Cobo: "El Estado tiene que recuperar el efecto disuasivo sobre los criminales"
En su primer día como máxima autoridad carcelaria, Fausto Cobo conversó con PRIMICIAS para hacer una evaluación de la crisis en el sistema penitenciario.
Fausto Cobo, minutos después de ser anunciado como director del SNAI en la Gobernación de Cotopaxi, el jueves 23 de julio de 2021.
Presidencia, Flickr
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Fausto Cobo es un militar retirado que empezó en política de la mano del expresidente Lucio Gutiérrez. Desde 2015, la oposición al correísmo y al proceso de enmiendas sobre la reelección indefinida, lo juntó a Guillermo Lasso en la plataforma Compromiso Ecuador.
A partir de ahí, recuerda Cobo, fue cercano al actual Presidente. Incluso, en 2017 alcanzó una curul en el Parlamento Andino como candidato del movimiento oficialista Creo.
Si bien no estuvo en la conformación inicial del gabinete, Cobo se mantuvo cerca y el 22 de julio de 2021, a las 15:00, recibió la llamada del Primer Mandatario para invitarlo a asumir el liderazgo en la crisis carcelaria.
Enseguida, Cobo viajó a Latacunga y dos horas después fue presentado como el nuevo titular del SNAI. Fue el mismo día, en que ocurrió una nueva matanza en dos cárceles del país.
Al día siguiente de su nombramiento, Cobo volvió a Latacunga y recorrió la Cárcel Regional de Cotopaxi. En medio de esas actividades conversó con PRIMICIAS y mostró preocupación por la situación.
La evaluación
A primera vista, ¿cuál es el alcance de la crisis carcelaria en Ecuador?
Es sumamente grave, yo creo que el Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Privadas de la Libertad y Adolescentes Infractores (SNAI) no existe. Tiene serias vulnerabilidades. La Policía Nacional y las Fuerzas Armadas son las que están sosteniendo y controlando la crisis.
¿A qué se refiere cuando dice que no existe el SNAI? ¿Todo está mal?
Yo diría que un gran porcentaje está mal, no existe o está con una seria vulnerabilidad. Yo no voy a engañar al pueblo ecuatoriano. Los hombres de bien y los funcionarios de este Gobierno tenemos que hablar con la verdad.
Lamentablemente, esta es una crisis estructural. No es una crisis coyuntural, la heredamos de los gobiernos anteriores.
Pero no estaremos solamente con quejas, sino que tenemos que recuperar el efecto disuasivo que tiene que tener el Estado sobre las amenazas, sobre los delincuentes, los criminales y sobre todos aquellos que están fuera de la ley.
¿Qué hacer ante esta debilidad institucional del SNAI?
Pese a estas vulnerabilidades tenemos que imponer el orden, tenemos que imponer la soberanía del Estado en nuestros centros de privación de libertad. Esa es nuestra inmensa responsabilidad.
El Gobierno del Encuentro y el presidente de la República (Guillermo Lasso) han manifestado, públicamente, que vamos a derrotar a las bandas delictivas y que existe la voluntad política para dar los recursos suficientes para lograr esta misión.
Usted es enfático al usar términos como imponer, fuerzo y efecto disuasivo. ¿Su oferta es poner 'mano dura' en las cárceles?
La criminalidad es la que propone y ejerce la violencia. El Estado tiene la obligación y responsabilidad de tener la fuerza oportuna para imponer el orden, la ley y garantizar los derechos de la gran mayoría ecuatoriana.
Eso no es mano dura ni mano suave. Son los requerimientos del control que debe tener el Estado.
No es posible que el Estado está a la defensiva y que los agresores, los victimarios y los que están fuera de la ley tengan la iniciativa y tengan al Estado contra la pared.
¿Es momento de tomar una actitud a la ofensiva?
No. Hay que tomar las medidas que se requieran y que la situación lo amerite. Aquí nadie está hablando de excesos, hay que respetar los derechos humanos.
Hay que utilizar todos los instrumentos en el marco de la Constitución y de la ley para que el Estado ejerza soberanía sobre aquellos que intentan provocar una grave conmoción nacional y alterar el orden público poniendo en riesgo a otras personas privadas de libertad y a la sociedad en general.
¿Cuál es la influencia del crimen organizado y del narcotráfico en las cárceles?
En Ecuador se realizan, lamentablemente, todas las actividades del narcotráfico. El crimen organizado está presente en el país. Los delitos conexos del narco se reflejan en todos los elementos estructurales del Estado. Por eso, la crisis de seguridad es estructural.
Lamentablemente, en los gobiernos anteriores se destruyó y se debilitó al sistema de seguridad integral. El Estado ecuatoriano no causa efecto disuasivo frente a las amenazas.
El plan
¿Cuál será la prioridad de su gestión?
El SNAI se fundamente en dos pilares. El uno es la seguridad y el otro es la rehabilitación. Pero en estas circunstancias de crisis, tiene que haber una prioridad. Y esa prioridad es la seguridad. En el mediano plazo hay que buscar que exista un equilibrio entre la seguridad y la rehabilitación.
¿Cuáles serían los puntos clave del problema estructural que golpea a las cárceles ecuatorianas?
Creo que hay varios. Pero entre los más importantes están la seguridad, e infraestructura y tecnología. No es posible, por ejemplo, que uno o dos guías estén cumpliendo una tarea frente a 600 u 800 privados de libertad. Y todavía más que esos dos guías no tengan ni siquiera armamento.
Bajo esas condiciones es imposible ejercer la autoridad. Hay que tomar medidas restrictivas en beneficio de la autoridad, imponer un régimen dentro los centros de privación de libertad y muchos otros temas.
En el camino hay que ir armando una estrategia de mediano y largo plazo. Pero, ahora el requerimiento de seguridad es lo prioritario para recuperar el control total de los centros.
¿Qué hacer con el tema económico? ¿Ha podido hablar con el presidente Lasso sobre los recursos para tratar la crisis?
La disuasión tiene dos pilares fundamentales. El uno son los recursos, el otro es la voluntad para emplear esos medios. Si uno de los dos no existe, no existe disuasión.
El señor presidente (Lasso) tiene conocimiento claro de la situación y ha ofrecido públicamente que estos dos pilares tienen que ser asignados.
Yo entiendo y comprendo que la crisis económica del país es grave y crítica y que, por eso, hay que priorizar. Una de esas prioridades es la que estamos viviendo en los centros de privación de libertad.
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