Ecuador: Optimismo por la posesión de Daniel Noboa aunque el país está en crisis
Pese a las crisis económica y de seguridad, el nuevo presidente, Daniel Noboa, llega a su posesión sin revelar quiénes serán los ministros clave para atender ambas áreas.
Daniel Noboa previa posesion
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Daniel Noboa Azín asumirá el poder con más del 60% de aprobación, según las encuestas más recientes de Cedatos y Perfiles de Opinión. Este 23 de noviembre, después de la posesión, el nuevo Presidente de la República empezará su periodo de 18 meses.
La herencia que le deja Guillermo Lasso es agridulce. Por un lado, está la expectativa de la ciudadanía, cansada del gobierno saliente, que ansía un cambio en la administración del país. Al punto que la transición con Noboa elevó el optimismo de los ecuatorianos a un 46%.
Pero, por otro lado, están las cifras negativas y las crisis que tendrá que enfrentar el joven gobierno entrante. Entre los asuntos más urgentes están la situación financiera a puertas de diciembre, la insuficiencia energética y los probables estragos del fenómeno de El Niño.
En materia económica, aunque Lasso le deja un menor déficit y una deuda externa más pequeña, Noboa deberá lidiar con los fuertes gastos estatales del último mes del año. Estos ascienden a unos USD 1.300 millones, entre pagos de la deuda y salarios públicos, pero la liquidez de la caja fiscal bordea apenas los USD 180 millones.
Sin embargo, el nuevo Mandatario no ha revelado quién tomará o afrontará estas decisiones urgentes y primeros pasos, ya que hay una gran incógnita sobre quién liderará el Ministerio de Finanzas.
A tres días del inicio de su periodo, las diferencias de visión con Sariha Moya, hicieron que ella se niegue a asumir el cargo. Por lo que en un giro 'estratégico' le ofreció la Secretaría de Planificación, para que se quede en el gobierno.
Los nuevos ministros del área deberán enfrentar además realidades como:
- Las altas cifras de empleo inadecuado (60,4%), que incluye a personas que trabajan en la informalidad o sin ganar un salario básico.
- La pobreza en la que viven 27 de cada 100 ecuatorianos.
- Un déficit proyectado del 3,5% del PIB.
- Los atrasos acumulados por USD 1.749 millones con proveedores, el IESS y gobiernos locales.
- La inversión extranjera más baja desde 2016.
- Un déficit de electricidad ha sido de entre 450 y 700 megavatios, frente a una demanda de 4.682 megavatios.
- La posibilidad de que 350.000 personas puedan requerir de asistencia humanitaria o de casas de acogida, por los estragos del fenómeno de El Niño.
- Y, en general, una deuda pública total que sumaba USD 75.227 millones hasta agosto, lo que equivale al 62% del PIB.
Sin contar que el mismo Daniel Noboa viajó a Washington y advirtió a los multilaterales de un posible default de Ecuador si el país no tiene la capacidad económica para implementar reformas.
Pese a que, según sus mismos cálculos, esto sucedería después de las siguientes elecciones presidenciales, la advertencia no fue bien recibida, ya que el riesgo país subió inmediatamente.
Inseguridad, violencia y crimen organizado
Otra área sensible, que ya empieza a generar incertidumbre, por la falta de resoluciones y anuncios concretos por parte del nuevo presidente Noboa, radica en la ausencia de perfiles para enfrentar la crisis de inseguridad y la escalada de violencia.
De los 17 nombres que salieron a la luz entre el triunfo electoral y la posesión, ninguno está relacionado con entidades clave del sector como: Gobierno, Interior, Defensa, Seguridad, Sistema Penitenciario, Inteligencia Estratégica, ECU 911 y Riesgos. Estas entidades conforman el gabinete de seguridad.
De la docena de miembros, según la organización vigente del Ejecutivo, solo hay cuatro perfiles: Arturo Félix, secretario de Administración Pública; Gabriela Sommerfeld, canciller; Nelson Proaño, jefe del comando conjunto de las Fuerzas Armadas; y César Zapata, el comandante general de la Policía.
Debido a esa falta de figuras que tomen las riendas de esas entidades, la transición fue mínima y el gobierno saliente no pudo entregar la información sensible y el estado de los procesos e instituciones a sus reemplazos.
Esto, pese a que 2023 podría cerrar con un sangriento récord de 7.607 asesinatos, un incremento del 65,3% en comparación con 2022. Es decir, recibiría un país con una tasa de 44,9 asesinatos por cada 100.000 habitantes, la peor cifra de la historia.
A esto se suman las masacres carcelarias que, si bien iniciaron en el gobierno de Lenín Moreno, empeoraron con la gestión de Lasso durante la que hubo 14 matanzas en cinco cárceles del país. El saldo fue de 387 presos asesinados.
Sin contar el hecho de que las autoridades penitenciarias han sido incapaces de mantener el control sobre los centros carcelarios. Y la Policía también ha sido superada en varias ocasiones por las bandas del crimen organizado, por lo que los estados de excepción han sido una constante, para contar con el apoyo de los militares.
Gobernabilidad e institucionalidad
A los problemas que recibirá directamente por ser la máxima autoridad del Ejecutivo, Daniel Noboa deberá añadir el manejo de la gobernabilidad, si es que la consigue con el pacto político en la Asamblea Nacional, entre su bancada, el correísmo y el socialcristianismo.
La relación con las otras fuerzas políticas y sociales fue algo que la administración saliente no supo manejar y que el mismo Guillermo Lasso se dedicó a dilapidar, incluso desde antes de sentarse en Carondelet.
Aunque el pacto legislativo sirvió para rápidamente repartir las autoridades y comisiones de la Asamblea, podría resquebrajarse ya en la práctica cuando, por ejemplo, el correísmo quiera tramitar amnistías o el nuevo oficialismo remita sus leyes económicas urgentes.
Pero Noboa tampoco ha presentado a su futuro operador político, el nuevo ministro o ministra de Gobierno, que se encarga de la relación con las otras funciones del Estado, los gobiernos seccionales e incluso las organizaciones sociales.
Eso implica que no hay quien enfrente los problemas o causas en común con instituciones como la Fiscalía, el Consejo de la Judicatura o el Consejo de Participación Ciudadana, que han estado envueltas también en polémicas e, incluso, en pulsos políticos con el Ejecutivo saliente.
Y, aunque los movimientos sociales, como la Conaie, los transportistas, los sindicalistas o agricultores, que también pusieron en apuros al gobierno de Lasso, no han anunciado medidas específicas, sí estarán pendientes de los anuncios del nuevo Jefe de Estado.
Pero, como es usual, la Conaie sí presentó una lista de demandas y exigencias para Noboa. Pese a que por el poco tiempo de mandato y el debilitamiento del movimiento indígena, sería difícil que anuncien nuevas movilizaciones, es algo que no se puede descartar.
Con todo este escenario por delante, la incógnita sobre quién tendrá la difícil tarea de mantener la gobernabilidad en el país se mantiene.
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