El exceso de candidatos es el principal enemigo de la derecha ecuatoriana
En noviembre de 2012, los entonces candidato presidencial Guillermo Lasso y alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, en un recorrido por el Guasmo Sur.
@CucalonAsamblea
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En Ecuador nadie se atreve aún a tomar la bandera de la derecha frontalmente. La mayoría de organizaciones que rondan ese lado del espectro político se describen como de centro o centro derecha.
Sin embargo, sus discursos y propuestas los ubican en el frente opuesto a la izquierda. Algunos representantes importantes de esta tendencia son el movimiento Creo, el Partido Social Cristiano (PSC), el Partido Sociedad Patriótica (PSP) y Fuerza Ecuador (FE).
Aunque legalmente no hay candidatos y las organizaciones políticas deben pasar por un proceso de elecciones primarias para elegirlos, las cuatro organizaciones tienen ya sus principales postulantes.
No hay señal de una futura alianza en la tendencia. Pese a que todos los actores políticos hablan de apertura y de la necesidad de unidad política y social, parece que nadie está dispuesto a ceder en sus aspiraciones personales.
Tres de los partidos tienen sus orígenes en Guayaquil: Creo, PSC y FE. Y sus candidatos también.
El empresario Guillermo Lasso es el líder de Creo y se presentará por tercera vez consecutiva en unas presidenciales. Prácticamente no ha dejado de hacer campaña desde 2012.
Aunque el exalcalde de Guayaquil y líder del socialcristianismo, Jaime Nebot, no lo ha admitido públicamente, sus actividades y discursos apuntan también a una carrera hacia Carondelet, por tercera vez.
Mientras que el expresidente Abdalá Bucaram, líder del roldosismo, anunció la semana pasada que será candidato solo si su archienemigo Nebot, entra en la contienda.
Solo el PSP tiene sus orígenes en Quito, su principal figura es el expresidente y coronel retirado, Lucio Gutiérrez, oriundo de Napo, y quien anunció su regreso a la vida política hace dos semanas.
Encuentros y desencuentros
Después de siete años de correísmo y con la llegada de Lasso al escenario político, en 2012 hubo un primer intento de unidad, de no fragmentar a los votantes que se inclinan por las propuestas de este sector.
En noviembre de ese año, Creo lanzó la plataforma Unidos por el Ecuador, conformada por movimientos políticos nacionales y locales, actores políticos y organizaciones sociales.
Entonces Creo era un movimiento nuevo y prefirió no ganarse enemigos en Guayas, por lo que hubo varios acercamientos con los socialcristianos, aunque algunas figuras y exfiguras del PSC apoyaban individualmente a Lasso.
Finalmente, el PSC no presentó una candidatura presidencial para 2013 y Nebot dio su respaldo al líder de Creo. Mientras que Lasso dio su respaldo al entonces alcalde porteño para su reelección en 2014 y Creo no terció para ese cargo.
Lasso perdió contra un correísmo todavía en hegemonía y que consiguió una mayoría absoluta en la Legislatura. Mientras que el PSC mantuvo Guayaquil como su bastión político electoral, desde la Alcaldía ganada por Nebot.
El extinto PRE, ahora conocido como FE, optó por su candidato más radical, el pastor evangélico Nelson Zavala. Y el PSP insistió en que Gutiérrez era su mejor carta. Sus votaciones fueron mínimas, 1,2% y 6,7% respectivamente.
Pese a la fuerte derrota, el 22,7% obtenido por Lasso hizo que insistiera en su candidatura en 2017. Sin embargo, ya no hubo ningún pacto intrínseco con el PSC, que optó por su propia candidata, Cynthia Viteri.
Aunque Creo conformó otra vez un frente político llamado Compromiso Ecuador, con el que intentó nuevamente sumar aliados. Pero al momento de las elecciones, llegó solo de la mano de SUMA, del exalcalde quiteño Mauricio Rodas.
Mientras tanto, el PSP hizo campaña con Patricio Zuquilanda y el roldosismo ungió al hijo de Bucaram Ortiz, Abdalá Bucaram Pulley.
Al no enfrentar a Rafael Correa, el porcentaje de votación de la derecha se fragmentó en la primera vuelta entre Lasso y Viteri, con unos mínimos resultados del PSP y FE.
Y para la segunda vuelta, el discurso de Lasso y su binomio Andrés Paéz, no logró convencer a la mayoría. Por lo que el presidente Lenín Moreno ganó las elecciones con apenas un 1% de diferencia.
Dos derrotas después...
Ahora la derecha ve a un oficialismo debilitado y dividido, sin cuadros fuertes que puedan arrasar en las elecciones. Y a un correísmo también golpeado por los escándalos de corrupción, pero que intenta recuperarse.
Todos vuelven a hablar de unidad, pero a pocas semanas de iniciar el año preelectoral, los candidatos de la tendencia se multiplican.
Nadie ha logrado capitalizar el descontento social y el hartazgo frente a la política tradicional entre los votantes, especialmente los más jóvenes, que definirán quién llega a Carondelet.
Y a los anuncios y spots publicitarios de Nebot, Lasso, Gutiérrez y Bucaram, se suman las aspiraciones de Andrés Páez, Paúl Carrasco (quienes han militado tanto en la derecha como en la izquierda) e Isidro Romero Carbo, entre otros.
Así, pare que el principal enemigo de la derecha en las elecciones presidenciales de 2021 será la fragmentación del voto.
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