Guillermo Lasso y la fiesta de zapatos rojos en el Centro de Convenciones
El presidente electo Guillermo Lasso llegó a la fiesta acompañado por el líder socialcristiano Jaime Nebot. La moda de Creo se impuso en el Salón de los Presidentes del Centro de Convenciones en Guayaquil.
Simpatizantes del presidente electo Guillermo Lasso celebran el triunfo en las calles de Quito la noche del 11 de abril de 2021.
EFE
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Fue una jornada de tensión. Desde las 15:00 del 11 de abril de 2021, los simpatizantes del presidente electo, Guillermo Lasso, comenzaron a llegar al Centro de Convenciones.
En el Salón de la Democracia se impuso la moda de Creo, al estilo Lasso en TikTok: camisas blancas, jeans y, por supuesto, zapatos rojos de todos los modelos: deportivos, casuales, formales y tacones, pero de lazo, para no desentonar.
La cúpula de Creo llegó a las 17:00, cuando terminó la jornada electoral. César Monge y Guido Chiriboga desfilaron por todas cámaras, confiados, pero cautos.
Los simpatizantes de Guillermo Lasso se ubicaron frente a una pantalla gigante para seguir en vivo la transmisión de los resultados preliminares y vibraban con cada noticia favorable.
Con el pasar de las horas, el salón se llenaba de zapatos rojos, al punto de que funcionarios de la Gobernación del Guayas que inspeccionaban el aforo advirtieron con suspender el acto si no se respetaba el distanciamiento.
Así que Guillermo Lasso se hizo esperar, al fin y al cabo había terminado con 14 años de correísmo.
Cuando el triunfo parecía ser inminente, el presidente electo decidió entrar al Centro de Convenciones junto a su esposa María de Lourdes y sus hijos, que lucían camisetas de la Selección Ecuatoriana de Fútbol.
Quienes lo esperaron con una calle de honor hecho con banderas ecuatorianas se quedaron varados al escuchar que su líder había ingresado por otra puerta.
Pero además llegó con una sorpresa, acompañado por el líder socialcristiano Jaime Nebot, porque "los éxitos tienen muchos padres, pero los fracasos son huérfanos", como dijo Lasso al final de la primera vuelta, solo, sin su aliado político.
Pero esta vez estuvieron todos. Lasso se subió a la tarima eufórico para leer su mensaje en un teleprompter ubicado frente a él.
Lo primero que hará como presidente electo, dijo, será poner una ofrenda floral en memoria de sus padres.
Luego vino un lista interminable de agradecimientos, hasta a Jaime Durán Barba, quien aseguró que lo asesoró en la segunda vuelta, pese a que lo negó en una entrevista con PRIMICIAS.
A Santiago Nieto, a su "hermano del alma" César Monge, a quien abrazó emocionado hasta las lágrimas, ante un Nebot imperturbable. Luego buscó a su jefe de campaña, Iván Correa, quien no apareció por el sitio.
"Iván, no te escondas otra vez", bromeó Lasso, quien continuó con su discurso prometiendo proteger a las madres, a los niños, a los miembros de la comunidad Lgbti, "para que no sean discriminados".
Aseguró que no llegó a la Presidencia "para perseguir a nadie" y que los ecuatorianos ya pueden dormir en paz.
Afuera, los militantes pugnaban por ingresar para integrarse al festejo, pero los guardias se seguridad no lo permitieron. Esto provocó reclamos de quienes dijeron ser los protagonistas de la victoria.
La salida de Lasso fue accidentada por el exceso de escoltas de su seguridad personal y de la Policía, formados como una guardia pretoriana. A las 21:30, Guillermo Lasso había dejado el edificio. Tenía un gobierno que planificar.
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