Esteban Ron: "Los partidos deben recuperar la confianza de sus votantes"
PRIMICIAS conversó con el catedrático sobre la situación actual de las organizaciones políticas y los retos en futuros cambios al Código de la Democracia.
Composición fotográfica de los cierres de campaña de algunos de los candidatos presidenciales el 4 de febrero de 2021.
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Las crisis dentro de la Asamblea y el Municipio de Quito evidencian problemas más profundos dentro de las organizaciones políticas. De un lado, están los señalamientos a asambleístas por supuesta gestión de cargos públicos, hechos de los que sus partidos se han desentendido.
Y por el otro está la pugna dentro del Cabildo quiteño, encabezada por dos personas que llegaron al cargo por un mismo movimiento.
Esteban Ron, director de la Escuela de Derecho de la Universidad Internacional y experto en temas electorales, dialogó con PRIMICIAS sobre los retos de las organizaciones políticas para vencer la desconfianza de los ciudadanos.
Han pasado ya más tres meses de las elecciones y dos años de las seccionales, y vemos que problemas tanto en la Asamblea como en el Municipio de Quito. ¿Se los puede atribuir a los partidos?
Definitivamente. En Ecuador, en primer lugar, no estamos hablando de un sistema de organizaciones políticas, sino de un régimen, porque no existe una fiscalización por parte de la administración pública.
Cuando hablamos de un problema estructural es cuando éste converge en tres puntos: el Estado, el Gobierno y la administración pública.
Es lo que pasa con los partidos y organizaciones políticas: el Estado a través de la administración pública no llega a tener un nivel de fiscalización de las organizaciones políticas respecto de toda la actividad política partidaria previa a que éstos se inscriban.
"En el gobierno no existe la voluntad política, a través de la Asamblea Nacional, para corregir esto".
¿Las reformas al Código de la Democracia no fueron suficientes?
Todos teníamos los esperanzas de que se incluya un nuevo acápite dentro del Código de la Democracia para que se haga fiscalización de la actividad partidaria.
Pero las mismas organizaciones políticas no permiten esta fiscalización por parte del Estado, para que se realice una veeduría o al menos para que se vea cómo están realizando sus actividades. Entonces ahí es cuando se tiene un problema estructural.
Ahora, el tema es que vamos a confrontar un derecho versus una libertad: un derecho, el de la buena administración pública, versus la libertad de autoorganización de las organizaciones políticas. Ese es el dilema de toda la vida, no solo en Ecuador sino también en otros países.
Entonces no se forman carreras o al menos una secuencia lógica de cómo una persona se forma dentro de una organización política y llega a ser candidato. Ahí están entonces los candidatos invitados o que aceptaron dos días antes de las elecciones la candidatura.
Y el CNE no puede controlar esta actividad política partidaria porque las normas no lo permiten.
Entonces, ¿debemos encaminarnos a una nueva reforma?
El derecho electoral en el país es un derecho público, en el cual no se puede acceder a las prerrogativas de fiscalización de las administraciones si no hay una norma. Lamentablemente en Ecuador las normas están regidas solo a al control del tema económico y nada más.
Y esto deviene en que los partidos políticos sean maquinarias estrictamente electorales, es decir, sirvan para el momento.
Vamos al ejemplo. Yunda y Guarderas, misma organización política a través de la cual llegaron a dos cargos públicos. ¿Crees que la organización política -y no es una autoreflexión- tuvo un proceso de selección interna para designarlos? No. Y esto pasa en todos los partidos y movimientos.
Lo que sucede es que ven al mejor postor del momento, hacen que sea un candidato invitado. Es decir, van a un proceso electoral sin ver el bagaje político de la persona y esto hace que luego, cuando ostenten el cargo de representación, empiecen este tipo de tergiversaciones y luchas.
Y entonces se rompe esa vinculación con el partido, y no hay una disciplina político partidaria que les permita seguir castigar la desobediencia.
¿Por eso seguimos teniendo candidatos "famosos"?
