"Ningún contrato de Priza deja de tener un padrino", dice exgerente
El proyecto del Plan Priza para el soterramiento de redes eléctricas y de telecomunicaciones en Portoviejo, Manabí.
CNEL
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El Plan de Reconstrucción Integral de las Zonas Afectadas por el terremoto (Priza), manejado por la Corporación Nacional de Electricidad (CNEL), es una cadena de problemas. Hay obras que no se logran culminar cuatro años después del terremoto y las denuncias por corrupción rodean a la entidad.
El soterramiento de cables de electricidad y telecomunicaciones en Portoviejo es un ejemplo. Con dos ampliaciones del plazo del contrato, el proyecto no concluye.
El soterramiento de redes en Bahía es otro caso. Como PRIMICIAS reveló, en la ejecución del proyecto estaba involucrado Franklin Calderón, uno de los detenidos dentro de la red de corrupción del asambleísta manabita Daniel Mendoza.
Hay, al menos, dos informes de Contraloría que hablan de las irregularidades de Priza, y otro más en camino.
Roberto Dávila, quien fue gerente de Priza entre agosto y diciembre de 2018, dialogó con PRIMICIAS para hacer una evaluación del Plan y de sus problemas.
¿Cómo llegó usted a Priza?
Entré como técnico e hice una evaluación de los informes borradores de las autorías de la Contraloría. Inmediatamente le sugerí al ministro (Carlos Pérez, entonces ministro de Energía) que Priza no ameritaba tener un gerente, sino tener una intervención efectiva. Los casos de corrupción dentro de Priza ya no daban para gerenciar, sino para intervenir, detener todo y limpiar. Entonces, había que repartir el dinero de los multilaterales a quienes debían haber contratado, como municipios y la misma CNEL, con sus unidades de negocio.
¿Fue CNEL parte del "reparto"?
El gerente general de CNEL lo pone directamente el ministro (de Energía). Y el ministro Carlos Pérez y Santiago Cuesta salieron a decir que hay asambleístas pidiendo cargos públicos, entonces lógicamente CNEL también fue parte del reparto político. En los últimos tres años, se nombraron más de cinco gerentes generales: es una muestra del reparto de ese pastel de la CNEL.
¿Qué efecto práctico tiene esta alta rotación de gerentes?
Sería bueno que el ministro, el viceministro, el gerente general de CNEL y el gerente de Priza vayan en una misma línea. Pero, resulta que el uno es puesto por un grupo de poder, el otro por otro, los gerentes y coordinadores de las unidades de negocios puestos por los asambleístas. Entonces cuando usted va a hablar con alguien, tiene que hablar primero con el asambleísta, luego con el viceministro, luego con el ministro y al final con la Presidencia. Y si usted no se ajustaba a esto, lo removían.
¿Por qué salió usted de Priza?
En mi caso, me removieron porque me pidieron que ayudara a Carlos Julio Jaramillo, actual gerente del Banco de Desarrollo del Ecuador (BDE). En ese entonces, él era fiscalizador del contrato para el soterramiento de Bahía. Pero, no lo hice y presenté mi carta de renuncia.
En el caso del soterramiento de Bahía, hay un informe de Contraloría que habla de las garantías falsificadas ¿qué pasó con eso?
La Fiscalía tuvo la denuncia del caso de falsificación de garantías, y debía de oficio tomar acciones, pero no lo hicieron. Un tema importante es que este vínculo no solamente está en Priza, porque el responsable administrativo de las pólizas es la Tesorería de CNEL en Guayaquil. Priza no pagaba ni ejecutaba los pagos. La Tesorería debía verificar las pólizas antes de pagar el anticipo. Entonces, cuando usted ya comienza a desmenuzar el tema se da cuenta que no es solamente Priza. Debieron tener toda la red completita en Guayaquil.
¿Y esto se repite en otros contratos?
Priza se creó para la reactivación después del terremoto. Era dinero (de multilaterales) que venía para proyectos eléctricos, hídricos, telefonía y obras civiles, para eso crearon el Plan. De los contratos que yo analicé, viendo la coyuntura de quien contrataba y quién estaba arriba, ningún contrato de Priza deja de tener un padrino. Son unos 175 contratos entre obras, administración y fiscalización. Hay un foco de corrupción tan grande que da pena.
¿Hasta dónde llegaba esa corrupción?
Muchos contratistas fueron coimados, abusados, no solamente por gente de Priza. Cada nueva autoridad que llegaba a la institución, le sacaba plata al contratista por meter la planilla, por poner la partida presupuestaria. Por último cuando había pagado todo, llegaba un nuevo gerente, cambiaba los funcionarios y el contratista caía en manos de nuevos delincuentes.
Hubo contratistas que me lloraron en el escritorio para que les pague, porque estaban perdiendo su casa. Había casos que tenían ocho, nueve meses con la obra terminada y no les pagaban la planilla final. Yo comencé a evacuar todo eso y puedo decir que tengo paz.
Durante su tiempo en Priza ¿conoció de alguna gestión del asambleísta Daniel Mendoza?
Durante el tiempo que yo estuve en Priza, él no se acercó jamás porque yo no se lo permitía. Alguna vez me mandaron un mensaje, que quería conversar conmigo, pero no pasó. Como yo no entré como posición política, no se acercaba a mí.
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