Cansancio y desencanto: por qué los votantes ecuatorianos son tan volátiles
La ciudadanía ve con cansancio a los partidos y movimientos políticos.
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Es común escuchar que, en cada elección, el votante escoge lo contrario de lo que representa quien está en el poder. Pero ¿se trata de un vaivén entre una y otra tendencia, ciclo político tras ciclo político?
Esto depende de qué votación se observe y de qué tendencia se le asigne al partido o candidato que se mida. Aunque, esto en Ecuador es un problema de entrada.
¿Por qué? Según la última medición del Barómetro de las Américas, la mayoría de los ecuatorianos (60%) no se ubica en la escala ideológica como simpatizantes de la derecha o izquierda políticas. El 53% se cree de centro y el otro 7% no sabe.
Entrando a detalle en la autoidentificación, el Barómetro muestra un importante proceso de polarización ideológica en el país, en los últimos años. Por un lado, el porcentaje de votantes que se identifican con la izquierda ha ido creciendo gradualmente desde 2006.
Como se observa en el gráfico, esa evolución de la tendencia de la izquierda coincide con el auge y caída del correísmo.
Los simpatizantes de la derecha, en cambio, se mantienen estables hasta 2014, cuando el mismo correísmo empieza a decaer -al igual que los precios del petróleo- y, cada vez, más gente se identifica con la tendencia.
Otro dato interesante que muestra el Barómetro es el importante proceso de politización a partir de 2008, que también coincide con el fenómeno del correísmo y la llegada de la nueva Constitución porque, cada vez, son menos los votantes que no se identifican con ninguna línea política.
Pero, esto no sorprende, ya que ni siquiera los partidos y movimientos se autodefinen con claridad en ese espectro político y muchos prefieren también nombrarse como cercanos al centro, sea auto definiéndose como centroizquierda o centroderecha.
¿Qué se puede observar en los resultados electorales?
Los resultados de las votaciones presidenciales, desde el retorno a la democracia, muestran el vaivén de los escenarios políticos: izquierda, derecha, izquierda y después un largo periodo para cada tendencia.
Simón Pachano, analista electoral, dice que si bien al inicio sí había cierta votación por tendencias, esta observación es simple. Porque, además, las votaciones presidenciales son muy personalizadas y el votante ecuatoriano siempre ha sido volátil. Esta característica, dice, se ha ido profundizando en los últimos años.
El catedrático recuerda que en la década de los 80 hubo una votación estable por cuatro partidos: el Social Cristiano (PSC), la Izquierda Democrática (ID), el Roldosista Ecuatoriano (PRE) y la Democracia Popular (DP), que tuvieron permanente representación en el Congreso.
La volatilidad del voto se observaba dentro de la votación de esos mismos partidos y de otros partidos que aparecían y desaparecían, como el Partido Unidad Republicana (PUR) que, prácticamente, nació y murió con la presidencia de Sixto Durán Ballén.
Pero, de 1998 a 2002, estas fuerzas políticas pierden 20 puntos y para 2006 otros 30, mostrando la erosión del sistema tradicional de partidos.
La tendencia más fuerte que siempre ha influido en las elecciones legislativas y presidenciales ha sido el regionalismo sierra-costa, explica Pachano. Y esto fue así hasta la llegada de Rafael Correa y cambió a partir de las elecciones de 2008, para la Asamblea Constituyente.
El analista explica que la volatilidad de las elecciones se debe al rápido desgaste de los presidentes y sus partidos: el votante buscará una otra opción para las elecciones venideras, porque se desencanta. No necesariamente será otra tendencia, pero será alguien que ofrezca lo contrario a lo actual.
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