Diálogo: más sectores quieren 'subirse' a las mesas
La Conaie, Feine y Fenocin consiguieron que el Gobierno firme un acuerdo y se comprometa a gestionar resultados en 90 días. Otros sectores miran desde lejos las mesas de diálogo.
Representantes del gobierno y de las organizaciones indígenas en las mesas de diálogo, en Quito, el 13 de julio de 2022.
@MinGobiernoEc
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La decena de mesas de diálogo instauradas entre el Gobierno y las organizaciones que lideraron el paro nacional, Conaie, Feine y Fenocin, abordan temáticas que involucran a otros sectores. Pero, esos sectores no participan en el proceso.
Pese a que el Ejecutivo ha logrado calmar los ánimos de otros grupos económicos y sociales, que han reclamado medidas y que sus problemas sean atendidos, solo las tres organizaciones indígenas y campesinas consiguieron el compromiso firmado de un "diálogo con resultados".
A lo largo de los primeros 13 meses de gestión, las mesas de diálogo han sido el mecanismo para trabajar con los diferentes actores, pero la mayoría esperan definiciones o que se completen los ofrecimientos.
Este es el único proceso que ha logrado darse en una sede neutra, la Conferencia Episcopal, y con mediadores, tres universidades. Pero, en paralelo, el Gobierno tiene frentes abiertos con otros sectores que esperan también resultados.
El último en sentarse nuevamente a conversar con el Ejecutivo fue el sector del transporte que, durante el primer año de gestión, no logró que se concrete la focalización de los subsidios a los combustibles.
Las invitaciones fueron informales
Durante los 18 días de paro, el mismo presidente Guillermo Lasso aceptó que entre las peticiones hay demandas justas, "que todavía no hemos podido atender".
Y, el 17 de junio, lanzó una invitación, en un mensaje digital, a sentarse en una mesa de diálogo a la sociedad civil, médicos, artesanos, agricultores, transportistas, universidades, a "todas las organizaciones sociales".
Varios de estos grupos sociales plegaron al paro convocado por las organizaciones indígenas. Estuvieron segmentos del transporte, estudiantiles, trabajadores de la salud, educadores, sindicalistas, agricultores.
Algo similar hizo también el presidente de la Conaie, Leonidas Iza, el 7 de julio. Una vez que se estableció el mecanismo de diálogo por mesas temáticas, pidió el compromiso para la unidad de los sectores populares que participaron en las manifestaciones.
La idea del dirigente era que cada sector esté presente en las negociaciones con el Ejecutivo. "Queremos convocar al resto de las organizaciones, ahora necesitamos con mayor fuerza su participación en este proceso".
Sin embargo, nada de esto ha sucedido. No ha habido una invitación oficial a que más partes se unan a las mesas técnicas. Y la Conaie se queja de que el Gobierno ni siquiera ha invitado a al relator Especial del Foro Permanente de los Pueblos Indígenas de las Naciones Unidas.
Los sectores que miran desde la periferia
La dinámica y metas del proceso de diálogo, establecido después del paro, son de por sí complejas y las tensiones se mantienen. Pero el ministro de Gobierno, Francisco Jiménez, es optimista en que obtendrán resultados, incluso antes de los 90 días de plazo.
El presidente de la Conaie explicó que cada mesa tiene un plazo de tres a cinco días, máximo, para resolver la agenda planteada por las organizaciones. Y la primera temática es, precisamente, la que no ha podido ser resuelta en 13 meses de gestión, la focalización de los subsidios a los combustibles.
Por ello, el ministro de Transporte, Darío Herrera, advirtió que, al ser un tema altamente técnico y que tiene un impacto en todo el país, se tomarán el tiempo que sea necesario para resolverlo. Aunque ya entregaron una primera propuesta de un plan piloto.
Esto pese a que en los diálogos previos con los transportistas se había confirmado el grado de dificultad que conllevaría una medida así y las implicaciones que tendría. Pero este sector, directamente implicado, no participa de aquella primera mesa.
Lo mismo sucede, por ejemplo, en los temas de educación superior, salud pública y derechos laborales. Ha habido sectores sociales que han mantenido sus propias medidas de hecho y manifestaciones, aunque menos eficaces, y no han conseguido cambios.
Las quejas del personal de salud y de los pacientes del sistema público no paran, por desabastecimiento de medicinas e insumos, por falta de equipos e incluso de personal. Pero solamente este último paro indígena consiguió la declaratoria de la emergencia en salud.
Ninguno de los sectores relacionados con el área está invitado a la mesa nueve, que aún no se ha instalado. Lo mismo sucede con los maestros, estudiantes y universidades y con las centrales sindicales que reclaman reformas laborales, tampoco participarán de la mesa siete y cuatro, respectivamente.
Además, está la queja del sector exportador, que pidió oficialmente a los ministerios del área productiva, encargados de varios temas, que les permitan participar en las mesas que les conciernen.
Pero no han tenido respuesta y los representantes del gremio temen que las decisiones que se tomen en esas mesas afecten la producción nacional.
Es tanta la expectativa que genera esta decena de mesas que, incluso, la Asamblea Nacional pidió que se incluya a delegados de las comisiones especializadas en las respectivas mesas temáticas.
Pero la solicitud no fue ni al Gobierno ni a las organizaciones indígenas, sino a la Conferencia Episcopal. Tampoco ha habido respuesta.
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