvo que no puede seguir adelante con una triangulación de armamento.
Por ello, el Jefe de Estado aceptó que el Kremlin tenía razón en su molestia frente a la transferencia. Y el embajador ruso en Quito, Vladimir Sprinchan, expresó que Moscú recuperó la tranquilidad y la confianza, después de que se diera de baja el acuerdo con Washington.
Esto 'coincidió', según Ecuador y Rusia, con el levantamiento de la sanción a cinco exportadoras de banano. Ambos gobiernos insistieron en que se trató de un tema aislado, sobre el cual Sprinchan responsabilizó al expresidente Guillermo Lasso.
Ninguna de las instituciones involucradas en las negociaciones con Estados Unidos, como Cancillería, Ministerio de Defensa o la Presidencia, explicaron lo sucedido ni aclararon por qué defendieron inicialmente la transferencia, para después echarse para atrás. Esas negociaciones se iniciaron en el gobierno anterior.
Las autoridades ecuatorianas tampoco han confirmado si este episodio modificó de alguna manera las relaciones con las dos naciones involucradas, especialmente la hoja de ruta con Washington, el principal aliado del gobierno en la lucha contra el crimen organizado.
¿Por qué Noboa cambió de parecer?
Desde el 21 de diciembre, el Gobierno defendió la decisión del presidente Daniel Noboa de ejecutar la transferencia de 'chatarra' militar rusa. La canciller Gabriela Sommerfeld afirmó que no era ilegal y que Ecuador podía dar de baja los equipos, venderlos, regalarlos o intercambiarlos.
Después de las primeras advertencias de Moscú e, incluso, después de la sanción al banano ecuatoriano, el Mandatario pareció no darle importancia a losm reclamos e insistió en que "se va a proceder de todas maneras" con la transferencia.
Pero la acusación del Kremlin por una falta de reflexión de Ecuador y posibles complicaciones en la relación bilateral fue respondida con ligereza por parte del Ejecutivo. El presidente Noboa lo minimizó y repitió que se trataba de 'chatarra' comprobada.
Además, sin razón, Noboa advirtió que el derecho internacional le permitía desecharla como tal. Y agregó que la postura de Rusia "no es la adecuada", porque Ecuador también se encuentra en una guerra.
El problema fue que el Ejecutivo ignoraba o pasó por alto el acuerdo de cooperación técnico-militar firmado con Rusia en 2008, que prohíbe explícitamente dichas transferencias. Y esto es algo que las autoridades ecuatorianas ni siquiera han mencionado.
Pero, además, existe otra 'barrera' legal en el ordenamiento nacional: el Reglamento de Administración y Control de Bienes del Sector Público.
Esta normativa establece, en su artículo 132, que el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, previa autorización del Ministro de Defensa, podrá "vender directamente" sus aeronaves, naves, buques, aparejos, equipos, armamento o material bélico obsoleto o fuera de uso.
Sin embargo, aclara que estos equipos "no podrán salir del país" ni podrán ser utilizados "en actividades que atenten a la seguridad del Estado o al prestigio de la Institución Armada".
Aunque abre la posibilidad de que "bajo la responsabilidad del Ministro de Defensa, los bienes podrán salir del país si son adquiridos por el propio fabricante o por algún gobierno extranjero", dichos "actos que deben ser autorizados mediante decreto ejecutivo emitido por el Presidente de la República".
Es decir, que si el presidente Noboa seguía adelante con la transferencia de equipo militar a Estados Unidos, no solo iba a violentar un acuerdo amparado en el derecho internacional, sino también debía responsabilizarse personalmente por las consecuencias.
La firma de ese decreto ejecutivo podría acarrear responsabilidades futuras con el Estado y, tal vez, hasta procesos de repetición contra el mismo Daniel Noboa, para que repare económicamente las pérdidas por los procesos internacionales contra Ecuador.
Una especie de 'victoria'
Con o sin intención, esta crisis sacó de su letargo a las relaciones bilaterales con Rusia, país que, pese al extendido conflicto bélico con Ucrania, mantiene proyectos pendientes por retomar o renegociar con Ecuador.
Según el embajador Sprinchan, el gobierno de Vladímir Putin ofreció al expresidente Lasso una cartera de proyectos de inversión que quedó en el olvido, ya que el anterior gobierno mantuvo distancia con el Kremlin.
El diplomático ruso incluso habló de una prohibición por parte de Lasso que impedía que el personal ecuatoriano en Moscú realizara acercamientos o mantuviera contacto con su contraparte rusa.
Sin embargo, la situación cambió. Sprinchan considera que hay apertura con el gobierno de Noboa para llevar adelante un mantenimiento de los equipos militares, antes considerados chatarra, y que también podrán revivir los proyectos olvidados.
A la vez, aunque el Gobierno ecuatoriano haya decepcionado a Estados Unidos al no convertirse en el primer Estado latinoamericano en enviar equipo militar a Ucrania, la cooperación en seguridad se mantiene.
El mismo día en que el embajador Sprinchan informaba públicamente que Ecuador echaría marcha atrás con la transferencia a Washington, Noboa se reunía con un delegado de la Casa Blanca para fortalecer el trabajo conjunto en la lucha contra el crimen organizado y el narcotráfico.
Y, como lo anunció previamente la jefa del Comando Sur, Laura Richardson, Estados Unidos tiene un plan de seguridad de cinco años para Ecuador. Sin contar que el gobierno de Noboa es el único en Sudamérica que mantiene una relación estrecha y abierta con Washington, lo que lo convierte en un valioso aliado regional.
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