Galápagos, el dilema entre la preservación y la pesca
El personal del Parque Nacional Galápagos (PNG) muestra el monitoreo y vigilancia de la Reserva Marina, el 18 de noviembre de 2020.
PRIMICIAS
Autor:
Actualizada:
Compartir:
El equipo de PRIMICIAS viajó a Galápagos del 17 al 19 de noviembre por invitación de la iniciativa Más Galápagos.
Dentro del Archipiélago, la mayoría de pescadores artesanales y ambientalistas aboga por extender los límites de la Reserva Marina de Galápagos (RMG). Estos actores buscan que la zona protegida pase de 40 a 80 millas. Es decir, que el área libre de pesca industrial sea del doble de la actual, que rige desde 1998.
Quienes apoyan la iniciativa aseguran que la ampliación de los límites protegerá a las especies y precautelará la soberanía alimentaria.
Pero la industria pesquera, encabezada por el director ejecutivo de la Cámara Nacional de Pesquería (CNP), Rafael Trujillo, se opone a la extensión. Trujillo sostiene que no hay argumentos técnicos ni científicos que avalen la necesidad de tomar la medida.
Los problemas de Galápagos
La Reserva Marina enfrenta cuatro problemáticas, desde el punto de vista de la iniciativa Más Galápagos:
- La sobrepesca.
- La pesca ilegal.
- La contaminación.
- Y el cambio climático.
Son problemas que llegan a las costas del Archipiélago desde fuera de la Reserva y que entran a través de la zona económica exclusiva que la rodea, sostiene Eliécer Cruz, coordinador de la iniciativa. Estos factores tienen un impacto directo en las especies locales, tiburones, tortugas y otras especies migratorias.
Las historias y los argumentos se repiten entre todos quienes apoyan la iniciativa. Y, entre los problemas derivados de la pesca, hay uno en particular que molesta a los lugareños: los dispositivos agregadores de peces.
Les dicen 'plantados' y sirven para concentrar un cardumen de atún y facilitar su pesca. Este tipo de pesca no se puede hacer en aguas protegidas. Por eso, Walter Borbor, un pescador artesanal, explica que las embarcaciones industriales sueltan los dispositivos al filo de la Reserva para que sean arrastrados por las corrientes marinas y los recogen cuando salen de la zona.
Es por ello que estas 'trampas' para peces tienen consigo unos dispositivos de rastreo satelital o radioboyas, que permiten a las embarcaciones conocer su ubicación. Gracias a estos equipos, los barcos llegan con sus redes para recoger al cardumen atraído por el 'plantado', el cual es una especie de caja con redes, que lleva carnada dentro.
El 18 de noviembre de 2020, en un recorrido por las aguas de la RMG, a unos 30 minutos de las costas de Puerto Ayora, PRIMICIAS constató la presencia de uno de estos artefactos de pesca:
Borbor cuenta que otro problema con estos dispositivos es que los pescadores artesanales salen en la madrugada, por lo que pueden chocar con estos artefactos en la oscuridad y dañar sus embarcaciones.
Dionisio Zapata, presidente de la Cooperativa de Pesca Artesanal de Santa Cruz, pide consensos con las cooperativas de frente a la intención de ampliar la Reserva, porque dice que las islas no viven solo del turismo, sino también de la pesca. Pero acepta estar de acuerdo con la iniciativa, para conservar la soberanía alimentaria de las futuras generaciones.
Asimismo, Alberto Andrade, coordinador del Frente Insular, cuenta que la pesca con estos dispositivos atrae también otro tipo de especies que quedan atrapadas después en las redes de los barcos industriales. Y que no se trata de un tema incidental, ya que son cientos de dispositivos los que se han recuperado.
Cruz explica que esto también se solucionará con la ampliación. Ya que según los estudios que tienen de las corrientes, una vez que se extienda la zona protegida, estos dispositivos ya no serán arrastrados hacia adentro de la Reserva.
La versión de la industria pesquera
Por su parte el titular de la Cámara Nacional de Pesquería (CNP), Rafael Trujillo, afirma que de ampliarse los límites se afectaría al 25% de las capturas que realiza la flota ecuatoriana fuera de la Reserva y dentro de la zona económica exclusiva.
Y niega que Galápagos sea un semillero de atunes, porque son peces altamente migratorios.
Trujillo rechaza el argumento de que la creación de la primera reserva en 1998 les haya beneficiado como industria y haya potenciado su crecimiento. Dice que eso se debe a los acuerdos comerciales y los beneficios arancelarios, en Estados Unidos y Europa.
