Mae Montaño: bonos sociales están cubiertos solo hasta octubre
La ministra de Inclusión Social y Económica, Mae Montaño, habla con PRIMICIAS sobre los alcances del bono Prospera y sus objetivos a corto plazo.
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La ministra de Inclusión Social y Económica, Mae Montaño, analiza el plan de gobierno del presidente Guillermo Lasso sobre asistencia social en los sectores vulnerables del país.
Montaño explica los alcances del bono Prospera, que pretende incluir a 400 mil familias, en especial a discapacitados, menores de edad, madres solteras y adultos mayores en situación de pobreza.
¿En qué consiste el plan Prospera?
El plan Prospera surge de la sensibilidad y conciencia del presidente Guillermo Lasso, respecto de las últimas encuestas que nos hablan de un impacto muy grande en lo social y económico de la pandemia en la vida de los ecuatorianos, que nos ha dejado a 1,4 millones de ecuatorianos en la pobreza.
Esto significa que aquellas familias que estaban en la clase media emergente han sido empujados por esta grave situación a la pobreza. Y para ellos, el plan Prospera busca aliviar esa situación económica asfixiante.
Por eso, las transferencias monetarias están orientadas a eso y el nombre tiene que ver con que no solamente se alivia a la vida de los ecuatorianos, que han pasado a ser pobres en este momento, sino también a dinamizar la economía.
¿Qué pasará con los bonos, como el de desarrollo humano o el Joaquín Gallegos Lara?
En este momento, lo más conveniente es que los bonos actuales permanezcan, porque necesitamos, primero estudiarlos, menos los bonos que fueron transitorios para aliviar el impacto de la pandemia.
Los que están beneficiando a 1,4 millones de ecuatorianos deben permanecer por un tiempo, porque la situación es demasiado grave.
No solamente que quienes estaban en la pobreza han permanecido en ella, sino que hemos incrementado el número de pobres y tenemos 5,7 millones de ecuatorianos en la pobreza.
Lo que el Banco Mundial y algunos multilaterales recomiendan es que esta cobertura debería llegar de manera ideal a 2,5 millones de personas en estas circunstancias, pero los temas presupuestarios siempre serán una limitante.
La primera fase que el gobierno se ha propuesto es la cobertura de 400 mil personas, pero a lo mejor será necesario ampliar la cobertura.
¿Cómo se financiará este bono y cuánto costará?
Estamos en esa gran disyuntiva, no hemos podido todavía resolverlo en conjunto, porque hay que trabajarlo articuladamente. Nuestro equipo y el que asesora al Ejecutivo lo están trabajando.
Una cosa es decidir desde la visión técnica, ahora tenemos que articular las visiones políticas y sociales.
Además debe estar financiado, porque si no se cae. Por eso el presidente dijo, Ministro de Finanzas, su rol es buscar la plata para eso.
Mañana (27 de mayo) tenemos una conversación con el Ministro de Finanzas... no solamente necesitamos financiamiento para el bono Prospera o para el plan Ecuador sin hambre, sino para las acciones actuales del MIES.
Tenemos urgencias económicas a las que el Ministro de Finanzas tendrá que dar respuestas inmediatas.
¿Cuáles son esas urgencias?
Tenemos dos súper importantes. La primera es que el MIES tiene un problema de impagos con sus cooperantes, que son las organizaciones sociales, gobiernos seccionales, con los que lleva adelante su trabajo de protección social.
Y para sanear eso necesitamos USD 28 millones. Los bonos están cubiertos presupuestariamente solo hasta octubre y el desembolso mensual para cubrir esto es algo así como USD 114 millones.
Estamos hablando de mucho dinero para cubrir noviembre y diciembre.
Hay dos proyectos con la impronta del expresidente Lenín Moreno: las Manuelas y el Plan toda una vida. ¿Van a continuar?
En algunos temas sí. El presidente ha sido cauto, porque en estos temas hay que tener calma y tranquilidad, ya que tenemos beneficiarios que no pueden verse afectados.
Debemos actuar con prudencia y valorar para continuar con todo lo que sea positivo, mejorarlo si es necesario, cuando haya duplicidad de temas que se pueden mejorar.
En el Viceministerio de Inclusión Social tenemos una Subsecretaría de Discapacidades y vamos a tener que unificar las líneas de acción para no duplicar esfuerzos y que los recursos sean más eficientes.
Hasta diciembre de 2020, el 32,4% de la población ecuatoriana vivía en la pobreza y el 14,9%, en la pobreza extrema. ¿Cómo reducir estos indicadores?
Vamos a poner complementariamente dos cifras que son relevantes. Apenas tres de cada diez ecuatorianos en edad de trabajar tiene un empleo adecuado, es decir que la primera política social debe ser el empleo adecuado.
La única forma que tenemos de proteger realmente a nuestra gente es que haya suficiente empleo, porque si no nunca habrá suficientes recursos para cubrir todas las necesidades de las personas en situación de pobreza.
Solamente tres de cada diez familias ecuatorianas puede tener ingresos para cubrir una canasta básica de USD 711. Ahí hay una problemática.
¿Cuánto le cuesta al país la asistencia social?
Algo así como USD 600 millones en este año, pero si vemos que los desembolsos son entre USD 114 a 120 millones sabemos cuántos nos da al año, más de USD 1.000 millones.
En 2018, usted se desafilió del movimiento Creo, del que fue una de sus fundadoras ¿por qué se fue y cómo se logró el reencuentro?
Eso ya es historia, pero vamos a dejarlo claro. Mis diferencias con Creo no tenían que ver con el plano personal, ni nunca tuve la menor diferencia personal con Guillermo Lasso, ni con nadie dentro del movimiento.
Coincidió que la forma como yo siento y vivo la política no coincidía con la forma en la que se vivía la política dentro de la organización.
Y puede que yo esté equivocada, pero cuando siento que mis principios y valores ya no son fuentes de aporte para la organización, prefiero dar un paso adelante, porque nunca doy un paso atrás.
Ahora no he regresado a Creo, lo que me llevó al reencuentro fue la firme convicción de que (...) la persona para gobernar el país en estas circunstancias es Guillermo Lasso.
Usted ha dicho que también vivió la pobreza y la indiferencia del Estado, ¿cómo fue su niñez y adolescencia en Esmeraldas?
Vivía en una barrio sumamente pobre, que se llamaba la Loma de la Piedrahíta (Esmeraldas), donde faltaba todo, menos amor. Y la solidaridad de los vecinos.
Nuestra casita estaba frente al depósito de la basura, si es que a eso se le podía llamar casa.
Era la fórmula 'sin'. Sin agua, sin luz, sin alcantarillado, sin mecanismos para la recolección de basura.
Cuando llovía, no podíamos dormir, porque los techos de los hogares pobres son de paja y si no está bien colocada, cuando llueve entra toda el agua.
Y yo, que era una estudiante dedicada, buscaba el único lugar seco, debajo de la mesa, para colocar mis cuadernos y mi uniforme. Siempre he tratado de no olvidar esos orígenes y es lo que me ha permitido tener los pies sobre la tierra.
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