Eduardo Bonilla: 'No es justo que en menos de 100 días se convoquen paros nacionales'
El secretario de Comunicación, Eduardo Bonilla, habla con PRIMICIAS sobre la visión del Gobierno para superar el tabú de los subsidios a los combustibles. Asegura que recibirán en Carondelet a quienes quieran dialogar pacíficamente.
El exsecretario de Comunicación, Eduardo Bonilla, el 2 de agosto de 2021, en un evento del plan de vacunación.
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El Gobierno central ha enfocado sus esfuerzos en la campaña del plan de vacunación contra Covid-19 y la difusión ha sido un eje clave. El secretario de comunicación, Eduardo Bonilla, narra cómo fue ese trabajo y qué viene ahora.
Además, en entrevista con PRIMICIAS, Bonilla habla de los retos del Ejecutivo frente a las negociaciones para buscar una salida al problema de los subsidios a los combustibles y para lograr la reactivación económica del país.
¿Cómo enfrentar el discurso que pide mantener los subsidios al diésel y la gasolina?
Cambiando los relatos. Contándole a la gente por qué no les conviene que se mantenga un subsidio que debería servir para ayudar a los más pobres. La consecuencia no intencional de este subsidio es perversa, porque termina en manos de contrabandistas.
El subsidio al final del día termina en manos de los que tienen carros. Y la gran mayoría de ecuatorianos no posee un vehículo.
Ha sido un tema tabú y el error del Gobierno anterior fue lanzar una propuesta como esa sin partir de una base. Sin contarle a la gente la razón por la que se tomaba la medida (de levantar los subsidios, ndr).
Por eso el subsidio irá a quienes realmente lo necesitan y estamos trabajando en un estudio para definir la fórmula. Ya es tiempo de que Ecuador se entere de que, en vez de subsidiar ese tipo de actividades, esa plata debe servir para luchar contra la desnutrición crónica infantil y para muchos otros programas de asistencia social.
¿Es ese el único objetivo?
Además, este tipo de medidas no contribuye a que nos consideren internacionalmente como un país que tiene sus finanzas públicas en orden y que maneja correctamente los fondos del Estado.
Entonces, este tipo de decisiones también ayuda a que afuera digan: mira, en Ecuador se están haciendo las cosas bien y eso atrae inversiones.
Hay un relato que no se ha dicho demasiado a la gente y es que tenemos un problema económico muy grave: hay muchos ecuatorianos desempleados.
La idea es entender que para salir de esta situación se necesita más empleo y hay una fórmula muy sencilla: a mayor inversión se generan más empresas, más emprendimientos y más empleos y oportunidades.
Entonces, ahora el Gobierno se enfocará en la reactivación.
El foco del Gobierno, una vez que lleguemos a la meta de vacunación contra el Covid-19, sin duda va a ser la creación de empleo y la generación de oportunidades, para ayudar a combatir la crisis económica que viven los más necesitados.
Todo el sistema que está construido en el país es para proteger a las tres de cada 10 personas que tienen un empleo formal, pero nosotros vamos a pelear por esos otros siete que están desempleados o que no tienen un empleo estable.
A la gente que no tiene empleo no le importa si la inversión es privada o es extranjera o estatal. Les importa conseguir un trabajo.
Pero ¿creen que el 'tabú' de los subsidios ya está roto?
No, para nada. Para romper un tabú hay que repetir muchas veces la explicación, en muchos foros, socializarla, compartirla. Y creo que el presidente Guillermo Lasso ya dio el primer paso.
Habló de frente, de manera transparente, y dijo lo que pensaba, lo que iba a hacer sobre temas como la economía, la lucha contra la corrupción. Dejó muy claro que, cuando se habla de una reforma económica, no se circunscribe a una reforma fiscal. Con eso no se consigue nada. Con eso simplemente se ponen las finanzas en orden.
En un plan económico serio se necesita la inversión, la generación de oportunidades, facilidades para contratar o desarrollar una idea, desatar la innata creatividad que tienen los ecuatorianos.
Este relato viene no solo para desmentir cuál es el resultado real de subsidiar los combustibles, sino para ver todo el panorama desde arriba y entender cómo destinar esos subsidios a quien realmente lo necesitan.
