Jorge Glas, la figura polémica e incómoda en la Revolución Ciudadana
A menos de un año de salir de la cárcel y con otros procesos penales en curso, el exvicepresidente Jorge Glas es el epicentro del último cisma dentro de la Revolución Ciudadana.
El exvicepresidente Jorge Glas, en junio de 2017, en Quito.
Vicepresidencia
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El exvicepresidente Jorge Glas es una de las principales figuras del correísmo y, al momento, la más incómoda entre sus filas.
En medio de un nuevo escándalo, que involucra también procesos penales, el exmandatario aumenta las fisuras en un partido que se mantiene unido por el capital político que representa la etiqueta de la Revolución Ciudadana y la esperanza de algún día volver al poder.
Desde su vinculación a casos de corrupción, Glas se convirtió en el rostro de una supuesta persecución política. Su sentencia por cohecho y asociación ilícita y su prisión de más de cinco años le convirtieron en el principal 'mártir' del partido.
Por ello, su salida de la cárcel, que fue tomada como un triunfo por sus simpatizantes y coidearios, abrió un nuevo capítulo en la trayectoria del exmandatario, quien incluso fue nominado para terciar por la Presidencia de la República en las recientes elecciones.
Sin embargo, en medio de los procesos pendientes en su contra y con una libertad endeble, Glas declinó la nominación. Esto dio paso a que Luisa González tome la posta, con Andrés Arauz como compañero de fórmula.
Pese a los nuevos bríos de la Revolución Ciudadana, la campaña electoral no les fue suficiente para ganar las elecciones extraordinarias. Pero, la derrota en segunda vuelta frente a Daniel Noboa resultó ser el menor de sus problemas.
Primero, las pugnas internas resultaron en la inesperada renuncia de Marcela Aguiñaga a la presidencia de la agrupación, apenas tres días después de las votaciones presidenciales. Y las riendas de la Revolución Ciudadana recayeron sobre Francisco Hidalgo, una figura secundaria y casi desconocida del partido.
Y, pocos días después, durante el fin de semana, un nuevo escándalo estalló alrededor de Glas, que venía intentando esconderlo con la ayuda de varios de sus compañeros de partido, incluido el mismo Rafael Correa.
Las redes sociales se inundaron con grabaciones de conversaciones telefónicas en las que participaban Glas; una de sus asesoras de confianza; el coordinador del nuevo bloque legislativo y asambleísta reelecto, Ferdinan Álvarez; y el expresidente Correa.
Un problema privado revela la ruptura
Las vinculaciones de Jorge Glas con otros casos de corrupción y su imposibilidad de salir del país lo convierten en un punto débil de la Revolución Ciudadana. Sin embargo, sus coidearios han intentado sacarle partido y apalancar su 'lealtad' como ejemplo para la militancia.
Por ejemplo, el exmandatario empezó a aparecer en los eventos partidistas y a difundir vídeos llamando a la militancia a hacer campaña y votar en las elecciones presidenciales. Además, lanzó su propio programa radial y reactivó sus redes sociales.
Lo que la opinión pública no sabía, es que por detrás de la contienda electoral, dentro de la Revolución Ciudadana había una contienda personal entre Soledad Padilla Morán y su pareja, Ferdinan Álvarez, y el exvicepresidente.
Padilla fue su asesora y asistente de confianza durante 16 años, incluidos los cinco que estuvo en prisión. Según la misma colaboradora de Glas, ella lo acompañó en sus peores momentos y se hizo cargo de sus necesidades mientras estuvo en la cárcel.
Sin embargo, el final de esa relación laboral dejó entrever varios problemas que la Revolución Ciudadana intentaba mantener fuera del ojo de la opinión pública: las pugnas internas y el manejo de las mismas.
- La trayectoria de Padilla:
Según la Contraloría, durante el correísmo, Padilla trabajó en el Ministerio Coordinador de Sectores Estratégicos, el Consejo Nacional Electoral, Petroamazonas y en la Vicepresidencia hasta que Glas dejó el cargo, en octubre de 2017.
Después de eso, según las conversaciones telefónicas difundidas por La Posta, Padilla continuó trabajando para Glas confiando en que algún día le pagaría por sus servicios. Pero el exvicepresidente se encargó de que la contraten en la Prefectura de Pichincha, liderada por su compañera de partido, Paola Pabón.
Padilla estuvo en nómina del gobierno provincial desde el 5 de noviembre de 2019 hasta el 31 de agosto de 2023, tiempo en el que siguió trabajando para Glas.
- Las acusaciones penales
Según las conversaciones telefónicas, la relación entre Jorge Glas y Soledad Padilla empezó a complicarse cuando ella conoció al legislador reelecto Ferdinan Álvarez, con quien inició una relación personal. Por lo que Padilla terminó renunciando a la Prefectura y alejándose del exmandatario.
El clímax de ese conflicto llegó con dos denuncias penales. Padilla denunció a Glas por intimidación el 11 de octubre de 2023. Y Glas respondió con una contradenuncia por extorsión, siete días después.
Según las grabaciones, Padilla acusa a Glas de acosarla y de violencia psicológica. Mientras que Glas le pide que no lo denuncie, porque cualquier nuevo caso en su contra le costaría su libertad. E incluso le confiesa que sus procesos pendientes fueron congelados hasta ver "si ganamos o no" las elecciones presidenciales.
- Las pugnas internas:
Sin embargo, más allá de una supuesta interferencia en la justicia y de una presunta contratación irregular, las grabaciones confirman que en la cúpula de la Revolución Ciudadana hay bandos "enemigos" y que la división llega hasta la bancada legislativa, que responde a distintas figuras.
Por este motivo, Álvarez renunció a la coordinación y hasta dejaría el bloque, junto con otros legisladores cercanos a él. A la vez que otro grupo de asambleístas hicieron espíritu de cuerpo para intentar proteger a Glas. Nuevamente demostrando las fisuras y las lealtades de cada subgrupo.
Además, la grabación que involucra a Correa evidencia que lo sucedido con Glas es un problema que puede afectar al proyecto político y por eso pide que "controlen" a Padilla, ya que hubo una promesa de mantener esos problemas 'personales' en secreto.
Mientras que la misma Padilla confiesa que ella accedió a no poner la denuncia mientras duren las elecciones, para no afectar la candidatura de Luisa González, quien también habría conocido de los problemas entre Jorge Glas y su exasistente de confianza.
Por ello, de ahora en adelante, las actuaciones, silencios o ausencias de cada miembro de la Revolución Ciudadana pueden revelar hasta dónde llegan los conflictos internos de la agrupación, que ha logrado mantenerse como la principal fuerza política del país durante 16 años, pese a las crecientes enemistades y distancias entre sus principales figuras.
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