Los pedidos de Jacobo Bucaram para su estadía en la cárcel 4
Momento en que la Policía coloca un chaleco antibalas y casco a Jacobo Bucaram, el 25 de septiembre de 2020.
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El oficio ingresó el 19 de octubre pasado y está dirigido a la directora del Centro Penitenciario, Gabriela Rivadeneira.
La lista de pedidos va desde equipos electrónicos, ropa de frío hasta una cafetera. Aquí el detalle:
- Una tablet y audífonos que servirán para que Bucaram pueda recibir sus clases a través de Internet. En octubre inició el primer semestre en una carrera universitaria.
- Un colchón semi ortopédico, sin resorte.
- Ropa de abrigo y medias.
- Una cafetera
- Alimentos cítricos para mejorar el estado inmunológico.
El detenido por su presunta participación en una red de corrupción hospitalaria, ofrece arreglar una mesa de billar que está en el centro de reclusión y quedará como 'donación' al igual que el colchón y la cafetera.
Jacobo Bucaram tiene dos procesos judiciales por los que tenía orden de captura. Fue detenido en Colombia y expulsado de ese país el 25 de septiembre.
Cuando llegó a Ecuador, fue ingresado a la cárcel de Cotopaxi. Su defensa apeló la medida y pidió que sea trasladado a la cárcel en Guayaquil.
Con un voto de la mayoría del Tribunal de la Corte Nacional de Justicia, que analizó la petición, ordenó su traslado a la Cárcel 4, bajo la lógica de "precautelar los derechos conexos".
En el mismo lugar guarda prisión el ex asambleísta, Daniel Mendoza.
¿Estos son privilegios?
Para el abogado Julio César Cueva las peticiones no son desproporcionadas, siempre y cuando, se apliquen las limitaciones establecidas en la ley.
El artículo 12 del Código Orgánico Penal (COIP) establece los derechos y garantías de las personas privadas de libertad a la educación, salud, recreación y comunicación.
Bajo este principio todos los privados de libertad tienen derecho a estudiar y tener acceso a Internet exclusivamente para las clases. “Lo desproporcionado sería que la tablet tenga internet todo el tiempo", dice Cueva.
“Ahí lo que tienen que hacer es que él diga el horario de su curso y se le facilitará el acceso a la oficina donde tendrá internet, una vez finalizada la clase, regresa a su celda", explica.
Añade que eso sería lo proporcional y adecuado. "De lo contrario, cualquier persona se inscribe a un curso y tienes a todo el mundo en las cárceles del país ordenando delitos desde adentro, ya no desde el celular, sino desde Internet.”
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