Python y Nagoya, palabras que entraron al vocabulario de los ecuatorianos
Un diccionario de la política ecuatoriana estaría incompleto si no incluye en su contenido a "Nagoya" o "Python", dos palabras que se pusieron de moda tras el debate.
Los candidatos Andrés Arauz y Guillermo Lasso durante el debate presidencial la noche del domingo 21 de marzo de 2021.
CNE, Flickr
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Fuego cruzado, acusaciones, pocas propuestas; el debate presidencial nos dejó eso y dos palabras de las que todos hablan, y pocos conocen: python y Nagoya.
Para empezar, a lo que se refería el candidato Andrés Arauz es a un lenguaje de programación que se puede enseñar a niños desde temprana edad.
Por cierto, es python y no phyton, este último es un bactericida que se utiliza para el cultivo del brócoli, entre otros productos agrícolas.
"Python es un lenguaje de programación que se puede enseñar a niños de edad temprana, en Ecuador hay escuelas que lo hacen", afirma Pablo Robayo, coordinador de la carrera de desarrollo de sotfware del Instituto Tecnológico Superior, Benito Juárez.
De hecho, no es el único, pero por estos días gozaba de popularidad, por encima de scratch, que se puede descargar gratis en tabletas y celulares y ayudan a los niños a desarrollar un pensamiento tecnológico para resolver sus problemas básicos.
"Seguramente python ganará más fama con lo del debate", sostiene Robayo, cuyos alumnos de más de 18 años utilizan esta herramienta para comenzar a programar.
Nagoya, el protocolo
Como miles de ecuatorianos, el candidato Guillermo Lasso no supo qué decir cuando se le preguntó sobre el Protocolo de Nagoya.
Este convenio, firmado en 2014, es un anexo al Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB), cuyo objetivo es el de lograr la participación justa y equitativa de los beneficios derivados de la utilización de los recursos genéticos.
"Es algo innovador que procura el cuidado del material genético de una nación", sostiene el catedrático Santiago Orbe.
El tema es así, si en Ecuador se descubre una rana, cuyas secreciones sirven de cura para el Covid-19 y un laboratorio internacional lo desarrolla y explota, tiene la obligación de compartir su conocimiento y ganancias con el Estado.
"Lastimosamente, no deja claro los mecanismos para generar beneficios a los países", añadió.
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