La gestión de los alcaldes en la crisis compite con la del Ejecutivo
El presidente de la Cámara de Comercio de Quito, Patricio Alarcón, realiza la entrega de 20 000 pruebas rápidas para Quito. En el acto participó el alcalde Jorge Yunda.
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La pandemia de covid-19 puso en apuros a todas las autoridades. Más allá de las competencias que tiene cada uno de los niveles de gobierno, de sus acciones depende la aprobación de su gestión y, por ende, su capital político.
El Ejecutivo desplegó a sus ministros en las provincias, especialmente al vicepresidente Otto Sonnenholzner, al ministro de Inclusión Económica (MIES), Iván Granda, y al secretario de Gabinete, Juan Sebastián Roldán.
Pero, en cada provincia y en cada cantón, las autoridades locales también quisieron estar presentes, incluso compitiendo con el Ejecutivo en algunos aspectos.
Pese a las diferencias en el tamaño de las urbes y sus condiciones económicas y sociales, las actuaciones de los alcaldes han sido muy variadas. En las principales ciudades, por ejemplo, los municipios empezaron a dirigir su gestión a centros de salud, atención médica y entrega de medicamentos.
Las urbes más pobladas
Desde un inicio hubo dos posiciones opuestas entre las acciones del alcalde de Quito, Jorge Yunda, y la alcaldesa de Guayaquil, Cynthia Viteri.
Guayaquil, con 2,72 millones de habitantes, se convirtió en pocas semanas en el epicentro de la pandemia.
La misma alcaldesa del PSC se contagió de la enfermedad, mientras protagonizaba una polémica internacional por impedir el aterrizaje de un vuelo humanitario en el aeropuerto José Joaquín de Olmedo.
Protagonizó también un cruce de declaraciones con Sonnenholzner y acusó al Gobierno de querer experimentar la 'inmunidad de rebaño' con la población de la ciudad.
La crisis golpeó tanto a esa ciudad que el Ejecutivo movió la sede del Ministerio de Salud a la ciudad, creó una Fuerza de Tarea Conjunta y el Vicepresidente también estuvo encabezando la gestión en el lugar.
La gestión de Viteri fue duramente criticada y sus niveles de aprobación y popularidad bajaron. Desde que obtuvo el alta se ha dedicado a recorrer los barrios de Guayaquil para hablar con sus pobladores y entregar ayuda.
La alcaldesa gestiona albergues y centros de salud, uno de ellos el Hospital del Día Municipal, en el Guasmo. Así como también entrega medicinas y asistencia humanitaria.
En el otro lado está el alcalde de Quito, Jorge Yunda, quien optó por la precaución extrema desde el inicio y esto le ganó algunos reclamos del Gobierno Nacional.
Tanto el vicepresidente Sonnenholzner como la ministra de Gobierno, María Paula Romo, le exhortaron a reveer sus estrictas medidas iniciales.
Sin embargo, Yunda no cedió. Además, al ver lo que sucedía en Guayaquil, el alcalde decidió tomar precauciones, también con la preparación de centros médicos, albergues y morgues temporales.
E incluso fue más allá y pidió al Gobierno central que le ceda competencias, como el manejo de los salvoconductos, que no han podido ser controlados efectivamente.
Tampoco le importó cerrar los mercados y advirtió con tomar medidas más extremas de ser necesario. Pero al comparar las cifras, la evolución de los contagios en la ciudad fue más lenta que en otros cantones, pese a ser la ciudad más poblada del país.
Pero ni el sector empresarial ni el Gobierno han compartido algunas de sus decisiones, especialmente la de extender el aislamiento hasta este 3 de junio. Pero Yunda ha preferido evitar las confrontaciones directas.
Además, hizo una serie de compras de pruebas para detectar la enfermedad, traídas desde Corea del Sur, que fueron celebradas por la ciudadanía mientras su popularidad seguía subiendo.
Y fue ahí donde su gestión tropezó al verse empañada con posibles hechos de corrupción, ya que las pruebas fueron adquiridas a un precio más alto que el comercial. Tras el escándalo el alcalde Yunda pidió la renuncia a varios de sus funcionarios, involucrados en los procesos.
Él mismo ha participado en algunos recorridos para tomar muestras de covid-19 a la ciudadanía y el Municipio está haciendo pruebas a los trabajadores de primera línea de la ciudad, como bomberos, comerciantes y transportistas.
Las siguientes tres ciudades más grandes
Después de Quito y Guayaquil, el tamaño de la población en los demás cantones se reduce drásticamente. Sin embargo, las tres siguientes, Cuenca, Ambato y Santo Domingo han mantenido tasas de contagio mucho más bajas que cantones con población aún más reducida.
Especialmente en el caso de Cuenca y Ambato, de sus alcaldes se ha escuchado poco políticamente, pero sí han recibido reconocimientos del mismo Ejecutivo por su gestión, especialmente en el manejo de mercados.
Aunque Cuenca también destaca en la gestión del transporte público. Incluso con la apertura de la primera fase del tranvía, en plena pandemia, pero con todas las medidas de bioseguridad.
Según las cifras oficiales, la capital azuaya ha logrado mantener los contagios por debajo de los 800. Pero al igual que en todas las ciudades, el alcalde Palacios también gestiona ayuda médica y humanitaria.
El alcalde de Ambato, Javier Altamirano, también ha colaborado de cerca con el Ejecutivo, sin fricciones. Sin embargo, tuvo problemas casa adentro con una polémica sobre un contrato vial por USD 2,9 millones, a inicios de mayo.
Y, aunque los contagios son bajos en la ciudad, también advirtió con echar marcha atrás en el cambio de la semaforización si la población no colabora y existe un rebrote.
Por otro lado, el alcalde de Santo Domingo, Wilson Erazo, no está satisfecho con el trabajo del Gobierno Central.
Según sus declaraciones, las cifras en la ciudad superan a las oficiales unas cinco veces. El 21 de mayo dijo que bordearían los 5.000 y acusó al Ejecutivo de no ayudar al cantón en la pandemia.
Por este motivo Erazo ha hecho también adquisiciones de pruebas y medicamentos. Según el Municipio, incluso para dárselos al personal del mismo Ministerio de Salud en la provincia.
Aunque la Constitución establece que la gestión de salud es atribución del Ejecutivo, sí permite que los gobiernos municipales construyan y mantengan infraestructura y equipamiento en el área, previo permiso de la autoridad nacional.
Pero momentos de pandemia, todas las autoridades, sin importar el nivel de gobierno se han volcado a suplir las deficiencias que encuentran en el sistema nacional de salud.
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