Pese a las manifestaciones y el vandalismo, el gobierno defendió las medidas económicas
Las movilizaciones se extendieron por el país el 3 de octubre. El nivel de violencia se incrementó con el paso de las horas. La respuesta del Ejecutivo fue decretar el estado de excepción, para sacar a las fuerzas militares a resguardar las calles y la infraestructura clave del país.
Las protestas en contra de las medidas económicas del Gobierno se tornaron violentas a la altura de la Plaza del Teatro.
EFE
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El gobierno llamó al diálogo. Pero un grupo de federaciones de transportistas estaba decidido e inició una paralización de actividades a media noche del miércoles 2 de octubre, que se extendió a lo largo del 3 de octubre.
Sorpresivamente, pocas horas después del anuncio de los transportistas, un grupo de ciudadanos en Quito ya marchaba hacia Carondelet.
Estaba encabezado por varios dirigentes de la Revolución Ciudadana: Juan Cristóbal Lloret, Ronny Aleaga, Carlos Viteri, Amapola Naranjo, Yofre Poma, Esteban Melo, entre otros.
Los enfrentamientos con la fuerza pública empezaron desde el miércoles en la noche. Y varios otros sectores decidieron seguir el ejemplo de los correístas para subirse a la camioneta de las protestas.
Durante la noche y la madrugada otras agrupaciones sociales y políticas llamaron a la ciudadanía a unirse en las calles. Desde los estudiantes de la Universidad Central hasta la dirigencia indígena de la Conaie. Y, por supuesto, la misma Revolución Ciudadana.
Los choferes paralizaron varias carreteras interprovinciales y numerosos sectores urbanos. Desde tempranas horas de la mañana se dedicaron a cerrar el paso, con llantas quemadas, palos y a provocar pequeños fuegos con cualquier otro material inflamable que encontraron a su paso.
Entre los primeros en sumarse estuvieron los estudiantes, al grito de: "ni Correa, ni Moreno, la lucha es del pueblo". Desde las 08:00, en las afueras de la Universidad Central, en Quito, empezaron a quemar llantas.
Los universitarios salieron rumbo al Centro Histórico e intentaron y alcanzar el palacio de Carondelet. Todo estuvo controlado hasta que llegaron a la calle Mejía y rompieron el cerco policial. La acción de la fuerza pública no se hizo esperar.
Desde entonces el nivel de violencia y agresividad, de parte y parte, fue subiendo. Moradores del Centro apoyaban a los manifestantes con gritos y material inflamable, así como ayudando a los afectados por los gases lacrimógenos.
Tanto los manifestantes como los policías recibieron refuerzos. Mientras tanto, el Gobierno se reunía en Carondelet. El presidente Lenín Moreno, acompañado de sus ministros, firmó un Decreto de estado de excepción.
Los ministros de Gobierno, Interior, Finanzas, entre otros altos funcionarios del Ejecutivo, cerraron filas alrededor de Moreno y advirtieron de que no retrocederían en las medidas y que quien infrinja la ley será sancionado.
El estado de excepción fue la carta para tener el respaldo de los militares en las calles y declarar ilegales las aglomeraciones en espacios públicos. Sin embargo, las convocatorias a marchar a Carondelet también se mantuvieron en firme.
El bloque de la Revolución Ciudadana marchaba a Carondelet, llamando a la gente a unirse, tras pedir que la Asamblea Nacional sesione para destituir al presidente Moreno. El movimiento indígena también anunciaba su llegada a Quito para unirse a la movilización nacional.
Mientras tanto, al otro lado de la ciudad, la Federación Nacional de Transporte Pesado (Fenatrape) decidía no plegar al paro. Y las Cámaras de Industrias hacían público su apoyo al Gobierno y anunciaban que asumirán parte de los costos por el recorte de subsidios.
Las protestas en Quito se mantuvieron activas hasta la noche. El presidente Lenín Moreno viajó al final de la tarde a Guayaquil, donde las protestas fueron dispersas, pero se registraron saqueos a locales comerciales. El Mandatario dijo que los "focos de violencia se están controlando".
En todo el país, unas 45 personas fueron detenidas hasta las 18:30, según el Ministerio de Gobierno, como resultado de los desmanes durante la jornada de paro.
Las clases en universidades y colegios estarán suspendidas hoy, así como la restricción vehicular en Quito, conocida como 'Hoy no Circula'.
El ministro de de Defensa, Oswaldo Jarrín, dijo que el estado de excepción busca “preservar y proteger las actividades sociales, económicas y productivas".
Así como resguardar "las áreas estratégicas del país, las áreas de distribución, importación, exportación y los aeropuertos, la distribución de combustibles; es decir, todas las actividades vitales”, sostuvo Jarrín.
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