La presión del correísmo, su moneda de cambio entre la Asamblea y el Ejecutivo
Los legisladores de la Revolución Ciudadana siguen manteniendo la principal bancada en la Asamblea Nacional. Desde 2017, en que el correísmo perdió la Presidencia, el Legislativo ha sido el epicentro para intentar empujar su agenda política.
El correísmo tiene un gran poder político gracias a la fuerza que mantiene en la Asamblea Nacional.
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La fuerza del correísmo dentro del Legislativo, desde la Asamblea Constituyente de 2007, le ha permitido mantener una fuerte influencia política, incluso después de perder la Presidencia de la República, tras poner en el cargo a Lenín Moreno, en 2017.
Y aunque, con la ausencia de Rafael Correa en las papeletas, los respaldos no les alcanzan para regresar a Carondelet, los números en el Legislativo sí les son suficientes para ser el principal aliado o el mayor obstáculo en la Asamblea Nacional.
Ahora, con la victoria de Daniel Noboa Azín en las elecciones extraordinarias y al igual que con Guillermo Lasso en 2021, la bancada de la Revolución Ciudadana intenta posicionar su agenda en la política nacional.
Sin embargo, de los seis puntos que dio a conocer el mismo Correa en junio, solo uno tiene relación directa con lo que pueden hacer sus legisladores: destituir a la Fiscal General, Diana Salazar.
La intención de convocar a una nueva Constituyente y a una consulta popular, para permitir el retorno a la lid electoral de su líder, así como derribar las sentencias en su contra y poner nuevas autoridades de control, deberán esperar.
Pero, aunque desde 2017 no ha logrado tener una mayoría propia, la Revolución Ciudadana ha sabido conseguir alianzas coyunturales o 'coincidencias' en votaciones clave con otras bancadas, especialmente el Partido Social Cristiano (PSC) y a veces Pachakutik.
Y, pese a que los líderes de dichas organizaciones o sus propios legisladores lo rechacen, las 'coincidencias' han logrado, en muchos casos, inclinar la balanza hacia los intereses del correísmo. El último fue conseguir que se realicen elecciones extraordinarias.
Incluso, pese a su pública oposición al Gobierno saliente, en noviembre de 2021, su estratégica abstención en la votación del archivo de la reforma tributaria, permitió que el proyecto de Lasso entre en vigencia sin modificaciones.
Esto fue parte de un supuesto pacto con el Ejecutivo a favor de que se revisen las sentencias contra los líderes correístas, especialmente las de Jorge Glas, el que llevaba mayor tiempo en prisión y se ha vuelto un incómodo mártir de la Revolución Ciudadana.
El presidente electo, Daniel Noboa, se ha mostrado partidario de diálogos con todas las bancadas. Pero, ya aseguró que hay líneas rojas que no aceptarán. "Tenemos que trabajar en conceptos y leyes que beneficien a la gente, no votar en contra de un grupo político o un partido político"
Los objetivos del correísmo
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Gobierno de Lenín Moreno
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Inicialmente, para el periodo 2017-2021, Alianza PAIS consiguió 74 curules en la Asamblea, pero tras el sisma con Lenín Moreno, el correísmo se quedó con 49 de ellas. Ese periodo además estuvo marcado por la 'descorreízación' del Estado y el inicio de la pandemia. Sin embargo, la relación con la Asamblea fue crítica y aunque Moreno pudo aprobar la mayoría de leyes que remitió (24), tres de sus principales proyectos económicos fueron archivados, otros dos fueron retirados y otro par siguen en trámite. El correísmo logró conseguir los votos suficientes para destituir a la principal operadora política del Gobierno, la ministra María Paula Romo, quien fue señalada por un supuesto "reparto" a cambio de votos. Y el fin del periodo gubernamental se caracterizó por un bloqueo legislativo.
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Gobierno de Guillermo Lasso
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En 2021, tras la victoria de Guillermo Lasso, el correísmo intentó instalar su agenda en la política nacional. Uno de los principales puntos era la conformación de una Comisión de la Verdad. "Una Comisión neutral, profesional y justa para que ausculte cada detalle de nuestro proceder, así como de los procesos montados en nuestra contra". Ese fue el pedido para tratar los procesos judiciales contra los líderes del correísmo y se encuentren los rasgos de una supuesta persecución. Ese objetivo fue abordado con otros líderes y partidos políticos, entre ellos los mismos Lasso y Correa y los socialcristianos Jaime Nebot y Henry Kronfle. Para esto, se acordó que el último fuera titular del Legislativo. Pero nada de eso sucedió. Y el correísmo optó por pedir a Lasso que emita un decreto para concretar su creación. Tampoco sucedió y la relación entre el Ejecutivo y el Legislativo se llenó de tropiezos. Lasso amenazó con gobernar vía decreto e ignorar a la Asamblea, se quejó de los constantes juicios políticos contra sus ministros y el bloqueo que le impedía ejecutar su agenda legislativa. La tensa relación llegó a su clímax en mayo pasado, cuando Lasso, al borde de una probable destitución, se adelantó y disolvió la Asamblea. Esto llevó a las elecciones extraordinarias, tras las cuales Daniel Noboa finalizará el periodo presidencial.
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El próximo gobierno de Daniel Noboa
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La historia se repite. Con el próximo inicio de un periodo extraordinario, con Daniel Noboa en Carondelet, entre diciembre de 2023 y mayo de 2025, las negociaciones previas a la instalación de la Asamblea siguen los mismos pasos. Esta vez, el objetivo del correísmo es deshacerse de la fiscal Diana Salazar, a través de un juicio político. Con las advertencias de la Revolución Ciudadana al respecto, el Partido Social Cristiano se vio obligado a decir que no están de acuerdo con esa acción. Esto dio pie a un cruce de acusaciones entre el PSC y la Revolución Ciudadana. Henry Kronfle negó que se hayan reunido a discutir el futuro de la Fiscal General y Rafael Correa lo acusó de mentir, ya que sí habrían conversado sobre el tema. Y el mismo Daniel Noboa dijo que su gobierno no apoyará dicho proceso.
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