Gobierno se aleja de la muerte cruzada con una 'pata coja' en gestión política
Tanto la seguridad ciudadana como la gestión política del Ejecutivo, pasan por la administración del Ministerio de Gobierno, liderado por Alexandra Vela.
La ministra de Gobierno, Alexandra Vela, y el presidente Guillermo Lasso, durante la reunión de gabinete, el 21 de julio de 2021.
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Nota actualizada a las 09:40 del 29 de marzo de 2022, con declaraciones de presidente de la República.
Al menos de momento, el Ejecutivo parece haber descartado una posible disolución de la Asamblea (muerte cruzada) tras el fracaso en el trámite de la Ley de Inversiones. Carlos Jijón, vocero de Carondelet, aseguró que el Gobierno “tiene herramientas suficientes para seguir gobernando”.
El martes 29 de marzo de 2022, el presidente Guillermo Lasso anunció que gobernará por decretos y retomó la idea de una consulta popular. Y dijo que seguirá trabajando, “sin considerar que existe la Asamblea Nacional”. “Es evidente que quieren bloquear al Gobierno”.
Pero, la administración del presidente Lasso tiene dos problemas latentes: la inseguridad ciudadana y la crisis política. Ambas tienen algo en común, son temáticas a cargo del Ministerio de Gobierno, liderado por Alexandra Vela, desde el 14 de julio de 2021.
La entidad combina los viceministerios del Interior y de Gobernabilidad, encargados de la seguridad interna y de la gestión política del Ejecutivo, respectivamente.
Ecuador camina hacia la tasa más alta de muertes violentas desde 2012, con una crisis carcelaria que llegó a su clímax el segundo semestre de 2021; y el Ejecutivo no solo ha 'quemado puentes' con muchos de sus opositores y contrapartes, sino también con quienes se consideraban sus aliados naturales.
Un ministerio de alta complejidad
El Ministerio de Gobierno, anterior Ministerio del Interior, siempre ha tenido una alta rotación. Rafael Correa tuvo 10 ministros, entre titulares y encargados. Lenín Moreno tuvo cinco. El presidente Lasso ha tenido dos en su primer año.
En este gobierno, el despacho de la entidad fue uno de los últimos en tener quién lo ocupe. Mientras el Mandatario anunciaba con eventos previos la conformación de su gabinete, el Ministerio de Gobierno era una incógnita.
Finalmente, fue el operador político del movimiento Creo y su asambleísta nacional, César Monge, quien renunció a la Asamblea para ocupar el cargo. Pero apenas pudo hacerlo por menos de dos meses, una recaída en su salud le obligó a dejar el puesto.
Durante ese tiempo, en el Viceministerio de Gobernabilidad estuvo Homero Castanier, cercano a Monge y exlegislador del oficialismo, quien tomó las riendas de la entidad hasta el nombramiento de Vela.
La ahora ministra fue parte de la extinta Democracia Popular, con la que fue jefa de bloque y ocupó la vicepresidencia del Congreso. Pero Vela había dejado la política atrás en 2003 y se dedicaba a la academia, Por lo que su retorno como operadora del Ejecutivo, después de casi 20 años, causó sorpresa.
Desde entonces, aunque se mantiene en el cargo, Castanier bajó el perfil y se ocupa, según sus redes, de las relaciones con los gobiernos seccionales. Con la ministra Vela llegó Juan Manuel Fuertes, también de la Democracia Popular, quien ocupa la Subsecretaría de Gobernabilidad.
Y, mientras la ministra Vela responde a preguntas solo en ruedas de prensa o en los pocos medios de su preferencia, Fuertes se ha encargado de ser la vocería política del Ministerio y del mismo gobierno. Es el quién 'frentea' los conflictos con las organizaciones políticas y sociales.
En el despacho del Ministerio de Gobierno aceptan lo duro de las negociaciones con la Asamblea y con los sectores sociales, porque uno es el discurso a puertas cerradas y otro frente a las cámaras.
Y, aunque Vela es quien da la cara en las comparecencias en la Asamblea Nacional, los dedos apuntan a Fuertes como el principal operador político del Ejecutivo. Aunque él ha insistido, sin dar nombres, en que son varios los operadores.
De todas formas, la desconexión entre el trabajo del Ministerio y de la Presidencia es evidente en las contradicciones y vacíos discursivos. Mientras Fuertes intenta navegar entre la falta de posturas del Ejecutivo, la ministra Vela y el presidente Lasso chocan.
Basta con recordar la última polémica denunciada por el mismo Mandatario, que la Izquierda Democrática (ID) y Pachakutik pidieron pagos por sus votos en la Asamblea. El día previo, Vela afirmaba que la ID no había pedido nada en las conversaciones por la Ley de Inversiones.
Pero a ese escenario se suman, además, todos los hombres del presidente Lasso, sus consejeros, que se multiplican y, frente a la crisis política que atraviesa el Ejecutivo, dejan más dudas que certezas.
Entre ellos, el Mandatario cuenta con dos consejeros en el área comunicacional, el mismo Jijón y Rafael Cuesta; uno de Gobierno, Aparicio Caicedo; uno de Gobernanza, Luis Verdesoto, y uno de Política, Diego Ordóñez.
¿Los resultados?
Como lo reconoce el mismo Mandatario, sus proyectos de ley en el Legislativo no tienen un camino llano. De seis propuestas enviadas, una fue devuelta, otra archivada y la que se aprobó fue por falta de decisión de la Asamblea. Las otras tres están en trámite o "durmiendo el sueño de los justos", como lo califica el Jefe de Estado.
Ahora, la relación con las agrupaciones que conforman los bloques mayoritarios está bastante maltrecha y, aunque, nuevamente, el fantasma de la muerte cruzada fue disipado por el mismo gobierno, las tensiones entre los dos poderes crecen.
El único fantasma que queda sobre el escenario político en este inicio de semana es la continuidad de la ministra Vela a la cabeza del Ministerio de Gobierno, pero tampoco es la primera vez que se pone en duda su permanencia.
La relación con las organizaciones sociales también es distante, frente a todas las demandas existentes, el gobierno se ha abierto nuevos frentes de confrontación. Los acuerdos con transportistas, indígenas, trabajadores, maestros, arroceros, bananeros, mujeres no han trascendido.
En cuanto a la seguridad ciudadana, ha habido varios anuncios, desde incremento de presupuesto y personal tanto policial como carcelario, reformas legales, coordinación con las Fuerzas Armadas, cooperación internacional.
Y, aunque la violencia en las cárceles parecería haber mermado, la violencia en las calles continúa y la percepción de inseguridad entre la ciudadanía crece por igual. Pero también crecen las incautaciones de drogas y, según el gobierno, las retaliaciones por ello.
Según el viceministro de Seguridad, Max Campos, segundo en ocupar el cargo, el 85,3% de las muertes violentas están relacionadas con el narcotráfico y microtráfico.
Aunque el presidente Lasso todavía no cumple un año en el poder, en sus 10 primeros meses de gestión, la seguridad interna y la crisis política se mantienen en la cima de los problemas que enfrenta su administración.
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