La Cancillería depura el Servicio Exterior y lo evaluará cada año
El canciller Valencia en su primer día como titular de la entidad, el 12 de junio de 2018, acompañado de varios embajadores.
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En enero la Cancillería iniciará una segunda evaluación del personal diplomático del Servicio Exterior. La primera calificación tuvo lugar este año y, de 219 funcionarios, 37 no superaron la prueba.
El embajador Alejandro Suárez, director de la Academia Diplomática, explica que este proceso se realizará cada año y es parte de los objetivos administrativos planteados por el canciller José Valencia para reinstitucionalizar la Cancillería y recuperar la profesionalización del Servicio Exterior.
Según el embajador en servicio pasivo, Mauricio Gándara, las evaluaciones son positivas para las instituciones, porque "ayudan a que los funcionarios se mantengan activos y que no se duerman en los laureles o se burocraticen".
Además, el diplomático recuerda que el Gobierno anterior duplicó el personal de la Cancillería "para dar trabajo a sus coidearios". Cuando el personal diplomático de carrera debiera ser apolítico, "para que pueda hacer las negociaciones de aquello que se ha resuelto políticamente" por los gobiernos.
El embajador Suárez había explicado ya a PRIMICIAS que es necesario contar con personal diplomático experto que pueda trabajar y guiar a las autoridades que ocupen puestos políticos en el exterior.
El embajador Gándara hace la distinción entre los cargos políticos necesarios y el personal de carrera. Afirma que el segundo, al ser profesionalizado, debe estar al margen de la decisión política, para su protección.
Por eso lamenta que, durante el Gobierno de Rafael Correa, hubo un abuso al ubicar personal político en cargos de carrera "para destruir al servicio diplomático".
¿Cómo será la evaluación?
La meta, como lo establece la Ley del Servicio Exterior, es revisar la idoneidad y el rendimiento de los funcionarios, así como estimular su eficiencia. Y, según el sistema de calificación, la escala tiene los siguientes rangos:
- Excelente (91-100).
- Muy bueno (75-90).
- Satisfactorio (65-74).
- Deficiente (51-64).
- Inaceptable (50 o menos).
Sin embargo, quienes obtengan una calificación "deficiente" podrán ser recalificados en el plazo de tres meses. Pero si no superan su nota anterior perderán automáticamente el puesto.
Quienes hayan cumplido los tiempos en cada una de las seis categorías de la carrera diplomática, podrán obtener un ascenso con una buena calificación. En esta evaluación se retoman algunos criterios del concurso público para ingresar a la carrera, como la preparación profesional y el conocimiento de idiomas.
La evaluación incluye parámetros adicionales, como presentar una monografía obligatoria anual "con contenido de actualidad y utilidad para la Cancillería"; ejercer cátedra universitaria; o publicaciones y actividades de carácter intelectual.
Los funcionarios serán evaluados por su superior jerárquico y por una comisión calificadora, designada por la Cancillería. Y entre los aspectos a sujetos a evaluación estarán:
- La regularidad en la carrera.
- Régimen disciplinario.
- Espíritu y lealtad institucional.
- Acervo cultural.
- Otros.
La reorganización del Ministerio de Relaciones Exteriores
Tras la salida de María Fernanda Espinosa de la Cancillería, el presidente Lenín Moreno decidió poner a cargo de la institución a un servidor de carrera. Así fue como José Valencia llegó a dirigir el Ministerio de Relaciones Exteriores, desde el 12 de junio de 2018.
El funcionario arribó al cargo con la idea de recuperar la Cancillería. Ya que, como lo dijo el director de la Academia Diplomática durante el gobierno de Correa la institución tuvo una gestión “improvisada, mediocre y vergonzosa”.
El presidente Moreno recibió la Cancillería con 1.787 funcionarios, 704 de ellos en el Servicio Exterior. Ahora, el canciller Valencia maneja una institución de 1.502 personas, de las que 617 están en el extranjero.
Varios embajadores de carrera renunciaron a sus cargos durante el correísmo, con el argumento de que se quería quebrar a la diplomacia para sustituirla con funcionarios políticos serviles a los objetivos partidistas de ese gobierno. Algunos de ellos han regresado y ocupan nuevamente puestos en el Servicio Exterior.
Así, además de disponer esta evaluación para el personal diplomático, a través de un sistema de calificación, el canciller Valencia también lideró la reapertura de la Academia Diplomática y el ingreso a la carrera a través de un concurso público.
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