El presidente Daniel Noboa se juega su futuro político en la consulta
El presidente Daniel Noboa decidió apostarlo todo en la consulta popular y referendo que se votarán el domingo 21 de abril de 2024. Los resultados definirán el resto de su gobierno, su futuro político y el de la oposición.
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En medio de las recurrentes crisis nacionales, el presidente Daniel Noboa medirá su aceptación en las urnas este domingo 21 de abril, con las 11 propuestas de consulta popular y referendo constitucional. El resultado electoral, indudablemente, definirá el futuro de su gestión.
La convocatoria ha sido calificada por unos como innecesaria y por otros como la solución a los problemas de seguridad del país. Pero, a la vez, la campaña ha sido atípica y se ha mantenido concentrada en las redes sociales. Con poco ruido.
La consulta es una de las promesas electorales que hizo Noboa y que medirá el respaldo que tiene su administración, cinco meses después de haber llegado a Carondelet, mientras su popularidad fluctúa al vaivén de sus decisiones.
Durante sus primeros 100 días de gestión, el Jefe de Estado llegó a superar el 80% de aceptación (Cedatos). Una cifra récord en comparación a sus dos últimos predecesores. Sin embargo, en la recta final frente a la consulta y referendo, apenas llega al 57% (Imasen).
Por lo que, el resultado electoral revelará si los ciudadanos están dispuestos o no a apoyar el resto de su gestión, hasta mayo de 2025.
A la vez, la votación podría mostrar en qué medida la ciudadanía responsabiliza o apoya las decisiones del presidente Noboa frente a los problemas de inseguridad, de corrupción, de generación de energía, de liquidez fiscal y de empleo.
Los escenarios
Una votación favorable podría convertirse en un trampolín político para impulsar la anunciada reelección y campaña presidencial, representando el "clamor" de la ciudadanía, en palabras del propio Daniel Noboa.
Además, con el siempre fragmentado escenario partidista, una victoria podría consolidar el apoyo de otras agrupaciones políticas, que opten por aglutinarse detrás del Mandatario en la próxima contienda. Ya que sin un partido propio, Noboa necesitará nuevos auspicios.
Esto permitiría a las otras listas buscar un espacio de cogobierno, sin arriesgarse a presentar un candidato propio, con bajas posibilidades en la carrera presidencial y que les implique consecuencias negativas para su supervivencia legal.
A la vez, un espaldarazo en las urnas supondría -en el corto plazo- una presión adicional para las otras fuerzas políticas tanto en la Asamblea Nacional como en los gobiernos seccionales.
Por ejemplo, el Legislativo se vería obligado a tratar los proyectos de ley derivados de la consulta, que serán remitidos por Noboa, y las autoridades locales tendrían que buscar acercamientos con el Gobierno para garantizar una relación fluida con el Ejecutivo.
Y Noboa, como tal, tendría una especie de vía libre para continuar con su administración de 'mano dura' y secretismo en materia de seguridad, de la mano de las Fuerzas Armadas, que tendrían, a su vez, un mayor espectro de intervención en la seguridad interna.
Por el contrario, un resultado negativo podría poner cuesta arriba los siguientes 13 meses de administración y también pondría en duda la participación del Presidente en una nueva contienda electoral.
Eso 'envalentonaría' a la oposición y abriría la posibilidad de que los partidos busquen llegar a la tarima electoral con figuras propias o auspiciadas y que sus representantes en la Asamblea y en los gobiernos locales radicalicen su oposición contra el Ejecutivo.
Todo eso para minar la imagen de Noboa y presentarse como opciones con miras a 2025.
Sin embargo, el Mandatario podría utilizar una derrota electoral como excusa para dejar que los problemas y crisis que persistan en el país a lo largo del año, principalmente en materia económica y de seguridad.
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