Moreno busca aliados dispersos en los sectores conflictivos
El 20 de noviembre de 2019, el presidente Lenín Moreno se reunió con los representantes de la Federación de Indígenas Evangélicos del Ecuador (Feine).
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El presidente Lenín Moreno hablaba del diálogo desde el inicio de su Gobierno. Sin embargo, después del paro de octubre, aceptó que algo debieron hacer mal para que las movilizaciones hayan sido tan fuertes en el país, especialmente, en las provincias de la Sierra.
Desde entonces, por la sede del Gobierno, el Palacio de Carondelet, han pasado 15 grupos y líderes sociales, según la agenda pública del mandatario difundida por la Secretaría de Comunicación. Ellos han sido invitados para dialogar y conseguir su apoyo político para la gestión gubernamental.
Entre ellos estuvieron los integrantes de las fuerzas del orden. Ellos fueron invitados de honor y almorzaron con las autoridades en el Palacio, cuando tuvieron micrófonos para contar sus historias. Ellos también fueron víctimas de violencia durante las manifestaciones.
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El mayor énfasis ha estado en el sector campesino e indígena. Moreno y su gabinete saben que, si bien la Conaie es fuerte, no representa a todos los ecuatorianos que se autoidentifican como indígenas.
Es así que, mientras la Conaie se mantiene firme en dialogar a través de intermediarios y recorrer el país para reforzar sus bases, el Gobierno decidió saltarse a la cúpula indígena y abrir frente con otros sectores dentro del mismo espectro.
Moreno recibió, por ejemplo, a la Federación de Indígenas Evangélicos del Ecuador (Feine), la Confederación Nacional de Organizaciones Campesinas, Indígenas y Negras (Fenocin) y a líderes amazónicos en Carondelet.
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El vicepresidente Otto Sonnenholzner también los recibe en Quito; pero, además, recorre las comunidades desde donde viajaron grupos de manifestantes hasta la capital en octubre. Incluso, el secretario de Gabinete, Juan Sebastián Roldán, hace presencia en "territorio".
El objetivo es acercarse directamente a los ciudadanos y escucharlos: Sonnenholzner dice que prefiere tratar con la gente. Esto implica que el mensaje gubernamental no sea filtrado por las dirigencias. Y es, precisamente, por esto que el movimiento indígena los ha acusado de intentar dividirlos.
La tensión entre el Gobierno y el movimiento indígena llegó al punto en que hubo una amenaza de ajusticiamiento en contra del Segundo Mandatario y la respuesta del Gobierno fue seguir trabajando.
El Gobierno abre varios frentes
El Primer Mandatario ha hecho lo mismo con otros sectores sociales y políticos. Después del fracaso del primer proyecto de ley económico urgente, reunió a todos los jefes de bancadas del Legislativo en el Palacio. Incluso el correísmo estuvo presente.
El vicepresidente Sonnenholzner está convencido de que, tras los cambios hechos y la reunión en Carondelet, el nuevo proyecto que está en trámite en la Asamblea será aprobado.
Otro sector con el que el Gobierno ha tenido conflictos es el de los trabajadores. Y, precisamente, Moreno invitó al Palacio a la Confederación de Trabajadores del Ecuador, gremio paralelo al sindicalismo tradicional del Frente Unitario de Trabajadores (FUT).
También hizo un guiño al sector de la salud. Después de finiquitar el convenio con Cuba, el Ejecutivo liberó 400 plazas de trabajo para médicos nacionales. Invitó a Carondelet a representantes ecuatorianos del sector. En la cita participaron desde estudiantes hasta representantes de la Federación Médica Ecuatoriana, que usualmente ha estado ligada al Frente Popular, de oposición al Gobierno.
Asimismo, con el cambio de titular en el Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES), el Ejecutivo espera intensificar su presencia en "territorio" para que los programas del Gobierno y sus mensajes alcancen a más ciudadanos.
Hace solo tres días, el ministro Iván Granda confirmó varios acuerdos con el prefecto de Azuay, Yaku Pérez. El dirigente indígena, que hace menos de dos meses bloqueó los accesos a Cuenca y está acusado por intentar tomarse el edificio de la Asamblea en Quito, colaborará ahora con las brigadas del Plan Toda Una Vida.
Por los salones de Carondelet no solo han desfilado líderes políticos y sociales, sino también empresarios, galleros, gobernadores y hasta representantes de la Iglesia Católica. El presidente Moreno y su equipo buscan así aliados en quienes apoyarse para completar el periodo de gubernamental.
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