Incertidumbre: la posibilidad de un diálogo con la Conaie se aleja
El diálogo entre Leonidas Iza y el presidente Guillermo Lasso está cada vez más lejos. Lasso lo descalificó como interlocutor, pero abrió la puerta para hablar con otros dirigentes indígenas.
Vecinos del Pasaje Solano observan los destrozos ocasionados por los manifestantes en su barrio, la tarde del 24 de junio de 2022.
Estefanía Celi, PRIMICIAS
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El presidente Guillermo Lasso, que había apostado por un discurso de apertura al diálogo como mecanismo para resolver el paro nacional que ya lleva 12 días, cambió de tono y arremetió contra Leonidas Iza, presidente de la Conaie y cabeza de esta movilización.
"La violencia, la información que tenemos, y sus declaraciones públicas evidencian que la intención del señor Iza es el derrocamiento del Gobierno (...) Lo que buscaba era engañar a sus bases y usurpar el gobierno legalmente constituido", dijo Lasso.
El Presidente aseguró que Iza engaña a las bases para cumplir una agenda personal de caos y desestabilización, "el señor Iza ya no tiene el control de las protestas y los delincuentes infiltrados han desbordado su capacidad".
Lasso anticipó que la Policía hará todo lo posible para defender a los ciudadanos de personas a las que calificó como vándalos y criminales.
"La Policía Nacional y las Fuerzas Armadas actuarán con los medios necesarios para defender, mediante el uso progresivo de la fuerza, el orden público y la democracia", dijo Lasso en una cadena nacional.
Y se refirió a una de las decisiones más polémicas de su gobierno durante el paro, que fue la entrega de la Casa de la Cultura y del parque El Arbolito a los manifestantes de la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie).
El Arbolito
El jueves 23 de junio al mediodía, los indígenas tomaron el control del ágora de la Casa de la Cultura y el parque El Arbolito, sin violencia ni enfrentamientos, como habían pedido como condición para dialogar.
Iza insistió en hacer una asamblea indígena en la Casa de la Cultura y en la necesidad de que las protestas no provoquen actos de violencia, "ayudemos a controlar a nuestros compañeros, esto nos va a deslegitimar", dijo horas antes de la cadena de Lasso.
"Vinimos a luchar (...) le decimos al Gobierno que este pueblo no vino de loco, vino por la ira, porque está con hambre, porque no podemos acceder a la educación, ni a la salud, por eso estamos aquí", dijo Iza.
En esa intervención, el dirigente insinuó que existe un sentir de que "debemos avanzar hacia el siguiente nivel" y para explicarse agregó: "hay que reconocer la valía de los asambleístas que nos están mostrando la salida jurídica", en referencia al proceso de muerte cruzada iniciado por el correísmo.
La violencia se desbordó
Pero la violencia que se desató la tarde y la noche del jueves en las inmediaciones del parque El Arbolito alejó pronto las posibilidades de diálogo, antes de las intervenciones de Lasso e Iza.
El Gobierno endosaba la violencia a los manifestantes y los indígenas le echaban la culpa a la represión policial.
En la víspera, el 23 de junio, un manifestante había sido alcanzado por perdigones y falleció en parque El Arbolito.
Mientras que, en San Antonio de Pichincha, otro ciudadano falleció en circunstancias que aún no han sido detalladas, durante una emboscada a un convoy militar que se dirigía a Nanegalito para facilitar el paso de camiones con alimentos.
Como producto de la misma emboscada, 17 militares resultaron heridos. Esos hechos provocaron una suerte de resaca política.
La orden del Presidente de repeler a los manifestantes se hizo sentir de inmediato en el sector de Quito controlado por el movimiento indígena.
Con una ofensiva, la Policía retomó el control de la zona en menos de una hora, disipando a los infiltrados y replegando a los indígenas.
La Policía también desalojó a los indígenas del ágora de la Casa de la Cultura, mediante el uso de gas lacrimógeno, según distintos reportes de prensa.
Según un reporte de Teleamazonas, en las primeras horas de la noche los manifestantes que permanecían en la Universidad Salesiana empezaron a retirarse del lugar en camiones y camionetas.
Algo similar ocurría en la Universidad Central, otro de los cuarteles del movimiento indígena durante las protestas. En ambos casos se desconoce si es que los manifestantes se movilizaron hacia sus comunidades, o hacia otros sitios.
La Conaie y sus organizaciones afines denunciaron a través de sus redes sociales supuestos excesos del uso de la fuerza.
La organización alega que el gas lacrimógeno llegó hasta donde estaban descansando mujeres, niños, adultos mayores y heridos.
Antes del mensaje presidencial, el ministro del Interior, Patricio Carrillo, anunció que el régimen estaba analizando la posibilidad de emplear armas con potencia letal, "porque ya no estamos enfrentando a manifestantes, sino a delincuentes armados".
Carrillo habló tras los ataques sufridos en San Antonio de Pichincha por las Fuerzas Armadas y los informes sobre la presencia de células violentas, armadas con carabinas, voladores y petardos, que disparaban contra la Policía.
El diálogo para poner fin al paro nacional -que comenzó el 13 de junio y ha causado desabastecimiento de combustibles, escasez de alimentos y especulación de precios en todas las provincias de la Sierra- no parece estar en el horizonte de ninguno de los protagonistas de esta crisis.
Y para echar leña al fuego, el sábado 25 de junio a las 18:00, la Asamblea está convocada para conocer la propuesta planteada por la bancada correísta de Unión por la Esperanza (UNES) para destituir la presidente Guillermo Lasso, lo que abrirá un nuevo foco de tensión.
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