La Cofradía de la Perla argumenta que Guayaquil es 'víctima' de Quito
Entre los integrantes de la Cofradía está Fabricio Correa y Hernán Ulloa. Juan José Illingworth es uno de los asesores.
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Unas 50 personas aparecieron puntuales en el salón principal del Comité de Los Ceibos, un barrio de clase media alta al norte de Guayaquil, para escuchar la conferencia de Juan José Illingworth Niemes, titulada '¿Ha llegado la hora del Federalismo?'.
Federalismo es la propuesta que impulsa la Cofradía de la Perla, de la cual Illingworth es asesor.
“Ya es hora de adoptar en el país, sin complejos ni temores, un sistema federalista como el que está vigente en los países más desarrollados”, sentenció el 'matemático' Illingworth, como se conoce a este profesional que fue diputado en 1996.
El 16 de mayo el 'matemático' publicó una columna de opinión en diario El Universo que despertó polémica en redes sociales y provocó una respuesta del Alcalde de Quito, Jorge Yunda.
En el artículo cuestionaba la importancia del Metro de Quito para el país, indicando que hay otras obras de relevancia en Guayaquil, como el nuevo aeropuerto de Daular, que “no se hacen porque Quito se adueña del capital de todos los ecuatorianos”.
El 29 de mayo, frente a un público de 50 años de edad para adelante, el 'matemático' volvió a defender su tesis: “el sistema central está mal, se ha entregado demasiado poder a los que administran Quito, que terminan abusando y Guayaquil merece más”.
En la charla explicó, según él, las diferencias entre autonomía y federalismo. La primera, dijo, es separatista y más radical, mientras que un modelo federalista le otorga poder a los gobiernos locales.
Un tanque de ¿pensamiento?
Jaime Franco es un vocero de la Cofradía, grupo que saltó en la esfera pública inicios de mayo del 2019 con una fotografía tomada en una lujosa tienda de ropa masculina. Cuenta que la organización fue fundada hace dos años por guayaquileños y profesionales de otras provincias.
El grupo está integrado por 56 personas (ninguna mujer), pero Franco prefiere omitir los nombres. “Esto no es regionalista, somos una hermandad con fines cívico-sociales que busca dar propuestas para el Ecuador entero”, dijo.
Franco admite que quizás el nombre de “La Perla” se malinterpretó por los ciudadanos, dando opción a pensar que son regionalistas.
La Cofradía acoge principios para un Guayaquil "autónomo". En su cuenta de red social ha publicado artículos de Francisco Swett, integrante de la agrupación.
Swett, al igual que Illingworth, critica la existencia de una Cuenta Única del Tesoro que maneja el presupuesto general del Estado y que es entregado a cada institución pública y gobiernos seccionales.
En un régimen federal, dicen ambos, cada gobierno local debe manejar sus ingresos y tributos para distribuirlos en educación, salud o seguridad.
El mito de Guayaquil
Quienes apoyan un régimen federalista para Guayaquil parten de la idea que es la ciudad económicamente más fuerte y grande de Ecuador.
Este imaginario surgió a partir del siglo XIX con el boom cacaotero y siguió así buena parte del siglo XX, gracias a las exportaciones de banano y hasta el feriado bancario de 1999, explica el PhD e investigador de la Universidad de Guayaquil, Carlos Freire.
“El mito persiste porque durante décadas el partido socialcristiano ha inculcado que Guayaquil es un modelo exitoso. En general Quito es más productivo y el puerto principal comparado con la capital y Cuenca, y otras ciudades latinoamericanas, está relativamente estancado ”, dice el PhD Freire.
Para muestra están los datos del INEC (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos) sobre el número de empresas constituidas y el número de empleados en ambas ciudades. Según Freire, en todos los casos Quito lidera la productividad.
Otro pensamiento federalista es que en Quito reposa la mayor cantidad de empresas públicas, pero los datos dicen lo contrario. Illingworth mencionó que en la capital “hay seis burócratas por manzana”.
Freire agrega que la crítica al excesivo gasto público en la capital es una estrategia de oposición muy común en cualquier país o color político.
Guayaquil y Quito no son una dicotomía, pero el desarrollo diferente de sus instituciones han afectado sus economías locales, dice Freire.
“Mientras la capital ha solidificado su economía y mejorando factores socioeconómicos, Guayaquil ha lidiado con limitaciones incluyendo servicios básicos bajo presión”, indica este economista radicado en Canadá.
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