Ecuador sigue intentando replantear su papel en la relación con China
La relación bilateral con Pekín tiene varios elementos en el tablero: la reducción de la deuda, el aumento del comercio y la inversión, la diplomacia de las vacunas, la pesca a gran escala y los entretelones políticos.
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Ecuador intenta cambiar su posición en la relación bilateral con China, aunque la administración actual tiene las manos atadas en determinados aspectos, por los compromisos adquiridos por el expresidente Rafael Correa.
El pragmatismo político dirige, hasta el momento, las relaciones internacionales ecuatorianas. La visión del presidente Guillermo Lasso en este ámbito sobrepasa su propia ideología partidista. Y el principal ejemplo está en la masiva vacunación con 15,7 millones de dosis de origen chino.
Y, pese a que Estados Unidos también ha regresado su mirada hacia el sur y busca reconstruir y fortalecer sus lazos con Latinoamérica, el gigante asiático sigue siendo uno de los principales acreedores de la región y, por lo tanto, como país mantiene una predominancia económica.
Pero las intenciones del Ejecutivo pueden llegar a buen puerto gracias a que coinciden con el cambio de estrategia desde Pekín.
Por primera vez en 16 años, en 2020 las dos principales instituciones financieras chinas de desarrollo, CDB y Chexim, no proporcionaron financiamiento a los gobiernos de la región, según el Centro de Análisis Diálogo Interamericano.
Pero las empresas chinas, en cambio, reforzaron sus inversiones en infraestructuras y materias primas. En Ecuador el foco está especialmente en la explotación de minas y canteras. Y el gobierno chino, en medio de la pandemia, abrió un camino casi inexplorado con la región: el de la cooperación, con la denominada 'diplomacia de las mascarillas'.
El objetivo: una mejor relación comercial
El gobierno del presidente Lasso ha dicho en reiteradas ocasiones, que su intención es firmar un acuerdo comercial con el gigante asiático, que podría concretarse el próximo marzo, durante su viaje a los Juegos Olímpicos 2022, en Pekín.
Y el embajador chino en Quito, Chen Guoyou, afirma que, desde el punto de vista político, el gobierno de Xi Jinping está abierto a la propuesta.
En 2021, China se ha mantenido como uno de los principales socios comerciales de Ecuador. Entre enero y octubre, el 13% de las exportaciones ecuatorianas se dirigieron a China, es decir, unos USD 2.774 millones.
Si se compara con los 10 primeros meses de 2020, las exportaciones a China han experimentado un alza de 7%. Y frente a niveles prepandemia, enero-octubre de 2019, el incremento es de un 23%.
Los principales productos ecuatorianos que llegan al gigante asiático son camarón, petróleo, productos mineros y banano.
Y, al igual que las exportaciones, las importaciones también han experimentado un crecimiento en 2021. Entre enero y octubre sumaron USD 3.604 millones, lo que es igual a un aumento de 50% en comparación con el mismo período de 2020. Si se compara con los 10 primeros meses de 2019 el incremento es de 25%.
Los productos que más se importan desde China son de la industria química, de metales, vehículos de turismo y vehículos para el transporte de mercancías.
Otro factor importante en esta relación comercial es la inversión extranjera directa (IED). En el primer semestre de 2021, por este concepto, desde China llegaron USD 32 millones, según el Banco Central.
Eso significa un leve incremento de 10% en comparación con los seis primeros meses de 2020, cuando alcanzó 29 USD millones. Y frente al primer semestre de 2019, el aumento es de 19%.
La actividad económica a la que más capitales chinos llegan es la explotación de minas y canteras. Eso se debe a que uno de los principales proyectos mineros, Mirador, está cargo de la empresa ecuatoriano-china Ecuacorriente.
Según el Ministerio de Energía, la inversión total esperada para el proyecto cuprífero Mirador, en Zamora Chinchipe, es de USD 2.015 millones. Hasta 2020 ya se ha destinado el 69,8% de la inversión.
Las cortapisas en la relación con China
La relación con China navega entre deuda y soberanía. Pero esa deuda ha bajado un 37,1% entre julio de 2016 y julio de 2021: pasó de USD 8.144 millones a USD 5.169 millones. Es decir, después de los millonarios créditos requeridos por Correa, tras su alejamiento del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
La reducción de esta deuda arrancó en 2016, año en el que llegó a su pico más alto. Y, desde entonces, Ecuador ha buscado otras fuentes de financiamiento, precisamente regresando la mirada a los multilaterales, entre ellos el mismo FMI.
Ahora, hasta julio de 2021, el BID era el principal acreedor de la deuda ecuatoriana, con USD 6.270 millones.
Este giro en la relación con China tiene distintos trasfondos. Por ejemplo, los créditos siempre estuvieron vinculados a los contratos de comercio exterior de petróleo ecuatoriano.
La administración correísta firmó dos contratos con Petrochina y uno con Unipec, ambas estatales chinas. Así, Ecuador debe proveer a la primera un promedio de 113.260 barriles diarios en 2022, o el equivalente anual de USD 41,34 millones. Y a la segunda 8.438 barriles diarios.
Estos compromisos previamente adquiridos deberán ser honrados por Petroecuador hasta 2024.
Y, como si el complejo escenario no tuviese suficientes aristas, también está sobre la mesa la intención del Estado de conseguir mayores o mejores restricciones a la pesca a gran escala, generalmente no declarada.
Esta actividad afecta a la reserva marina de Galápagos, aunque las embarcaciones internacionales, predominantemente chinas, no ingresen en aguas nacionales. Por lo que, Ecuador lleva varios procesos en organismos internacionales para frenar al gigante asiático, que tiene uno de los principales mercados de consumo de tiburón en el mundo.
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