El presidente Lasso puso sobre la mesa el relato del 'tractor', con el que le torcieron el brazo a Lenín Moreno en octubre.
No sé si le ganaron a Lenín Moreno con eso. Pero creo que ese Gobierno tenía otros problemas y octubre fue la gota que derramó el vaso. Había muchos problemas de inacción que generaron vacíos de poder y problemas en diferentes sectores, que fueron calentando el territorio y fueron generando un descontento popular que explotó como consecuencia de estas reformas mal explicadas.
Lo que dijo el presidente Lasso sobre el tema del tractor y los vehículos sigue siendo coherente y hay que buscar que los subsidios lleguen a quienes ni siquiera tienen la posibilidad de tener un tractor o un carro.
Y, en este caso, el transporte público es lo más importante, porque la gran mayoría de ecuatorianos lo usa y ese es el subsidio que hay que mantener.
No creo que nadie, ni el Presidente, tenga la varita mágica. Pero creo que hablar con frontalidad y tener la voluntad política de empezar a decir la verdad y, obviamente, repetirlo varias veces, a través de las vocerías del Gobierno.
Se viene la tarea de seguir construyendo estos nuevos relatos, siempre bajo el gran paraguas que es la reactivación económica, nuestra segunda etapa de trabajo.
En política nos faltaba alguien que empezara a cumplir con su palabra.
¿Considera que los líderes de los últimos 15 años cumplieron con su palabra?
Pienso que no, porque los líderes en el pasado prometieron un país idílico, que al final, hoy la fuerza de los hechos comprobó que no es así.
La transformación del país tiene que ser estructural y sostenerse en el tiempo. Que, sin importar quien venga, se pueda continuar con ese círculo virtuoso.
Lo que hemos heredado es un país que tuvo el índice de bonanza petrolera más alto de su historia y se hicieron muchísimas cosas, pero fruto de no crear esa institucionalidad y ese sistema que permita sostener esas decisiones, hoy tenemos el efecto contrario: despilfarro, falta de mantenimiento, descuido, abandono y mal uso de los fondos públicos.
Todos estamos cansados de la corrupción.
Quieren cambiar el relato, pero el día de las manifestaciones Carondelet estuvo cercado, como antes.
No tiene nada que ver lo uno con lo otro, porque el relato lo empezó a cambiar el Presidente el día anterior y fue muy frontal al decir que no iba a derogar el decreto y explicó por qué.
Dejó claro que en el gobierno del encuentro tenemos siempre las puertas abiertas para dialogar con todos los sectores sociales, pero no con manifestaciones, no con violencia ni con amenazas.
El resto de ciudadanos ve que, por fin, empezamos a reactivarnos, pero surgen estas manifestaciones violentas que cierran carreteras, que generan que las personas tengan que detener sus negocios.
Parte de la tarea del Gobierno es mantener el orden. Porque uno tiene derecho a la protesta pacífica, pero no tiene derecho a violar la ley, a dañar bienes de terceros, a maltratar a nadie.
La Policía Nacional hizo un trabajo extraordinario y utilizó todos los recursos para preservar los derechos humanos.
Son simplemente medidas preventivas, no tiene ninguna simbología poner las vallas. Solo quiere decir que el Estado está presente y que va a preservar los derechos humanos y a defender los derechos de todos los ecuatorianos, no solo los de los que se manifiestan.
En 15 años tampoco se recibió a nadie, incluso en manifestaciones pacíficas. ¿Por qué no recibir a los manifestantes?
Eso sería validar un mecanismo. Una cosa es levantar un teléfono o enviar una carta y decir que van a venir y nosotros encantados conversamos. Pero otra cosa es llegar con una turba pacífica, pero una turba al fin y al cabo, y decir: ábreme la puerta. No es lo mismo. Y al utilizar una herramienta como esa ya se está cerrando la puerta al diálogo.
Nosotros tenemos que demostrar que hay una agenda que los ecuatorianos votaron y también tenemos que respetar a las minorías.
Permitir o validar esas actitudes atentaría contra la decisión de la mayoría de ecuatorianos que se está ejecutando hoy.
Si la inacción del Gobierno anterior llevó al paro de octubre de 2020, ¿Qué acciones tomará este Gobierno?