Estamos en una sociedad en donde el populismo político realmente aflora en todo sentido. Como ciudadanía, aceptamos el populismo porque preferimos al candidato versus a la formación y eso es parte de la cultura política.
Es un tema de carácter psicológico, que prefieras a la persona que tiene visibilidad versus a la persona que no tiene visibilidad y pasa porque no existe confianza en el sistema.
Entonces prefiero un presentador que lo veo en tres o cuatro campañas de carácter social, porque sé que supuestamente eso es su esencia, por encima de una persona que tal vez tiene una carrera.
En Estados Unidos, los partidos tienen escuelas de formación para personas desde los 19 años, les forman y cuando un gobernante llega y les ubican como asesores. ¿Por qué? Porque sé que se formaron en la doctrina político partidaria de gobernanza.
Pero eso no lo vemos aquí. Un ejemplo es el gobierno. Creo tiene un 'think tank', pero esto no les fue suficiente para llegar a ocupar todos los cargos que necesitaban...
Creo tuvo 14-15 años desde su creación, desapegado de la Administración Pública. Ellos hicieron sus análisis, tenían Ecuador Libre, y se dedicaron a ver el Estado desde fuera, porque el Estado nunca les permitió entrar.
Creo nunca estuvo en un representación política más allá de la Asamblea.
"Creo nunca estuvo en una representación política más allá de la Asamblea. Entonces ese 'think tank' era teórico, pragmático, pero no tenía la ciencia de ejercer en las administraciones públicas".
Necesitas funcionarios públicos que sepan el funcionamiento del Estado para que prendas la máquina. Por esto hay el reciclaje de servidores públicos, y esto revela otro problema, la falta de continuidad.
La administración pública es un motor que nunca para, independientemente de quién llegue a ejercer gobierno. Tiene que seguir porque la administración pública o sus beneficiarios somos todos.
¿La eliminación de algunas organizaciones políticas ayudará a resolver algunos de estos problemas?
Después de cada elección, las organizaciones políticas son evaluadas, de acuerdo con los requisitos mínimos que tienen para lograr mantenerse con vida.
Las organizaciones políticas se entendería vienen de un proceso democrático interno, por lo que al menos tendrían que tener los mismos datos que tuvieron cuando se constituyeron. Pero ahí vemos la falla y la circunstancialidad. Para hacer organización política requieres 170 mil firmas de apoyo, pero no sacan ni eso en las elecciones.
Pero esto no nos beneficia porque se vuelven a reciclar los actores. Se les cancela, se reconstituyen y ya. Eso pasa, por ejemplo con el PRIAN. Se le canceló y volvió como Adelante Ecuatoriano Adelante, y ahora quiere ser el movimiento Alvarista.
Todos estos problemas han derivado en una especie de hartazgo. ¿Esta es una nueva crisis de los partidos?
El fenómeno de la hartazgo se traduce a la ciencia política y a los sistemas democráticos en la desconfianza en el sistema general. El hartazgo es desconfianza, y la gente desconfía de dos cosas: del Estado o de los administrados.
En este caso, no hay un hartazgo o de desconfianza de cómo el Estado de hace la organización. Lo que nosotros evidenciamos en este momento es una desconfianza de la actividad política partidaria, del cómo se llevan los procesos al interior.
Lamentablemente todavía hay confianza en las organizaciones políticas de hegemónicas. En Guayaquil, por ejemplo, hay confianza en el PSC, confían una figura de la democracia cristiana. En Quito, por ejemplo, ciertos sectores todavía confían en la idea de la democracia de centro de la Izquierda Democrática.
El hartazgo es a la configuración del cómo actúan las organizaciones políticas, y de qué tipo de representantes de estas organizaciones te reflejan. El fenómeno es complejo, y por esto tenemos estos roces y la gente dice "no, la política de lejos".
Las organizaciones políticas tienen que recobrar la confianza de sus
electores, o al menos de sus adeptos en su línea ideológica.
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