Las alternativas electorales en la región no son el populismo de años atrás
El 5 de julio de 2020, cerca de 8 millones de dominicanos eligieron al sucesor del mandatario Danilo Medina, en las primeras elecciones presidenciales que se celebraron en América Latina desde el inicio de la pandemia por coronavirus.
EFE
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Los procesos electorales que se llevaron a cabo antes de la pandemia de Covid-19 en Latinoamérica mostraban ya algunos problemas y, en su momento, fueron descritos como parte de una "recesión democrática", recuerda Leandro Querido, director Ejecutivo de Transparencia Electoral.
Entre las elecciones más complicadas por las crisis políticas que desataron están las generales de Bolivia y de Perú.
La primera terminó con Evo Morales en el exilio, con el final de sus 14 años en el poder, un nuevo gobierno de transición y cuestionamientos a favor y en contra de la fallida victoria de Morales.
En Perú, en cambio, terminaron en un conflicto entre el poder Ejecutivo y Legislativo, que intentaron anularse mutuamente. El conflicto dio paso a la caída política del fujimorismo en las elecciones legislativas.
En ese escenario de deterioro institucional y democrático en la región, llegó la pandemia de Covid-19, "que vino a complicar las cosas", afirma Querido.
Las autoridades electorales trabajaban -dice el experto- en contexto de estrés, producto de la tensión política que crecía en determinados países. A eso se le agrega ahora el estrés de organizar elecciones en un contexto "complejo desde el punto de vista biosanitario".
La primera nación que se atrevió a ir a las urnas para una votación nacional, en este contexto pandémico, fue República Dominicana, el 5 de julio.
Debido a estas implicaciones ahora la organización de los procesos electorales requerirá de mayor participación y coordinación entre distintas autoridades, afirma Querido.
Y los efectos de la pandemia golpean también a las posibilidades de reelección de los gobiernos de turno, puesto que los problemas sociales y económicos derivados del manejo de la crisis entraron en escena a último momento.
En ese escenario, Querido cree que esto no implicará un retroceso en la tendencia que han mantenido las elecciones nacionales en los últimos años en Latinoamérica.
La región pasó de una mayoría de países gobernados por líderes del denominado 'Socialismo del Siglo XXI' y sus aliados a presidentes de una línea de derecha más marcada.
Lo que sí resalta es que la pandemia impone nuevos desafíos para las instituciones democráticas, más de los que ya enfrentaban en Latinoamérica. Uno a considerar es el posible ausentismo, sea por desinterés o por temor a la enfermedad en los votantes.
Pero ese mismo contexto es el que obliga a tomar nuevas medidas en consideración: las de bioseguridad.
Lo que, a ojos de Querido, implica que en todos los países haya incrementos en los gastos electorales, porque se requerirán más personas y nuevos productos para las votaciones.
Finalmente, Querido espera que este remezón, que ha obligado a varios países a postergar sus procesos electorales, sean locales o nacionales, impulse una ola de cambios en los procesos electorales hacia la tecnologización.
Es decir, que Latinoamérica empiece a prepararse para dar el salto al voto electrónico y al voto digital.
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