Un ejemplo concreto es el grave problema de la seguridad. En los últimos 80 días ha habido nueve reuniones del Consejo de Seguridad Pública. Mientras que en los últimos siete u ocho años, con distintos gobiernos, hubo una cantidad similar.
Al Presidente ahora lo vemos todo el tiempo ejecutando acciones y, a veces, hace más de lo que dice. Sorprende que la gente diga que no sabía, pero es por su tipo de liderazgo. Un ejemplo son todos los decretos que se han firmado.
Todas esas victorias cortas o rápidas, que ponen orden en lo que vamos encontrando y permiten que vayamos recibiendo bocanadas de oxígeno. Por eso la gente habla de este 'efecto Lasso', porque siente que ya puede reactivarse.
No es justo que a menos de 100 días de gobierno y teniendo nosotros las puertas abiertas se convoquen paros nacionales, utilizando mecanismos del pasado. Si el ultimátum funcionara, este sería el país más desarrollado del mundo.
Entonces ¿cómo se debe protestar?
Con el diálogo. No haciendo algo mediático para provocar oposición, cuando podríamos generar algo juntos. Una cosa es que yo le pida una reunión directamente y otra cosa es que yo salga y diga en público: yo ya le dije lo que quiero.
Peor aún si vengo con cinco guardaespaldas y te digo que me tienes que recibir.
Lo que causa sospecha y duda es que este tipo de cosas se levantan como cortinas de humo para generar oposición política y algún tipo de réditos políticos. Pero no están pensando en que los ecuatorianos queremos paz y reactivar nuestra economía.
Si tengo una petición, debo pensar cómo nos ayuda a salir a todos adelante, no solo voy a pensar en mí. El solo hecho de hacerse esa pregunta nos va a generar mejores resultados como sociedad.
Pero con tantas demandas sociales, que han sido relegadas durante tanto tiempo, es difícil decirle a los movimientos sociales que sigan pidiendo citas o enviando cartas al Gobierno de turno.
Lo dije en sentido figurado. Ciertamente que los acercamientos no implican venir a tocar el timbre en Carondelet. Sin duda, las necesidades son infinitas. Pero hay que plantearse las acciones a corto plazo, pensando a largo plazo, como lo hace el presidente Lasso.
Y el objetivo a largo plazo es el país del encuentro, un país que no discrimina.
¿En cuatro años de Gobierno se pueden saldar tantas deudas sociales y tantas tareas?
Sin duda que cuatro años no alcanzan. Pero, si el pueblo ecuatoriano decide que el presidente Lasso tiene que estar otros cuatro años, por su visión a largo y corto plazo, pues eso lo decidirán dentro de cuatro años.
Para transformar el Ecuador de los últimos 40 años se necesita un poco más de tiempo, pero se pueden sentar ya las bases.
En cuanto a la Secretaría de Comunicación ¿cómo la encontraron cuando llegaron?
Encontramos una secretaría que no tenía presupuesto. Un presupuesto de cero, porque el de este año ya estaba devengado. Encontramos algunos pagos pendientes, contratos pendientes y muchos de ellos se han enviado a Contraloría para que sean observados antes de decidir si se los paga o no.
Hemos encontrado una secretaría distinta a la que me imaginaba. Porque la gente tiene esta idea de la Secom, como la teníamos hace dos gobiernos. Donde la Secretaría de Comunicación era independiente y tenía su propio presupuesto y unas atribuciones diferentes y un poder real de realizar cosas de las que no queremos acordarnos.
En el Gobierno anterior se hizo un cambio en eso y dejó de ser esa Secom que hacía las sabatinas y era omnipresente e invadía todos los espacios de la comunicación, para convertirse en una entidad adscrita a la Presidencia de la República.
Ahora depende de la Presidencia, está en la Presidencia y el presupuesto lo maneja la Presidencia. Y ayuda a difundir los mensajes de todos los ministerios, de todo el Gobierno.
Tenemos también la labor de retomar la relación con la prensa, porque antes no había relación o era muy mala.
Desde el día uno nos hemos acercado a los medios, no hay instrucciones para que alguien no vaya a los medios y, por el Código de Ética, todos los ministros tienen la obligación de atender a los medios, dentro del espacio que les permita su agenda.
(Nota de la redacción: esta entrevista se realizó el jueves 12 de agosto).
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