"Las reservas marinas no son mejores mientras más grandes sean, sino mientras más las cuidan", señala el representante de la CNP.
Recuerda que el Parque Nacional Galápagos se ha visto sobrepasado en la vigilancia y que sufre de falta de fondos, por lo tanto cuestiona que puedan hacerse cargo de la protección de 40 millas adicionales.
Finalmente, sobre los 'plantados', Trujillo niega que el ingreso sea intencional, "nosotros no podemos controlar la marea". Por eso cuenta que quisieron hacer un convenio con los pescadores artesanales para que recuperen los dispositivos que se pierden, pero que el Parque lo rechazó.
La capacidad del Parque Nacional Galápagos
Los guardaparques saben que tienen problemas de presupuesto. Precisamente este año están buscando los fondos para renovar la flota que tienen para la vigilancia del Parque.
Al igual que los activistas y el presidente del Consejo de Gobierno de las Islas, concuerdan en que tienen uno de los mejores sistemas del mundo para custodia de reservas.
Con el sistema actual detectaron el ingreso del Fu Yuan Yu Leng 999, en 2017, que recibió una sentencia por la tenencia de pesca ilegal. Además que la vigilancia se hace en coordinación con la Armada Nacional.
"Tenemos un plan establecido para la Reserva Marina actual", sostiene Danny Rueda, director del PNG, pero dice que deben esperar a que se concrete la ampliación antes de definir un nuevo programa de trabajo.
Pero añade que de concretarse la ampliación: "sin duda alguna vamos a necesitar más recursos, humanos, tecnológicos y financieros".
El proceso de extensión
Desde la organización Más Galápagos tienen identificados tres caminos para obtener la extensión de la Reserva Marina, una vez que presenten los estudios científicos en los que están trabajando, hasta diciembre:
- El camino largo: la ampliación de la actual RMG a través de una reforma a la Ley de Régimen Especila de Galápagos, en la Asamblea.
- El camino corto: una decisión Ejecutiva, a través de un decreto, que cree una nueva zona protegida contigua a la actual reserva, de acuerdo a lo permitido por el Código Ambiental.
- La última opción: una consulta popular nacional, después de un proceso de recolección de firmas.
En ese trayecto los respaldan otras 140 organizaciones, una de ellas el Frente Insular. Su coordinador, Andrade recuerda que este proceso empezó en 2017, cuando capturaron al carguero chino que ingresó a la Reserva y llevaba aproximadamente 300 toneladas de pesca, que incluía más de 6.623 tiburones de especies protegidas.
Ya en ese entonces los activistas recogieron firmas y presentaron una iniciativa de extensión de la RMG o de ampliación de la protección de la zona ante la presidenta del Consejo de Gobierno de las islas de ese entonces, Lorena Tapia. Pero no ha habido resultados y todos concuerdan en que la afectación ha hecho incluso que la pesca disminuya en la Reserva y que las especies locales peligren.
La voluntad política
Los acuerdos a gran escala no existen. Dentro del mismo gabinete ejecutivo hay posiciones opuestas. Una de ellas es la visión de los miembros del Gobierno que firmaron la unión del Ecuador al Global Ocean Alliance. Están de acuerdo con la posición de conservación y de ampliar las zonas marinas protegidas.
Eliécer Cruz, de Más Galápagos, recuerda que el Gobierno como tal no se ha pronunciado a favor ni en contra en los últimos meses.
Lo cierto es que sobre una potencial ampliación de la reserva han hablado el ministro de Ambiente, Paúl Proaño, el canciller Luis Gallegos y el presidente del Consejo de Gobierno de Galápagos, Norman Wray.
Cruz critica que el ministro de Producción, Iván Ontaneda, haya participado en la adhesión al Global Ocean Alliance, pero esté en contra de la extensión de la Reserva Marina.
Wray acepta que no hay una posición definida al interior del Ejecutivo, pero que la voluntad política hay que construirla. Sostiene que la comunidad galapagueña está de acuerdo en la medida y que quienes se oponen es porque no están al tanto de los argumentos a favor de la pesca sustentable.
Según Wray, esta es una oportunidad no solo para el sector pesquero sino para el Ecuador en su conjunto. Y, aunque acepta que también se necesita un mayor trabajo al interior de las Islas, considera que la ampliación de la RMG debe ir de la mano de una revisión y actualización de las regulaciones pesqueras.
Compartir: