Lenín Moreno enfrentará en las calles el mayor reto en sus dos años y medio de gobierno
La convocatoria para una manifestación nacional es de varias organizaciones sociales, entre ellas sindicalistas y estudiantes. La Conaie ha ganado protagonismo por el traslado de miles de personas hacia Quito. Incluso se tomaron la Asamblea Nacional por unos momentos.
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Quito será escenario de la masiva manifestación en contra de las medidas económicas del gobierno prevista para este miércoles 9 de octubre de 2019.
La Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), el Frente Unitario de Trabajadores (FUT), el Frente Popular, entre otras organizaciones sociales convocaron a sus bases y marcharán hasta Carondelet.
No importa que la sede del Gobierno se haya trasladado a Guayaquil, con el Decreto 888. Los manifestantes aún tienen en su mirada el Palacio de Carondelet.
Leonardo Iza, del Movimiento Indígena de Cotopaxi (MIC), advirtió que si el presidente Lenín Moreno abandonó la casa de gobierno, ellos "la tomarán para devolverla al pueblo".
Una primera muestra de ello fue la momentánea toma de la Asamblea Nacional, el martes 8 de octubre por la tarde.
El preámbulo fue en el Legislativo
La mañana estuvo tranquila. Los miembros del movimiento indígena llegaban a la capital desde la noche anterior y el punto de encuentro fue el tradicional parque El Arbolito.
Ahí se instalaron, como otras veces, en la Casa de la Cultura y sus alrededores.
La mayoría llegó desde la Sierra Centro, especialmente de la provincia de Cotopaxi, y esperaba el arribo de aquellos que venían desde el norte.
Mientras tanto, los dirigentes que ya estaban en Quito pedían paciencia para realizar una asamblea popular en la tarde y tomar resoluciones, así como definir detalles de la movilización de hoy.
Alrededor de las 13:00, arribó un gran grupo. Jaime Vargas, presidente de la Conaie, dio la bienvenida a sus compañeros y coincidieron en que se esforzarían para desmarcarse de los saqueos y de los actos de vandalismo que se vienen produciendo desde el inicio del paro.
Advirtieron a los líderes comunales que todo infiltrado, encapuchado o delincuente debería ser detenido y sometido a la justicia indígena.
Y así fue, hubo al menos dos detenciones de "infiltrados" en las siguientes horas.
Llegaron con música y baile. Pero de inmediato hubo una distracción. Desde la parte sur de la concentración un grupo de manifestantes, con banderas rojas y varios con uniformes estudiantiles, subieron por la avenida 6 de Diciembre hacia la Asamblea Nacional.
Los dirigentes indígenas pidieron concentración. Y la gente permaneció más de una hora atenta a lo que sucedía al final de la calle, pero sin participar.
Cada vez llegaba más gente que llamaba a unirse a los que pujaban por entrar a la Asamblea y eran repelidos con gas.
Sin embargo, en un momento los uniformados que resguardaban la Asamblea Nacional detuvieron la ofensiva y permitieron el avance de los manifestantes.
Fue entonces cuando la gente que observaba desde El Arbolito decidió unirse. Subieron por ambos lados, desde la avenida 6 de Diciembre y la calle Tarqui.
Los primeros en llegar empezaron a ingresar por la fuerza a la explanada del Palacio Legislativo y llamaban a los demás a seguirlos.
Lograron llegar hasta el Salón del Pleno y durante unos 30 minutos se tomaron el hemiciclo donde los legisladores suelen sesionar.
Desde afuera varios miembros del movimiento indígena pedían a gritos que no se lanzaran piedras ni que hubiera hechos violentos. Los uniformados retomaron la ofensiva y llenaron de gases el interior del Pleno y la explanada.
La acometida ocasionó una estampida humana, cientos de personas huyendo entre decenas de bombas que volaban en todas las direcciones.
Muchos intentaron refugiarse en las inmediaciones del Hospital Eugenio Espejo, pero los uniformados ganaban espacio y continuaban lanzando bombas lacrimógenas.
Entre sirenas y blindados militares, lograron dispersar a la gente que se resistía a abandonar el lugar. Al sur, a dos cuadras, está el campamento indígena, en El Arbolito.
A media tarde los dirigentes indígenas decidieron desalojar a los niños y mujeres que acampaban ahí. Los voluntarios los ayudaron a llegar a un improvisado albergue de la Universidad Católica.
Mientras tanto, el presidente Moreno, desde Guayaquil, modificó el estado de excepción para restringir la movilidad en las inmediaciones de las entidades públicas, con el afán de protegerlas.
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