La ruptura diplomática decretada por el gobierno del mexicano Andrés López Obrador abarca la relación política con el gobierno de Daniel Noboa. Sin embargo, los vínculos administrativos no suelen ser parte de estas decisiones.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, decretó la ruptura de las relaciones con Ecuador, tras la incursión policial en su Embajada en Quito, que terminó en la detención del exvicepresidente Jorge Glas. No es la primera vez que sucede.
La última fue cuando Ecuador rompió relaciones políticas con Colombia, en 2008, tras el bombardeo de Angostura. En ese entonces el personal diplomático abandonó ambos países, pero las relaciones consulares se mantuvieron.
Esto porque las embajadas son la representación diplomática del gobierno de turno de cada país. Sin embargo, los consulados son oficinas de servicios, es decir, de trámites. Por ejemplo, los ciudadanos de ambos países todavía recibirán atención consular. En el caso de Ecuador, será sobre:
- Registros de matrimonios, nacimientos y defunciones.
- Emisión de pasaportes, cédulas y certificados.
- Trámite de poderes, actos notariales, apostillas, procesos electorales.
- Emisión de visas para extranjeros.
- Y atención a ecuatorianos en situación de alta vulnerabilidad y riesgo (emergencia).
De todas formas, más allá de la relación política y comercial que ha tenido Quito con Ciudad de México, el vínculo más fuerte está en la atención a los migrantes ecuatorianos que intentan llegar a Estados Unidos por tierra.
Ambos gobiernos han mantenido una comunicación constante sobre la crisis migratoria. Y, aunque los ecuatorianos pueden seguir acudiendo a las oficinas consulares en el Distrito Federal y en Monterrey, el rompimiento de la relación impedirá que los gobiernos puedan seguir discutiendo el tema.
Pero, la sede diplomática de Ecuador en México tampoco cuenta con un embajador titular desde octubre de 2023, cuando renunció Francisco Carrión. El presidente Noboa no ha designado a su reemplazo.
Así, aunque la relación bilateral se quede estancada indefinidamente, los vínculos vigentes entre los Estados permanecen, al igual que entre las empresas y ciudadanos de ambos países que mantengan acuerdos o transacciones.
Además, los ciudadanos de Ecuador que se encuentren en México o viceversa no sufren repercusiones ni tienen obligaciones dentro del marco de la disputa política.
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