El humor de Carlos Pólit mutó al vaivén de los hallazgos durante los 12 días de juicio
Dentro de la Corte, Carlos Pólit mantuvo un semblante tranquilo los 12 días que duró el juicio en su contra en Miami. Afuera, en cambio, se dedicó a pelear con la prensa que cubría el juicio. El juicio terminó revelando una vida de lujos en Miami.
El excontralor Carlos Pólit a la salida de la Corte de Miami, durante los primeros días de su juicio penal.
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Desde Miami, Florida. Carlos Pólit no habla inglés, o al menos pretende no hacerlo. Aunque ha vivido en Miami desde 2017, cuando huyó de Ecuador a puertas de que su casa fuera allanada por el caso Odebrecht. Y aunque antes de eso visitaba esta ciudad al menos una vez al mes, pidió usar traducción simultánea a lo largo de todo su juicio.
Con 73 años, Pólit luce mayor. Esta es una de las primeras veces que la prensa podía verlo y registrarlo después de casi seis años de que escapara del país y se estableciera en Miami. En Ecuador, no ha cumplido una sentencia de seis años de cárcel y el pago de más de USD 40 millones de reparación.
Como si nada, sentado, con los audífonos puestos y con el semblante tranquilo, el excontralor general del Estado oyó como, día tras día, la Fiscalía iba presentando las pruebas en su contra.
Se mantuvo así cada jornada, sin mover ni un músculo mientras los testigos, a quienes conocía en su mayoría, lo acusaban de corrupción ante el jurado. A diferencia del juicio en Ecuador (en el que él no estuvo presente), esta vez hacían las acusaciones en su cara.
El excontralor mantuvo ese mismo semblante tranquilo mientras José Conceição Santos contaba que le entregó maletas llenas de efectivo en una suite en el Swissotel. Así de pasivo recibió el testimonio de Mauricio Neme, quien contó que su hijo, John, le entregó caso USD 400.000 en efectivo en La Puntilla, en Samborondón.
Y la misma cara, sin reacciones, escuchó a quien fue su amigo cercano, Diego Sánchez, admitir que lavó dinero por su pedido.
El excontralor, por ahora, está detenido a la espera de que su defensa logre concretar una fianza, que le permita esperar su sentencia en libertad.
Puntual con conveniencia
Las jornadas eran extensas, y la mayoría de días se extendieron de 09:00 a 17:00, con dos pequeños recesos a media mañana y media tarde, y otro más largo para el almuerzo.
Todos los días, Pólit arribó a la Corte acompañado de sus más cercanos. Algunos días, su esposa, Jeannete Esteves, y la mayoría de sus hijos llegaron para sentarse, durante horas, en las bancas ubicadas de su lado, el lado derecho de la sala. Otros días, el excontralor llegaba sólo con una o dos personas, generalmente su hijo menor y su mejor amigo.
Un día, incluso la madre de Esteves estuvo la sala. Con su andador rojo y con la ayuda del abogado Fernando Tamayo, fue la única familiar de Pólit en ser interrogada, para decir que un cuadro que había en la casa de los Pólit en Urdesa, Guayaquil, fue pintado por su hija.
Pólit llegó todos los días vestido de terno, con corbata combinada en los mismos tonos. Vistió de negro, de gris y de azul. En cada jornada, excepto la primera, llegó mucho antes de la hora determinada por la jueza, lo que le permitía evitar a la prensa en los exteriores.
Pero aunque en el interior de la Corte se mantenía tranquilo y controlado, en los exteriores era otra actitud. En vista de que él llegaba temprano para evitar a los periodistas, PRIMICIAS y los otros medios que cubrieron el juicio lo esperaban a la salida.
El primer día, un enojado Pólit decidió agredir al periodista de Plan V y El Universo, tapándole la cámara y corriendo detrás de él. Al día siguiente, hizo lo mismo con el fotógrafo de API presente en las afueras de la Corte. Sus hijos también intentaron obstruir el trabajo periodístico.
Esta era una faceta diferente del Pólit que se conoció Ecuador. En sus 10 años como contralor, mantuvo la imagen de bonachón o "simpatiquísimo", como lo calificó el expresidente Rafael Correa.
Tras estos primeros incidentes, un día en la Corte, Pólit se acercó a los periodistas a pedir disculpas y solicitar que no interfieran en su camino. Ese día, salió de la Corte saludando a las cámaras.
Pero un día después, la hostilidad volvió tras el testimonio de Mauricio Neme. "¿Otra vez grabando? Ya, pues, todos los días", gritó a su salida del edificio. Días después, él y sus hijos optaron por pedir al personal de Seguridad de la Corte que retiren a los periodistas del área pública. Esto sucedió en dos ocasiones.
El último día del juicio, en la mañana, Pólit, su hijo menor y su amigo dieron al menos tres vueltas a la cuadra para poder entrar a la Corte sin ser registrados por los periodistas. Ese día por la tarde, el excontralor se entregó a las autoridades y fue detenido tras el veredicto.
¿Una vida humilde?
En el primer día de juicio, la defensa de Pólit aseguró que él llevaba en Ecuador una vida humilde ("a humble life", dijo el abogado Howard Srebnick).
El día que se presentó el agente de la Policía ecuatoriana para hablar sobre el allanamiento en 2017 a su casa de Urdesa, hicieron énfasis en los muebles antiguos que tenía en su casa, en la que se encontraron sólo 15.000 euros en efectivo, una cantidad mínima comparada con lo que se le acusa.
Pólit tenía en 2017, cuando abandonó el país, un salario mensual de USD 5.510 mensuales. Declaró un patrimonio de USD 167.000, compuesto principalmente por un terreno en Guayas y una suite en Pichincha.
Pero el desarrollo del juicio demostró que él y su familia tienen, en realidad, una vida llena de lujos, parte de ella proveniente de los sobornos que él cobró y su hijo, John Pólit, lavó. Toda la familia apareció elegantemente vestida todos los días, las mujeres con carteras de diseñador y los varones manejando autos de alta gama.
Esto coincidía con las investigaciones de los fiscales, que habían encontrado lujosas propiedades a nombre de la familia, y que en la investigación mencionaron también botes y autos de colección.
Parte de esas propiedades peligran ahora, pues Estados Unidos busca decomisarlas. Y las que no sean decomisadas, pueden entrar como el pago de fianza para Carlos Pólit.
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