Zamora hizo de la denuncia su catapulta a la Alcaldía de Cuenca
En 2014, Cristian Zamora dejó una prometedora carrera como consultor empresarial para sumergirse en la política. Nueve años después de eso se convertirá en el decimosexto alcalde de Cuenca.
Cristian Zamora recibe su credencia como alcalde de Cuenca.
Cortesía.
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Cristian Zamora llega con una amplia sonrisa a su primera rueda de prensa tras ser elegido alcalde de Cuenca. La misma sonrisa que luce en las fotos de campaña o cuando se encuentra con la gente mientras camina por la calle.
Pero en pocos minutos, su semblante cambia, se pone serio y parece enojado. Eleva el tono de voz y enfatiza el mensaje que quiere transmitir: “Aquí van a tener un alcalde implacable, como lo fui cuando era concejal”, advierte.
El nuevo alcalde de Cuenca es conocido por su carácter explosivo y sus declaraciones sin filtro. “Seguramente me han elegido porque yo soy blanco o negro, no estoy con grises ni medias tintas”, exclama en una reunión con un barrio, a pocos días de la posesión.
El joven que hace más de dos décadas ganaba concursos de oratoria dentro y fuera del país, hoy eleva su dedo índice derecho cada vez que no está conforme con algo y quiere lanzar una advertencia.
Como la que le hizo al ministro de Transporte y Obras Públicas, Darío Herrera, tras la marcha por la vialidad del 27 de abril: “El día que sea alcalde, si tenemos un ministro que no escucha y no da recursos a Cuenca, esta ciudad se para”.
Sus inicios
Cristian Eduardo Zamora Matute tiene 42 años. Creció en una casa ubicada en el popular sector del mercado Nueve de Octubre, en el centro de Cuenca. Estudió en el colegio jesuita Rafael Borja, en donde -asegura- nació su vocación y su aspiración de dirigir la ciudad.
Sus conocidos dicen que es multifacético, incluso con talentos ocultos: es docente universitario, estudió música en el conservatorio y fue parte de un grupo de ópera.
Estudió Ingeniería Industrial en la Universidad de Cuenca y se graduó en el 2005. Ese año se estrenó en la función pública como secretario particular del entonces alcalde, Marcelo Cabrera.
Los dos se conocieron cuando militaban en la Izquierda Democrática, que poco después desapareció en Azuay. Su primera aventura política duró apenas dos años y se retiró para seguir estudiando.
Llegó con una beca al Instituto Tecnológico de Monterrey, en México, y estudió una maestría en Ciencias con Especialidad en Sistemas de Productividad y Calidad. Luego estudió un doctorado en Ciencias Administrativas.
Mientras estudiaba, trabajó en la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey (Egade Business School). Era consultor en programas de aceleración para pequeñas y medianas empresas. Y ese parecía ser su camino.
Hasta que regresó a Cuenca a finales de 2013. Tenía 31 años y cumplió otra de sus metas: crear su propia empresa, dedicada a la elaboración de alimentos de maíz, como tortillas y nachos.
El retorno a la política
Ese mismo año, Marcelo Cabrera, su antiguo jefe, empezó a armar el equipo con el que buscaría la reelección en la Alcaldía de Cuenca, tras cuatro años fuera del cargo.
Cristian Zamora integró una de las listas de concejales. Las elecciones de 2014 fueron el trampolín que lo llevarían nueve años después a la Alcaldía de Cuenca.
El joven concejal no estaba dispuesto a pasar desapercibido y empezó a hacer ruido denunciando presuntas irregularidades en la Municipalidad. Dos años después de las elecciones, diferencias políticas lo alejaron de Cabrera y se convirtió en su principal fiscalizador.
También compartió lista con otro viejo caudillo local, Paúl Carrasco. Tras separarse de Cabrera, en 2019 fue electo concejal con Participa, la organización política fundada por el exprefecto de Azuay.
En la Alcaldía de Pedro Palacios se ganó el título de “denunciólogo”, que aceptó y supo utilizar a su favor en la última campaña electoral. Más de una vez llegó a las oficinas de la Contraloría con una carpeta de documentos bajo el brazo.
El regreso de la ID
En 2021, Zamora se afilió a la Izquierda Democrática, el partido de su juventud. Aunque no tenía una estructura sólida, ya anticipaba a sus conocidos más cercanos que sería el próximo alcalde de Cuenca.
Pocos lo vieron como una posibilidad real. Cuando inició la campaña electoral, no figuraba entre los favoritos. Pero empezó una intensa campaña en redes sociales y, como solía hacer su antiguo aliado, Marcelo Cabrera, se adentró en los sectores populares de Cuenca.
La imagen de Cristian Zamora, con una camiseta naranja, el letrero de un radar y la clásica melodía de la Izquierda Democrática de fondo, se volvió viral y Zamora ganó las elecciones con un pequeñísimo margen, apenas el 18,58% de los votos.
En Cuenca, las banderas naranjas estampadas con el número 12 vuelven a ondear por una victoria electoral luego de 18 años. Zamora agradece a Orlando Albornoz, el poder detrás de la ID, quien lo acompañó en este último tramo.
Una banda de pueblo toca la Chola Cuencana. Dirigentes de mercados, transportistas y otros sectores populares abrazan al hombre que les ofreció ser, a partir de este 14 de mayo, "el alcalde del pueblo".
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