Carlos Jijón, el vocero que llegó en plena crisis carcelaria y política
El periodista guayaquileño tiene como tarea ser el portavoz del presidente Guillermo Lasso. Antes esa representación la ejercían los ministros de gobierno o los secretarios de Comunicación.
El vocero presidencial, Carlos Jijón, durante un encuentro con los medios el 26 de octubre de 2021.
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Guillermo Lasso es el primer presidente en tener un vocero oficial, es decir, una persona cuya única función es ser el portavoz del mandatario. El abogado guayaquileño, Carlos Jijón, ocupa el cargo desde el 21 de octubre.
Su nombramiento buscaba, dijo la Presidencia, “brindar respuestas ágiles e inmediatas a la ciudadanía y a los medios sobre asuntos coyunturales, decisiones gubernamentales y temas de alto interés para el país”.
Pero el vocero presidencial no tiene rango de ministro, ni fue nombrado vía decreto. Por ello, sus funciones dentro del organigrama institucional no están legalmente especificadas, ya que el cargo como tal no existía previa su llegada.
Además, el 30 de agosto de 2021 con el Decreto 175, artículo 2 numeral 4, el mismo presidente Lasso delegó la vocería de la Presidencia a la Secretaría de Administración Pública y Gabinete, encabezada por Iván Correa.
Aunque Jijón no se considera solo vocero presidencial: "soy un consejero del Presidente", dijo el 24 de noviembre en una declaración en radio Centro.
Y agregó que no influye en la política de comunicación del gobierno, ya que esa es la función de Eduardo Bonilla, secretario de Comunicación.
Las primeras apariciones
Jijón llegó al gobierno en medio de la crisis carcelaria y para afrontar la pugna entre el Ejecutivo y el Legislativo, por las reformas económicas y las investigaciones contra el Mandatario por los llamados ‘Pandora Papers’.
Pero, la figura parece no surtir el efecto esperado. En sus contadas apariciones frente a la prensa ha sido mínima la información que ha tenido para entregar, acumulando así más preguntas que respuestas sobre el accionar gubernamental.
Su primera aparición en Carondelet fue el 26 de octubre, durante las manifestaciones del movimiento indígena.
Con los días, su vocería también se extendió a las redes sociales. La invitación a la Conaie, para una reunión con el presidente Lasso, la hizo pública desde su cuenta personal de Twitter.
Después, cuando la comisión legislativa de Garantías Constitucionales emitió un informe desfavorable contra el Mandatario y pidió su comparecencia ante el Pleno, Jijón utilizó la misma plataforma para responder a los asambleístas.
La diferencia fue que, tres horas después, la Secretaría General de Comunicación de la Presidencia tomaba las palabras textuales de sus cuatro trinos para difundirlas en forma de boletín.
Llegó la crisis
Con el recrudecimiento de la crisis penitenciaria, la vocería se mostró mas necesaria y el funcionario tuvo varias apariciones en medios locales e internacionales. El problema fue la falta de información, aunque Jijón dijo que había redactado boletines informativos sobre el tema.
La noche del 13 de noviembre de 2021, Jijón apareció frente a la prensa en Guayaquil para decir que la situación estaba totalmente controlada en la Penitenciaría del Litoral y que en la próximas horas el presidente Lasso haría anuncios importantes.
El Mandatario hizo los anuncios tres días después de la masacre y las fuerzas del orden demoraron demoraron, incluso, más tiempo en retomar el control del centro penitenciario.
Dos días después, Jijón participó en un debate en Teleamazonas, en el que dijo que la matanza en la Penitenciaría fue un acto de terrorismo, que coincidía con el escenario legislativo, negativo para el Mandatario.
Ahí el vocero presidencial solicitó paciencia ante la desinformación sobre la cantidad de muertos, heridos y desaparecidos. Además le pidió a la periodista ponerse del lado de la razón, no de los familiares de las víctimas, como ella le solicitaba. En varias ocasiones el funcionario no pudo responder las preguntas.
Las declaraciones causaron indignación en la opinión pública y el papel de Jijón en el gobierno fue cuestionado desde distintos frentes políticos y sociales.
De todas formas, el vocero presidencial atendió a una entrevista con CNN en Español, tres días después, para seguir tratando la crisis carcelaria. Insistió nuevamente en los fines políticos de la masacre carcelaria, para supuestamente intentar dañar al gobierno de Lasso.
No negó la incapacidad estatal para prevenir estas masacres. Aceptó la demora del Ejecutivo en pronunciarse sobre lo sucedido. Y por segunda vez no pudo garantizar que el Gobierno evitaría una matanza similar.
Las 'vocerías' previas
Durante la gestión de Lenín Moreno, Juan Sebastián Roldán se encargó de la vocería del Ejecutivo cuando fue designado como su consejero de gobierno. Pero la atención a la prensa en el Palacio de Carondelet tampoco duró mucho tiempo, y Roldán fue bajando su perfil con el paso de los meses.
Luego, la vocería gubernamental recayó sobre la entonces ministra de Gobierno, María Paula Romo, quien respondía prácticamente por todas las crisis del Ejecutivo, sin importar el área temática.
Durante el inicio de la pandemia esa vocería se diversificó con Alexandra Ocles, hasta que renunció por el inicio de una investigación fiscal por presunto tráfico de influencias.
En el caso de Rafael Correa, las vocerías nunca fueron necesarias, porque el entonces mandatario respondía en todas las instancias por sí mismo. Además, debido a sus enlaces sabatinos y los conversatorios casi semanales con la prensa, nunca le fue necesario recurrir a un vocero.
Mucho antes hubo también casos puntuales de funcionarios que ejercieron ese rol en determinados momentos o para ciertas temáticas, pero sin tener el cargo como tal o hacerlo constantemente.
Por ejemplo, Carlos Vera fue el vocero en el gobierno de Sixto Durán Ballén, mientras se desempeñó como ministro de Información y Turismo. Polo Barriga ocupó esta vocería cuando fue Secretario de Comunicación en la administración de Rodrigo Borja; o Heinz Moeller cuando fue ministro de Gobierno de León Febres Cordero.
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